Las firmas de investigación participan en las elecciones para exhibir sus servicios ante los anunciantes. Con la sorpresa que Trump dio a todas, ha comenzado un proceso de autoanálisis para ver cómo fue que pudieron equivocarse tanto.
Pero la otra parte de la vergüenza, dice Neff, corresponde a los que votaron a Trump, muchos de ellos incapaces de confesar a un ser humano del otro lado de la línea telefónica que planeaban votar al empresario. Ese fue un fenómeno que comenzó a percibir Trafalgar Group, una pequeña encuestadora de Atlanta durante las primarias republicanas. Y entonces desarrolló un sistema para contrarrestar el efecto. Comenzó a preguntar a la gente no por quién pensaban votar sino por quién pensaban que votarían sus vecinos. Y entonces el porcentaje de votos para Trump dio más alto que el anterior.
Usando esa metodología Trafalgar fue una de las encuestadoras que más se acercó a los resultados finales del último martes.
Raghavan Mayur, presidente de TechnoMetrica Market Intelligence, que maneja la encuesta Investor/Business Daily Tipp que es la que más se acercó a los resultados del voto popular en las últimas tres elecciones, no compra la teoría del “votante silencioso”. Su última encuesta dio a Hillary Clinton adelante con 1% de los votos en una contienda cabeza a cabeza, que resultó ser la más cercana a los resultados reales en la votación nacional.
Mayur tiene otra explicación para fundamentar las equivocaciones, y es una que tiene consecuencias directas para los anunciantes: mala calidad de los datos. “El mejor análisis del mundo no va a compensar datos de mala calidad. “Todo el mundo quiere una investigación bien hecha, pero todo el mundo quiere también una investigación que no cueste mucho dinero. Y obtienen lo que pagan”.
MetroMetrica hace solo investigaciones telefónicas con personas, no con preguntas grabadas, dos tercios a teléfonos celulares y un tercio a teléfonos de línea. Y cuando la encuesta es para una elección presidencial el control de calidad es extremo.