Posición ratificada por otros funcionarios diplomáticos y militares estadounidenses, sin que Donald Trump volviera con sus flirteos de campaña –y aún ya en la Casa Blanca- con Vladimir Putin y una supuesta relación especial. Una posición que enfrió el entusiasmo del gobierno ruso en su expectativa de reforzar los vínculos con Washington. A pesar del desorden y las contradicciones que parecen envolver al nuevo gobierno estadounidense, Rusia se ve obligada a reformular sus expectativas.
Es que la salida forzada – y las mentiras comprobadas- de Flynn, ex consejero de Seguridad Nacional, es un escándalo difícil de diluir. La acusación, comprobada por funcionarios políticos y por los organismos de inteligencia, es que durante toda la campaña electoral, Michael Flynn y otros personajes del entorno del candidato, tuvieron frecuentes contacto con diplomáticos y funcionarios rusos.
Incluso, ya se comienza a decir abiertamente que también el candidato Trump estuvo involucrado en estos contactos. Lo que da ahora mayor peso a las denuncias que, tras el hacking a los mails de Hillary Clinton y figuras de su entorno, estaba el interés de Moscú por los resultados electorales en Estados Unidos.
El tema que acapara la atención de los medios de comunicación y de los ámbitos políticos es sobre la naturaleza de esos contactos, y se busca confirmar que se habló del levantamiento de las actuales sanciones por lo de Crimea y Ucrania, un nuevo entendimiento en el plano militar y nuclear, y una retirada estadounidense de la OTAN, la alianza defensiva con toda Europa.
Fuentes de inteligencia y del Congreso, incluidos algunos locuaces republicanos, quieren saber con toda precisión quiénes estuvieron involucrados en estos contactos, los temas que se abordaron, y si hubo algún acuerdo sobre la orientación de la política exterior de la Unión, una vez con Trump en la presidencia.
Lo cierto es que Flynn le mintió al vicepresidente Mike Pence (quien no ocultó su indignación) y a todas las agencias de seguridad e inteligencia. Incluso algunos congresistas estadounidenses insisten en que se lo debe acusar y juzgar por “tración a la patria”.
En segundo plano, pero con potencial de crecimiento hay otra cuestión. ¿Cuál es la naturaleza de los vínculos comerciales y financieros del primer mandatario con Rusia?
Por si fuera poco que otra espada de Damocles cae sobre la cabeza presidencial. ¿Sabía Trump de lo actuado por Flynn durante todos esos meses previos a la elección? Es como ocurrió con el Watergate de Richard Nixon: ¿cuánto sabía el presidente?
Como reveló The New York Times, según cuatro actuales y ex funcionarios del gobierno central, los registros telefónicos y llamadas interceptadas, demuestran que integrantes del equipo de campaña y otras personalidades del entorno de Trump, tuvieron repetidos contactos con miembros de las agencias de inteligencia rusas, antes de la elección. Según la versión del Times, los rusos estuvieron detrás del hackeo a cuentas para influir en el desarrollo y el resultado de la campaña, con pleno conocimiento del elenco de Trump.
La actual crisis tiene un enorme potencial de crecimiento. Como dijo el ex diplomático James Bruno, es un asalto cuidadosamente planeado contra la democrática forma de gobierno del país, en la forma de un gigantesco ciber robo de información que luego fue distribuida y revelada oportunamente, según las necesidades de la campaña.
Bruno cita el informe donde 17 agencias de inteligencia estadounidenses, de modo unánime, concluyen que Putin ordenó durante 2016 una campaña de influencia para erosionar la fe pública en el proceso democrático, denigrar a Hillary Clinton y dañar sus perspectivas presidenciales.
Esto explica el desencuentro y la hostilidad entre Trump y los organismos de inteligencia que, supuestamente debe conducir.