Cerca de 50 bares, decenas de bartenders, centenares de tragos a precios promocionales, clases maestras, talleres únicos, eventos pop up, recorridos de bares, charlas culturales y degustaciones. Si la gastronomía fuese una novela, el capítulo que se está escribiendo hoy, en el mundo y en la Argentina, es el de la coctelería.
La coctelería es mucho más que una mezcla de bebidas. Es un hecho cultural relacionado con la historia, el presente y el futuro, es industria y trabajo, es turismo y es encuentro. Es una presencia que atraviesa la ciudad en múltiples escenarios. En sus bares y restaurantes, en los hoteles y en los hogares, en la televisión y en la radio, en los libros y en las revistas. En encuentros de amigos y en fiestas, en la previa de un asado y como relax de after office.
Es por eso que este evento, tan ligado a las raíces de nuestra identidad, se consolida y deja su marca en el calendario porteño.
Ya se sabe: Argentina tiene una larga tradición en la materia. Entre las décadas de 1930 y 1960, bartenders como Santiago “Pichín” Policastro (autor del icónico libro Tragos Mágicos), Rodolfo San, Manuel Otero “Manolete” Rey (recordado por la pantalla de Buenas Tardes Mucho Gusto), Raúl Echenique, Enzo Antonetti y Eugenio Gallo, entre muchos otros, pusieron a la coctelería nacional en el podio mundial. Hoy, una nueva generación de bartenders reedita aquella época de oro, con personalidad propia. No se trata de copiar un momento pasado, sino de darle nueva vida, nuevas formas e ideas, definiendo una escena única y cosmopolita.