Buenos Aires y la redefinición del lujo

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Fue la pequeña París de América latina, una de las capitales del lujo en la primera mitad del siglo XX. ¿Puede volver a serlo? Por supuesto, aunque en realidad, nunca pasó de moda y continúa siendo una ciudad europea y latinoamericana al mismo tiempo.

Por Alexandra Royere (*)

 

Buenos Aires tiene además una larga tradición de excelentes artesanos, sobre todo en orfebrería y confección de cuero. Los artesanos contemporáneos son clave para generar marcas de lujo.

Europa, el continente en donde el lujo es considerado el “Silicon Valley” y representa 17 % de las exportaciones, entendió el rol estratégico de los artesanos combinando la creatividad y la innovación.

En países como Francia, Italia y España, las grandes empresas del sector – a veces en alianza con el sector público- están desarrollando programas para formar jóvenes artesanos contemporáneos que son claves para la industria del lujo, en marroquinería así como en otros “Metiers d’Art“.

En la Argentina, la falta de estabilidad social y económica a lo largo del siglo XX no contribuyó a que los artesanos y sus productos se pudieran consolidar en marca estable en el tiempo, a pesar de su excelente calidad. Y varios desaparecieron sin transmitir su “know how” a las nuevas generaciones.

Hoy en día, el mundo asocia el lujo argentino principalmente con una actividad deportiva, el polo. El caso de la Casa Fagliano, reconocida por fabricar las mejores botas de polo en el mundo, es único. Esta familia de artesanos, que ya está en su quinta generación, logró elevar su maestría en la confección a la categoría de arte y hoy tiene como clientes al rey de España, el Príncipe Carlos de Inglaterra y el Sultán de Brunei. Sin embargo, muy pocas marcas del mismo rubro pudieron insertarse en el mercado internacional.

Es sólo en las últimas décadas que se desarrollaron en nuestro país nuevas experiencias de lujo combinando el estilo sofisticado urbano con el lifestyle de campo que el mundo nos envidia. Algunos ejemplos en este sentido son las estancias y hoteles argentinos así como la elaboración del vino. Se abre así una oportunidad para impulsar las experiencias de lujo en el sector turístico aprovechando el exquisito trabajo de nuestros artesanos y el “savoir faire” para conquistar el mundo.

El lujo está asociado con la excelencia, la exclusividad y la innovación. Detrás de cada producto, se encuentra la combinación del trabajo del artesano con la creatividad del diseñador, que dotan de un valor excepcional al material que le da origen. Cuando una marca de lujo deja su huella, su sello particular, es que alcanzó su objetivo principal, trascender con objetos “para la vida”.

Buenos Aires es una ciudad sofisticada y creativa, una mezcla única de Europa y América latina. Esta ciudad tiene todavía la oportunidad – desde lo público y lo privado- de potenciar su tradición de artesanos y diseñadores, promover su trabajo conjunto para enamorar con marcas y objetos que emocionen y perduren para toda la vida.

(*) CEO de Solantu, una marca de marroquinería de lujo sostenible de Grupo Insud

 

 

 

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