May presentó el mes pasado el “Immigration Skills Charge” (Costo por inmigración calificada) con el cual las empresas se ven forzadas a pagar una “multa” anual anual por cada inmigrante no europeo que empleen. Lo recaudado se utilizará en capacitar a ciudadanos británicos.
En Inglaterra ya se pagaba, la mitad, por cada extranjero no europeo empleado. La disposición de duplicar el pago figura en la manifiesto del Partido conservador publicado en la mañana del martes.
“La inmigración calificada no debería ser una forma de que el gobierno o las empresas eviten sus obligaciones de mejorar las habilidades de la fuerza laboral británica”, explica la medida. Por eso sube la tasa a pagar, de 1.000 a 2.000 libras anuales.
“La inmigración descontrolada”, explicó May en conferencia de prensa, “tiene un impacto en los servicios públicos y en la población de menores ingresos al restar salarios y empleo.
El manifiesto promete reducir la inmigración neta a Gran Bretaña en muchos miles de personas al año. Esta promesa había sido hecha en primer lugar por el ex primer ministro David Cameron cuando los conservadores estaban en la oposición-
Empresarios y altas figuras de su propio gobierno instan a May a abandonar la promesa. George Osborne, ex ministro de economía y actualmente director del diario Evening Standard, dijo que es una decisión “políticamente disparatada y económicamente analfabeta” .
May rechazó la posibilidad, sugerida por Boris Johnson, de poner un límite también al número de estudiantes extranjeros que ingresan al país para estudiar en las universidades. Tal vez sea porque los estudiantes extranjeros pagan sumas altísimas por el derecho a asistir a clase y, al revés, a los trabajadores se les paga.
La Primera Ministro también rechazó comparaciones con margaret Thatcher y dijo que su gobierno no va a “virar ahcia la derecha”. No existe, dijo, un 2may-ismo” sólo “buen, sólido conservadurismo”