Si estás comenzando tu primer empleo, calculá cuánto te cuesta vivir todo el mes y cuánto podés ahorrar. Conviene hacer eso en tres columnas: la primera para poner el monto del sueldo neto; en la segunda poner los gastos fijos y en la tercera, los gastos a discreción, o sea, cómo decidís gastar el dinero que te sobre, si es que te sobra: cine, teatro, cenas afuera, etc.
Si alquilás un departamento, deberá ser uno que esté a tu alcance. Eso quiere decir que te cueste menos de 30% de tu ingreso bruto. Porque el alquiler no es el único costo en que vas a incurrir. Además están los costos de mantenimiento: están las expensas y los servicios. Todo eso infla el costo mensual.
Si comprás un auto, también deberá ser uno que esté a tu alcance. Si comprás uno caro, todo va a ser más difícil. Lo mejor en esta etapa es comprar uno usado. O no comprar nada y usar el transporte público. El lujo del auto se puede dejar para más tarde. Además, con la saturación de autos que hay en las ciudades, lo mejor es ir abandonando la idea de tener cuatro ruedas exclusivas para vos.
Si te casás, hablá de dinero con tu pareja antes de realizar la ceremonia. Es importante clarificar antes cuáles son las metas como pareja, cuánto gasta cada uno en sí mismo, cuánto debe cada uno y cuántos ahorros, si existen, tiene cada uno.