Expertos internacionales de primer nivel, como Francis Fukuyama y Rick Waddell, exploraron durante el segundo día de la Conferencia CAF las oportunidades que se le presentan a América Latina en un contexto signado por la disrupción tecnológica y la lucha contra la corrupción.
“Estados Unidos, el principal socio comercial de América Latina, no está asumiendo el papel de liderazgo económico y político que ha ejercido en los últimos 60 años, pero actualmente no existe otra potencia que pueda llenar ese vacío, por lo que la única solución para la estabilidad global es que vuelva a ocupar esa posición”. Esta es una de las conclusiones a las que llegó el académico de la Universidad de Stanford Francis Fukuyama durante la 21 Conferencia CAF, celebrada en Washington DC el 6 y 7 de septiembre, organizada por CAF –banco de desarrollo de América Latina-, junto al Diálogo Interamericano y la OEA.
Entrevistado por Susan B. Glasser, columnista en jefe de asuntos internacionales de Politico, Fukuyama también aseguró que existen una serie de elementos comunes a todas las regiones en el mundo, como la creciente desigualdad, la corrupción, la vulnerabilidad de la clase media o la desconfianza hacia las élites políticas que están configurando un nuevo proceso histórico.
En cuanto al impacto de la nueva administración estadounidense en América Latina, Rick Waddell, viceasesor de Seguridad Nacional del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU, abogó por una relación entre EE.UU y Latinoamérica basada no tanto en los intereses particulares sino en los frentes comunes que se deben combatir, como el narcotráfico, el crimen organizado o la corrupción.
Sostuvo además, que para que fluya más inversión extranjera hacia Latinoamérica es importante que las reglas del juego estén claras a nivel institucional y que sean sostenidas durante periodos de tiempo largos. “La idea es que haya reglas persistentes y estandarizadas”, dijo Waddell.
Transparencia y rendición de cuentas
La conferencia abordó las medidas que pueden adoptar los gobiernos nacionales para reducir la corrupción que acecha a buena parte de los países de la región, que genera pérdidas estimadas de US$ 142.000 millones, o del 3% del PIB latinoamericano.
“Actualmente en América Latina hay más corrupción y es más visible. Tenemos un fenómeno no deseado del boom de commodities, como un mayor flujo de dinero para la corrupción”, afirmó Ana María Sanjuán, asesora senior de la Dirección de Análisis Económico y Conocimiento CAF.
Melina Castro Montoya Flores, fiscal general de Brasilia, expuso algunas medidas funcionales que se han implementado para combatir la corrupción como eliminar jerarquías en la fiscalía, lo que permite actuar de forma independiente para llevar a cabo las investigaciones necesarias. “Solo las reformas estructurales y sistémicas lograrán que logremos alcanzar el nivel de desarrollo que deseamos tener”, dijo Montoya.
Para Laura Alonso, secretaria de Ética Pública de la Oficina Anticorrupción de Argentina, es posible combatir efectivamente la corrupción. “Hay que construir puentes para prevenir la corrupción, instituciones y controles efectivos, porque perseguir este problema es muy complejo. Es como cualquier enfermedad: es mejor prevenirla”, sostuvo Alonso.
La nota positiva la aportó Eduardo Engel, presidente, Consejo Asesor Presidencial contra Conflictos de Intereses, Tráfico de influencias y corrupción de Chile, quien aseguró que “cada vez hay más fiscalías independientes que hacen su trabajo eficientemente y eso está dando sus frutos”.