domingo, 24 de noviembre de 2024

Dos teorías sobre el efecto de los huracanes

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Una, que causan recesión; otra, que causan reactivación. Ni lo uno ni lo otro.

Las imágenes de devastación que dejó el huracán Harvey apenas están desapareciendo de las pantallas de televisión mientras Irma espera para dejar las suyas y ya es escuchan teorías sobre el “repunte económico” que se puede esperar de la reconstruccion de Houston.

Además del fenomenal sufrimiento humano, la destrucción en Houston representa una enorme pérdida de riqueza nacional. Algunos cálculos la sitúan en US$ 20.000 millones. Según algunos caprichosos cálculos de PBI, las obras para reconstruir Houston podrían resultar en una recuperación temporaria de la tasa de crecimiento. Pero eso no es lo mismo que una mejora verdadera.

Nada más útil para refutar esta posición que la “falacia de la ventana rota” una creación del economista francés Frédérik Bastiat para tirar abajo un mito económico. En su parábola, el hijo de un comerciante rompe la vidriera de su padre jugando a la pelota. Según la teoría económica imperante en el momento, la ventana rota era, en realidad, algo bueno porque significaba que el comerciante tendría que pagar a un vidriero la reposición del vidrio. El vidriero, a su vez, podría usar ese nuevo ingreso para comprar un par de zapatos, y el zapatero gastaría ese dinero, etc. El ciclo continúa y la economía se ve estimulada.

 

Pero Bastiat advirtió: “uno llega a la conclusión , como ocurre muy a menudo, que romper vidrieras es algo bueno, que genera la circulación de dinero y que el resultado lógico es el fomento a la industria”.

 

No obstante, señala Bastiat, eso deja afuera un cálculo fundamental: “¿Qué habría hecho el comerciante con el dinero si no hubiera tenido que comprar una ventana nueva? Lo que olvidan los defensores de la ventana rota es los elementos que no se ven. No se ve que nuestro comerciante tuvo que gastar seis francos para volver al estado económico que tenía antes de que la ventana se rompiera; en consecuencia, no queda más rico, tiene seis francos menos.”

 

Reconstruir Houston no va a crear riqueza nueva; simplemente va a reponer lo que se perdió. Nunca sabremos lo que se podría haber logrado con el dinero gastado en Houston si no hubiera existido la necesidad de reconstruir la ciudad. Este razonamiento sale a la luz, no para dejar de hacer lo necesario para ayudar a los damnificados a recuperar la vida que tenían sino para refutar la idea que circula entre muchos liberales norteamericanos de que el gasto del gobierno no tiene costos. Sea que hablemos de gasto en infraestructura, en bienestar social o cualquier otro proyecto del gobierno, muchos no entienden que muy poco de ese gasto produce riqueza nueva. Si el gobierno le saca al comerciante para darle al vidriero, simplemente está moviendo el dinero de un lugar a otro, No es eso una receta para la prosperidad económica.

 

Pero tampoco son tan malos

 

Algunos podrían pensar que el daño mismo va a provocar una recesión. Otros toman la posición contraria y piensan que los esfuerzos de reconstrucción podrían ayudar a la economía. Ninguna de las dos posiciones es correcta, Por sí mismas, las tormentas no can a desviar a la economía del camaino trazado.

 

Las pérdidas nunca van a ser completamente recuperadas, pero el tamaño mismo y la flexibilidad del sistema capitalista norteamericano permite que los recursos sean dirigidos hacia la recuperación. El sistema de precios es lo que logra esto. Mientras algunos creen que no se deben obtener ganancias de un desastre, son esas ganancias las que permiten que en un plazo relativamente corto se produzca la recuperación económica general.

Algunos estiman que el daño del huracán harvey podría aproximarse a los US$ 108.000 millones que significó el Katrina en 2005, muy por encima de los US$ 75.000 del Huracán Sandy en 2012.

Ninguna de esas tormentas anteriores causó una recesión pero a la vez los datos muestran que tampoco generaron una verdadera aceleración en el crecimiento. El PBI real creció 4,9% al año en el primer trimestre de 006 después de Katrina pero nunca se aceleró por encima de 3% en los dos primeros trimestres después de Sandy.

En periodos de seis y nueve meses antes y después de esas tormentas, las tasas de crecimiento fueron parecidas

OO sea que es difícil separar el impacto de Katrina o de Sandy del ruido estadístico normal. Estados Unidos creció más de 4% al año en el primer trimestre de 20054 y en el tercer trimestre de 2014, sin un gran impacto causado por el clima. 

Antes de Harvey, el consenso en el mercado era que las automotrices venderían autos y camiones livianos a una tasa anual de 16,6 millones en agosto. Pero en la primera semana de septiembre reportaron que solo habían vendido a razón de 16,1 millones. Harvey golpeó una zona que representa casi 5% de la demanda de autos en Estados Unidos y duró 20% del mes de agosto. Eso sugiere que el huracán redujo aproximadamente 1% de las ventas a nivel nacional en ese mes. Las automotrices deberían recuperar esas ventas en los próximos meses. Además, hay informes según los cuales quedaron destruidos unos 500.000 autos, que también van a generar ventas adicionales en los próximos meses. Esas ventas podrían contribuir a elevar las cifras del PBI hacia finales del año o principios del próximo, pero solo representan una demanda que podría haber aparecido en otros sectores. La lección que nos queda es que estos desastres, si bien constituyen una tragedia en muchos sentidos, no alteran el rumbo de la economía norteamericana.

 

 

 

 

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