En Extreme Cities, Ashley Dawson dice que en las ciudades es donde más se sufre el cambio climático, que son las que más aportan carbono a la atmósfera y las que más sufrirán el aumento del nivel de los mares.
Hoy, la mayoría de las mega-ciudades del mundo están ubicadas en zonas costeras y sin embargo muy pocas están preparadas adecuadamente para las inundaciones que serán la amenaza creciente de sus costas. Muchas continúan construyendo impresionantes edificios o instalaciones fabriles junto al mar. Eso no solo aumenta las emisiones de carbono sino que pone en riesgo a la gente cuando suba el nivel del mar.
El libro de Dawson ofrece un retrato alarmante del futuro de las ciudades del mundo. Es una investigación excepcional de la vulnerabilidad de las ciudades en la era del caos climático. Nos sentimos, dice, seguros y protegidos en medio de nuestras áreas urbanas, pero como lo demuestran las tormentas y tornados de los últimos años, estos desastres no hacen más que poner al descubierto las desigualdades sociales que fracturan la civilización.
A menos que los ciudadanos y los gobernantes encaren una profunda reconceptualización de la ciudad el futuro urbano es oscuro. La solución podría estar no en los imponentes proyectos tecnológicos sino en cambios profundos que permitan una sociedad más justa y equitativa.
