El Papa Francisco ha dado órdenes de prohibir el consumo y la venta de cigarrillos dentro del Vaticano a partir de enero 2018 por preocupaciones de salud.
Greg Burke, el vocero del Vaticano, dijo en un comunicado que la Santa Sede no puede seguir cooperando con una práctica que claramente está dañando la salud de tanta gente. Citó las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud según las cuales el fumar provoca más de siete millones de muertes por año en todo el mundo.
A los 5.000 empleados del vaticano, y también al personal retirado, se les permite comprar cinco cartones de cigarrillos por mes en una tienda libre de impuestos instalada en una antigua estación de ferrocarril y que sólo abre sus puertas a quienes tienen un pase.
Pero todos los empleados que no fuman venden los cigarrillos que les corresponden a familiares y amigos fuera del Vaticano a precios inferiores a los que se pagan en la calle. O sea, eso es un negocio que genera jugosos ingresos a la Santa Sede.
Burke dijo también que la venta de cigarros no está prohibida porque su humo no se inhala. Reconoció que la venta de cigarrillos ha sido una fuente de ingresos pero, “ninguna ganancia puede ser legítima si se cobra vidas”.
Con esta decisión el Papa sin duda suma enemigos nuevos dentro del Vaticano.
