Olivia Goldhill, columnista especializada en temas de filosofía y psicología, escribe en Quartz lo que puede definirse como una reivindicación histórica de la astrología, durante tanto tiempo vilipendiada por quienes la acusan de difundir falsedades.
El mundo se divide, dice Goldhill, en aquellos que aman la astrología y los que la odian. Los escépticos la tachan de simplista y falsa. Es cierto que es fácil burlarse de la idea de que todos los astros del universo se alinean para decirnos qué tipo de romance debemos buscar o si hoy es un buendía para comenzar una dieta.
Pero parece imprudente pensar que la astrología, que se practica desde que el mundo es mundo, es una soberana patraña. Hay mucha gente inteligente que disfruta con la astrología. Hay una cosa que aceptan tanto los escépticos como muchos de lsos fanáticos: la ciencia que sostiene la astrología está equivocada. El mes en que nacemos no determina nuestra personalidad y los movimientos de lsos astros no deciden nuestro destino personal.
Los estudios científicos han refutado estos argumentos. Pero criticar la astrología porque sus argumentos científicos han sido desmentidos es un recurso equivocado. Lo que importa es que la gente encuentra sentido en el sistema de pensamiento. “La astrología se practica desde que existen registros de la civilización,” dice Laura Andrikopoulos, profesora de Astronomía y astrología en la Universidad de Wales Trinity Saint David.
“Al intentar entender esa práctica, no suponemos que sea verdadera o falsa. Miramos lo que los seres humanos hacen y qué significados obtienen”. Una forma de mirar la astrología es como una herramienta para el autoconocimiento. Cuando se le asignan categorías a la gente se la está invitando a autoevaluarse para entender si encajan o si se desvían de ese tipo. Y lo hacen por una buena razón: nadie encaja perfectamente en los casilleros, ningúan test de personalidad puede captar a cabalidad las complejidades de nuestro carácter. Eso no significa que las evaluaciones, aunque sea las más tontas, nbo sean valiosas, dice la académica.
Conocer, por ejemplo, sobre los astros que gobiernan nuestras emociones, puede instarnos a reflexionar sobre nuestras tendencias emoticas para ver si encajamos en la descripción astrológica. Y esa reflexión tiene su valor. La atribución que hace la astrología de características personales a fuerzas externas facilita la honesta evaluación de nuestras propias cualidadess, tanto negativas como positivas. La creencia de la astrología en que los rasgos de la conducta individual están ligados al cosmos puede sonar estúpida, pero ideas parecidas suenan más respetables en boca de pensadores bien considerados, desde Platón a Jung.
Si bien cada escuela de pensamiento tiene sus matices diferentes esos campos filosóficos se influencian entre sí. En opinión de Nichlas Campion, la astrología se inspira en en la corriente filosófica que nos llega desde la Antigua Grecia. Su foco en el poder de las fuerzas externas invita a la gente a tomar conciencia de sus limitaciones (que están determinadas por los planetas), y también a responder a esas limitaciones.
Campion compara esta idea con la creencia de los filósofos estoicos de que la vida está determinada por factores incontrolables, tales como dónde nacimos o de quiénes. La astrología, además, habla de la universalidad de las experiencias. Es tranquilizante pensar que una gran cantidad de personas se relaciona con los mismos perfiles zodiacales y por eso atraviesan las mismas angustias emocionales. Este aspecto de la astrología atrajo también al psicoanalista Carl Jung, quien estudió los signos del zodíaco y cuyo trabajo sobre “el inconsciente colectivo” comparte algunas ideas astrolóticas sobre la conexión entre el individuo y el universo.
La idea de que el individuo es un reflejo de un universo más grande, se remonta a Platón, quien escribió que las almas individuales están formadas de los residuos de un alma universal, que cada alma tiene una estrella que la acompaña y, a la hora de la muerte, un alma justa retorna a su estrella compañera.
De la misma manera en que mucha gente respeta a Platón sin creer específicamente en sus ideas sobre las estrellas y las almas, es posible encontrar valor en algunos aspectos de la astrología sin suscribir cada detalle. Claro, también está la parte negativa de la astrología. Así como la medicina alternativa podría llevar a la gente a optar porcconductas sanitarias peligrosas, una interpretación demasiado literal de la astrología podría crear una ausencia de voluntad, dejando a la gente pensando que la vida está controlada por los caprichos de los planetas.
Hay formas positivas y negativas de interpretar cualquier escuela de pensamiento y, a pesar del menosprecio de los escépticos, también hay una forma inteligente de relacionarnos con la astrología. Si los planetas moldean o no nuestra personalidad o nuestras experiencias es totalmente irrelevante. La astrología es una forma de dar significado a la vida, dice Campion. Y eso tiene una gran importancia.