Una investigación realizada conjuntamente por varias universidades norteamericanas (la de Harvard entre ellas) muestran que las empresas manejadas por sus fundadores son menos productivas que las que son manejadas por ejecutivos que no iniciaron el negocio.
Los investigadores analizaron datos recogidos por el World Management Survey sobre más de 13.00 empresas de medianas a grandes en 32 países. Las firmas conducidas por las personas que las fundaron son 9,4% menos productivas y mostraban menos excelencia gerencial.
Una de las revelaciones: 50% de los fundadores todavía controlaban sus compañías tres años después de fundarlas. Cuatro años después el número se había reducido a 40% y para el momento de la OPI quedaban solo 25% de los fundadores.
En parte esto se debe al financiamiento. Los inversores se resisten a invertir en una empresa fuertemente dependiente de una sola persona y muchas veces insisten en que haya un CEO externo como condición para invertir.
Pero el poco éxito de los fundadores como Ceos se debe también a una cuestión de personalidad. La razón por la cual la gente funda empresas es el deseo de trabajar libre de ataduras y para hacer las cosas a su manera. Eso, a veces, significa que toman decisiones gerenciales poco acertadas.
Además, consideran a sus empresas como hijas y les cuesta ceder el control y dejar que la criatura crezca.