Un grupo formado por nce científicos de Australia, Reino Unido, Hungría, México, Nigeria, Tailandia, Dinamarca, Francia, Sudáfrica y Estados Unidos propuso, en un artículo publicado en la revista Nature donde constatan que las ciudades son las principales responsables y las principales víctimas del cambio climático, lo que exige una respuesta científica.
La ciencia dicen, debe desempeñar un papel más importante en las prácticas y políticas urbanas y encarar estudios a largo plazo sobre los climas urbanos y sus impactos. Sometidas a inundaciones, sequías, incendios forestales y otras catástrofes naturales que el calentamiento global trae consigo, las grandes ciudades pueden sufrir en los próximos 15 años daños estimados en 4 billones de dólares. Por eso fijan prioridades para que las investigaciones científicas puedan ayudar a corregir los efectos del cambio climático.
En primer lugar, dicen, es necesario obtener más dato de satélites y drones para hacer el seguimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero en las habitaciones, fábricas y calles. También es necesario inventariar los residuos de metano, ozono, hollín de carbón o aerosoles perjudiciales para comprender mejor el impacto urbano en el medio ambiente y establecer medidas correctoras. Para realizar esto, será necesario crear una red mundial de observatorios urbanos que permitan compartir informaciones y experiencias.
Es necesario luego hacer estudios comparativos para comprender mejor cómo las ciudades y las actividades humanas interactúan con el clima.
Finalmente habrá que combinar disciplinas científicas para obtener una visión de conjunto de las ciudades y comprender las relaciones que se producen entre la disposición de las infraestructuras, las desigualdades sociales y la resiliencia (capacidad de la población de sobreponerse a la adversidad).
Para todo ello será necesario financiar nuevas investigaciones que agrupen por un lado a los científicos, por otro a los políticos y por último a los agentes sociales (asociaciones de vecinos, de empresarios). También recomiendan que cada ciudad se dote de un consejo científico parecido al que ya existe a nivel de ministerios estatales.