Ahora se sabe – gracias a un informe del New York Times — que cuando los usuarios de Facebook se enteraron gracias al episodio Cambridge Analytics que en su apuro por crecer la compañía había permitido a una empresa política ligada a Trump el acceso a la información personal de millones de personas, Facebook intentó desviar la culpa y esconder la dimensión del problema.
Y que cuando eso falló, la compañía pasó al ataque.
Mientras Zuckerberg se pasó todo el año pasado en un tour de disculpas, la COO de Facebook, Sheryl Sandberg, supervisó una agresiva campaña de lobby para combatir a quiener los criticaban, desviar el enojo del público hacia compañías rivales y repeler regulaciones.
El diario informa que la red social contrató a una firma de investigaciones de orientación republicana para desacreditar a los que protestaban en su contra ligándolos, entre otras cosas, al financista George Soros.
Patrick Gaspard, presidente de la Society Foundations de Soros, ha dicho que la estrategia es engañosa y peligrosa. En carta a Sandberg, escribió: “Es lamentable ver cómo usted no logró monitorear el odio y la desinformación en la plataforma de Facebook. Saber ahora que trabajó activamente para promocionar esas distorsiones es algo que se pasa de la raya”.
