La guerra comercial de Estados Unidos parecía, en principio, que era contra todo el mundo. Pero ahora aparecen otros indicios. Hubo acuerdo con sus vecinos, Canadá y México. Hay un camino de negociación planteado con la Unión Europea y con Japón. Pero queda China, donde no hay progresos sino al contrario, intenciones de agudizar la guerra comercial hasta un punto donde toda negociación es imposible.
A la luz de este desarrollo, aparecen nuevas opiniones. El comercio es una forma de enmascarar la realidad. El verdadero eje –dicen algunos sinólogos– del conflicto es la intención de EE.UU. de frenar el impetuoso avance científico, tecnológico (en especial en inteligencia artificial) y militar de China. Para que la nueva superpotencia no tenga chance de alcanzar o de superar a Estados Unidos.
Hay quienes sostienen que esta estrategia hubiera sido eficaz hace diez años. Pero no ahora, cuando mucha agua ha corrido bajo el puente. Entretanto, Beijing viendo los movimientos de todos los actores, sospecha que puede quedar aislado, y renueva vínculos con Rusia, India y otros países asiáticos.
La famosa “opción nuclear”. En este contexto, aparecen los que afirman que China tiene un arma inmensa en su poder: es el principal tenedor de bonos y títulos de la deuda estadounidense, por un monto que supera US$ 1,2 billones. La pregunta es qué pasaría si China deja de comprar deuda estadounidense, o peor aún, si decide un día lanzarla al mercado abierto, provocando un enorme descenso en su valor y provocando una corrida generalizada de deuda de ese país. Algunos comentaristas se entusiasmaron con la posibilidad. Pero están en clara minoría. El argumento en contra transita por este camino.
Primero, China no tiene intención de auto infligirse un daño importante. Pero además, en el supuesto negado que procediera de esa forma, no sería una catástrofe financiera para EE.UU. Es que el planteo inicial no es valedero. China no es un banco; no le ha prestado ese dinero a Estados Unidos. Solamente es el tenedor más grande de deuda estadounidense. La adquisición de esa deuda fue un elemento clave en su estrategia de crecimiento económico.
Antes y después de la crisis de 2008, los excedentes comerciales chinos eran inmensos. Tanto que hubieran llevado obligatoriamente a una revaluación del yuan, si hubiera habido comercio libre de la moneda. Lo que hubiera significado una desventaja en el plano comercial. Por eso, lo que hizo Beijing fue pegar el valor del yuan al del dólar. Para eso, adquirió títulos y valores del Tesoro estadounidense. Esto es lo que Trump llama “manipulación de la divisa china”. Por último, si China decidiera liquidar esos títulos, la Reserva Federal estadounidense es el único actor mundial que puede comprar más que todo lo que China pueda vender