Los que llegaron para quedarse

    Carlos Eduardo Sant´Anna, director de la empresa brasileña Sadia Trading Sur, instalada desde el año pasado en la Argentina, da testimonio de la renacida confianza de sus compatriotas en el Mercosur como un instrumento duradero, presente en las transacciones entre empresas y no sólo en la retórica entre gobiernos.

    “Hay un ejemplo claro en el sector automotriz. Brasil casi no tenía relación con los automóviles franceses, y gracias al Mercosur, Renault se instaló en nuestro país. Anteriormente sólo había un dealer importador. Ahora, con la radicación formal de Renault, ya existen autopartistas locales que fabrican y venden piezas de la marca, no sólo allá, sino en el mercado argentino”, explica Sant´Anna.

    Sadia es uno de los grandes consorcios brasileños que durante el último año decidieron instalarse en la Argentina con la filosofía de llegar para quedarse. Otro ejemplo notorio es el grupo Amil (medicina prepaga, tickets de almuerzo, seguros) que desembarcó hace cinco meses y ya duplicó la inversión que había previsto inicialmente.

    El caso de la cervecera Brahma es paradigmático. Lleva invertidos US$ 20 millones que son apenas una muestra de sus planes para el futuro: una planta en Luján que le demandará un desembolso de US$ 100 millones, y un presupuesto anual de US$ 30 a 40 millones en marketing y publicidad.

    Pero no todas son rosas en la ruta Brasil-Argentina. Empresarios brasileños consultados por MERCADO señalaron que, entre las principales dificultades que enfrentan en el medio local (sobre todo los que operan con productos de consumo masivo) es el estiramiento de los plazos de pago por parte de sus clientes, la necesidad de estrechar los márgenes de ganancia para encontrar un lugar bajo el sol en el mercado local, y la creciente presión fiscal. Los más grandes han comenzado ya a discutir la idea de sumar fuerzas -formal o informalmente- para aumentar su poder de negociación política. Contarían, para ello, con la formidable palanca de los US$ 2.000 millones que, según estimaciones de expertos, podrían invertir los brasileños en la Argentina durante los próximos dos o tres años.