Cada vez más estrellas

    La inversión en la Argentina parece manifestarse en
    oleadas. Una actividad se dispara y genera multitud de proyectos,
    compras y fusiones para luego, mansamente, dejar espacio a otra.
    Así viene sucediendo con la banca, la industria automotriz,
    los supermercados, los medios de comunicación y el sector de
    los alimentos. El turno, ahora, es de los hoteles.

    En la Argentina hay actualmente US$ 500 millones en capitales
    destinados a la remodelación o construcción de
    habitaciones, según las cifras oficiales. Y los anuncios de
    inversión son tan abundantes como las noticias sobre el
    desembarco de cadenas internacionales. “Este es un mercado en el que
    está todo por hacerse. La situación de la
    hotelería es la misma que la de las telecomunicaciones diez
    años atrás”, confirma el presidente de una de las
    compañías recién llegadas.

    El sector muestra inequívocos signos de buena salud:

    En 1997 facturó US$ 2.291 millones y su
    participación en el PBI pasó de 0,3% en 1986 a 0,6% en
    1997.

    En el mismo período creció a un ritmo anual de 4,9%
    (frente al promedio nacional de 3,1%).

    En los últimos siete años sus precios aumentaron
    152% (mientras la media general fue de 63%).

    En 1997 recibió 4,5 millones de turistas extranjeros, lo
    que permitió que la tasa de ocupación de los cinco
    estrellas llegara, en Buenos Aires, a 77%.

    Uno de los datos más significativos del comportamiento del
    sector es la transformación de la demanda externa. Si bien los
    años ´80 exhibieron una tasa de crecimiento del ingreso de
    turistas superior a la de esta década (11,3% frente a 8,1%),
    el factor de mayor peso fue, entonces, la visita de viajeros
    provenientes de los países limítrofes.

    Los viajes de negocios marcaron, en cambio, la tónica de
    los últimos años. Así, mientras la tasa de
    crecimiento de viajeros del resto del mundo saltó de 8,1% a
    14% entre 1989 y 1996, la de los provenientes de países
    vecinos cayó de 12,2% a 6,1% en ese mismo período. La
    temporada 1997/98, por ejemplo, registró un incremento de
    visitantes europeos y estadounidenses de 10%, una tasa notablemente
    superior al promedio de 7,7%.

    Para el economista Juan Llach, autor del último informe
    sectorial de la Federación Empresaria Hotelera
    Gastronómica, “ha habido un notable desplazamiento en la
    calidad del turismo a favor de agentes de mayor poder
    económico”.

    Desde su punto de vista, los próximos cinco años
    serán los del despegue de la hotelería en la Argentina.
    “Puede tener algún retraso si se agrava el shock
    asiático, pero es un proceso que ya está lanzado y que
    tiene todos los indicadores a su favor”, señala. Según
    sus cálculos, en lo que queda hasta el 2005 el sector
    crecerá a un ritmo de 6% a 10% anual (ver cuadro).

     

    Sueños caros

    En la ciudad de Buenos Aires hay 11 hoteles cinco estrellas en
    funcionamiento, tres más en construcción y otros tantos
    proyectados. Y lo cierto es que, aún así, la demanda
    sigue superando a la oferta.

    “Tras la inauguración del Park Tower del Sheraton, en
    noviembre de 1996, se demostró que el mercado está
    lejos de encontrarse saturado. En un primer momento pensamos que la
    apertura nos afectaría, pero la realidad fue que el mercado lo
    absorbió sin problemas, a tal punto que en 1997 y 1998
    aumentamos tanto la tarifa como el índice de
    ocupación”, se entusiasma Cees Houwelling, director general
    del Park Hyatt.

    El director de Ventas del Sheraton, Jean Franken, opina que dos o
    tres hoteles más son necesarios, sobre todo para atender el
    floreciente negocio de congresos y convenciones. “En Buenos Aires hay
    eventos planificados hasta el 2004. Y la verdad es que no se cuenta
    con plazas suficientes. Están previstos congresos mundiales de
    medicina o de rotarios que esperan a 15.000 personas que, obviamente,
    no están dispuestas a ir a un tres estrellas.”

    Una noche en el Hyatt de Buenos Aires cuesta, en promedio, US$ 30
    más que el año pasado y, sin embargo, sigue con 80% de
    las habitaciones tomadas. Alentados por las cifras, en 1999
    ensayarán otro aumento (entre 3 y 5%).

    Pero es probable que el impulso ascendente de la demanda se frene
    en el 2000. “Cuando ingresen al mercado los hoteles que hoy
    están en construcción quizá deberemos congelar
    las tarifas. No creemos, de todos modos, que vayan a bajar; tenemos
    una clientela que sólo una gran crisis mundial puede golpear”,
    dice Houweling.

     

    Los que vienen

    En dos años estarán maduros los proyectos que se
    levantan hoy en la ciudad: el Hilton, el Península y el
    Argenta, a los que hay que sumar las 200 suites que agregó el
    Crowne Plaza Panamericano. De estos emprendimientos, se destaca el
    Hilton, desde hace treinta años candidato sempiterno a sumarse
    al mercado local.

    Montado sobre el dique 4 de Puerto Madero, quedará
    integrado al centro de convenciones y al complejo de entretenimientos
    que proyecta el dueño del predio, Alberto González,
    quien tras la venta de su señal de cable Imagen Satelital
    devino en empresario hotelero.

    González no fue el único seducido por el segmento de
    lujo. Eduardo Eurnekian construirá &endash;se supone&endash;
    otro establecimiento en el dique 3 y la inversora inmobiliaria Irsa
    se quedó, a mediados del año pasado, con 25% de las
    habitaciones cinco estrellas de la ciudad, tras la compra del
    Libertador y del Inter-Continental.

    “Lo interesante en este caso es el sector. En estos momentos tiene
    una alta rentabilidad y un muy buen porcentaje de ocupación.
    El número de visitantes a la Argentina está creciendo
    fuertemente, por lo que decidimos ser más agresivos en el
    negocio”, indica el presidente de Irsa, Eduardo Elzstain, cuya
    empresa también es dueña del Llao Llao, en Bariloche.

    En una subasta en la que dejó afuera al consorcio
    Roggio-Accor, Eurnekian ofreció US$ 21 millones por un predio
    destinado a un cinco estrellas. Originalmente iba a ser un Howard
    Johnson, cuya franquicia maestra también está en manos
    de la Corporación América.

    “La idea de un Howard Johnson está descartada”, afirma
    Sebastián Arias Duval, project leader de América. “En
    la mejor ubicación de Buenos Aires construiremos un hotel de
    lujo, por cuyo gerenciamiento compiten Four Seasons y Ritz Carlton.
    La arquitectura será la misma, porque el target y el nivel
    serán los mismos. Las obras comenzarán a fines de este
    año y estará listo en 30 meses.”

    Sin embargo, desde la misma Corporación América
    otras fuentes dudan, incluso, de que tal hotel se levante. “Eurnekian
    ya dijo que no va a poner un solo peso en el proyecto porque tiene
    que pagar el canon de los aeropuertos”, relata uno de sus allegados.
    “Ahora está buscando inversionistas en Estados Unidos, que no
    parecen muy convencidos de desarrollar un hotel de pocas habitaciones
    sobre un predio tan caro. Quizá terminemos haciendo oficinas.”

     

    Inventar circuitos

    El Sheraton fue el hotel que tuvo que defender posiciones ante la
    llegada de las demás cadenas. Su estrategia consistió
    en inaugurar el Park Tower como plaza de lujo e iniciar la conquista
    del interior, con un establecimiento en Mar del Plata y otro en
    Córdoba. Actualmente analiza la plaza mendocina y como parte
    del plan de llegar a las capitales de provincia con los Four Points.
    No se trata sólo de ganar nuevos mercados sino de proteger el
    negocio porteño mediante una red de distribución que
    mantenga al cliente siempre ligado a la marca.

    Crear redes se volvió una tarea crucial, a tal punto que el
    director de Turismo de la ciudad de Buenos Aires considera que el
    escaso desarrollo de la actividad en el interior es una traba para el
    negocio urbano. “La afluencia de visitantes internacionales a Buenos
    Aires aumenta a un ritmo de 11% anual, frente a 6% del total del
    país. Esto no es bueno para la ciudad; la expansión
    aceleradísima que está teniendo hoy va a quedar
    estrangulada si no se desarrolla el turismo en la Argentina”,
    advierte Alejandro Jorge.

    El Hyatt tomó nota de esta situación. Proyecta un
    establecimiento en Mendoza (segundo destino de turistas extranjeros,
    y sin embargo una de las ciudades con menor desarrollo de
    hotelería) y un hotel casino en Carmelo, Uruguay, destinado al
    mercado argentino y a los fines de semana de los viajeros de
    negocios. Invertirá en él US$ 18 millones, distribuidos
    entre 44 suites y un campo de golf de 18 hoyos. En la
    compañía saben que éste es un negocio de
    retención: 82% de los húespedes del hotel de Buenos
    Aires son clientes internacionales de la cadena.

    “Quienes todavía no se han dado cuenta de la potencialidad
    del turismo son las gobernaciones”, argumenta el secretario de
    Turismo, Francisco Mayorga. “Esta es una actividad a la que, por
    falta de decisión política, no se le da la importancia
    que tiene. Parecen desconocer que mueve en el mundo US$ 440.000
    millones y 610 millones de viajeros internacionales al año.”

     

    Las redes del medio

    Hasta el inicio de esta década la única cadena
    hotelera presente en el país era Sheraton, que
    desembarcó en 1972. Apenas despuntados los ´90 comenzó
    el peregrinaje de jugadores de cinco estrellas. Así se sumaron
    al mercado Marriott, Crowne Plaza, Hyatt, Caesar e Inter-Continental.

    Y la incursión de compañías hoteleras
    mundiales sigue consolidándose ahora, con la llegada de las
    que operan en las categorías de tres y cuatro estrellas como
    Holiday Inn, Howard Johnson, Fiesta Inn, Four Points, Days Inn,
    Choice, Microtel Inn, o el grupo Accor, que escrutan cada
    rincón del país en busca de oportunidades e
    inversionistas locales.

    “Los hoteles existentes, de tres, cuatro y cinco estrellas,
    están todos amenazados, porque falta mucho para que la
    Argentina se configure como un mercado turístico de alta
    calidad”, sentencia Llach.

    En su opinión, la llegada de las cadenas internacionales
    pondrá a los jugadores actuales en la disyuntiva de
    modernizarse intensamente o ceder terreno. “La franquicia da un sello
    de calidad que hace que el consumidor elija, entre dos productos
    parecidos, al de la red”, diagnostica.

     

    A bajar escalones

    Su visión es compartida tanto por empresarios como por los
    responsables oficiales del sector. “No quiero ser duro con la
    hotelería en pie”, dice el mexicano Carlos Campos, gerente de
    Ventas y Desarrollo de Holiday Inn, “pero el proceso que se viene es
    el de la sustitución. Porque los hoteles con categorías
    internacionales van a reemplazar a los que hoy tienen clasificaciones
    ficticias. Muchos la pasarán muy mal o deberán empezar
    a venderse unos cuantos escalones por debajo”.

    Esta precariedad de la capacidad instalada constituye el gran
    incentivo de las cadenas. “La actual oferta es deficiente y cara”,
    desafía Alberto Albamonte, presidente de Howard Johnson
    Argentina. Según los estudios que emprendieron en 1996, cuando
    Eurnekian decidió adquirir la franquicia maestra de la cadena,
    el déficit hotelero alcanza a 40.000 habitaciones.

    Los mexicanos del grupo Posadas pagaron hace dos meses US$ 123
    millones para quedarse con los Caesar Park de Buenos Aires, San Pablo
    y Río. A pesar de haber ingresado por el segmento superior, su
    plan es hacerse fuertes en el mercado de cuatro estrellas a
    través de la marca Fiesta Inn. “Lo vemos como el negocio de
    mayor oportunidad, porque no existe actualmente competencia de otras
    cadenas”, señala Jorge Carvallo, director General de Posadas
    Sudamericana.

    El target de estos proyectos es el viajero frecuente de negocios,
    que reclama la misma calidad de servicios que un cinco estrellas pero
    en menor cantidad. Por eso, algunos se animan, como Campos, a
    vaticinar un cuatro estrellas en Puerto Madero. “Hoy por hoy, parece
    una locura, pero en tres años será buen negocio, porque
    las compañías que se están instalando ya
    estarán en plena etapa de producción. Entonces no
    serán los CEO los que vengan al país sino la gerencia
    media.”

    Crecer desde abajo

    Según los datos recopilados por la dirección de
    Turismo de la ciudad de Buenos Aires, los márgenes operativos
    de los hoteles son inversamente proporcionales a su calidad.
    Así, mientras un cinco estrellas llega a 11,2%, el excedente
    de explotación de un establecimiento de una estrella es de
    24,2%. Los hoteles de menores prestaciones no sólo son una
    apuesta al mercado masivo, sino un excelente negocio, a pesar de que
    los índices de ocupación le juegan en contra.

    Por ahora, los planes de las cadenas llegan hasta los tres
    estrellas. En la escala de tarifas de US$ 50 Jorge encuentra el motor
    capaz de impulsar al mercado masivo. “Necesitamos tres estrellas de
    calidad, capaces de atender al mercado interno y al de los
    países limítrofes”, dice. “Los hombres de negocios
    conforman un mercado cautivo: están obligados a arribar al
    país. Donde debemos trabajar, porque sí se puede hacer
    algo, es en los segmentos inferiores: allí está el
    potencial. Es increíble, por ejemplo, que un país como
    Brasil aporte sólo 500.000 turistas, es decir, menos que
    Uruguay y Chile.”

    El fuerte de los tres estrellas estará en las ciudades
    medianas y en las rutas (ver recuadros). Y, aquí
    también, las cadenas parecen destinadas a ganarle la partida a
    los establecimientos existentes. “Ya rechazamos 70 hoteles que
    proponían reconvertirse y tomar nuestra licencia. Es tal la
    precariedad de la oferta que conviene construir de cero”, asegura
    Albamonte.

    Las grandes compañías hoteleras se tienen fe.
    Confían en la lealtad que genera el programa de millaje, en
    sus sistemas de reservas, en la red global de ventas, en la
    publicidad institucional y en sus sistemas de capacitación.

    Y también en la estructura de costos que construye su poder
    de compra. Según la gente de Howard Johnson, “en la guerra de
    tarifas ganan siempre las grandes cadenas. El mercado de tres
    estrellas no permite costos altos, porque la ganancia no está
    en la tarifa sino en la ocupación”.

    Diego Ardiaca

     
















































    El futuro de la hotelería en la Argentina




    Tasas de crecimiento anual del PBI de la industria en
    el




    período 1997-2005 según los distintos
    escenarios










    Crecimiento de la econonía








    Rápido (6%)


    Moderado (4%)


    Bajo (2%)


    Modernización sectorial


    Alta


    10%


    6%


    3%




    Baja


    9%


    5%


    2,5%




    Fuente: Federación Empresaria Hotelera
    Gastronómica, Informe 1998.




















































    Sueños internacionales


    Valor promedio, en dólares, de la
    hotelería
    *****


    Ciudad


    Sin


    Con




    impuestos


    impuestos


    Madrid


    313


    335


    Buenos Aires


    321


    389


    Nueva York


    333


    395


    París


    406


    430


    Londres


    471


    554


    *Tarifa rack de la habitación
    estándar.


    Fuente: Dirección de Turismo de la Ciudad de
    Buenos Aires.

















































































































    Postal hotelera




    Datos básicos de la industria en la Ciudad de
    Buenos Aires




    Categoría


    *****


    ****


    APART


    ***


    **


    *




    Establecimientos


    11


    43


    35


    38


    43


    31




    Habitaciones


    2.753


    4.982


    1.959


    2.810


    2.128


    1.191




    Habitaciones por hotel


    250,3


    115,8


    56


    74


    49,5


    38,4




    M2 construidos por habitación


    97,4


    50,7


    83


    82,7


    35,6


    30


    Personal por habitación


    1,03


    0,57


    0,51


    0,33


    0,25


    0,19




    Porcentaje de ocup. 1997


    77


    75,8


    69,5


    63,7


    56,4


    52,7




    Factor de rendimiento


    1,24


    1,47


    1,74


    1,35


    1,55


    1,12




    Tarifa neta por habitación


    262


    76,5


    90


    51,5


    39,5


    25,6




    Excedente neto de explotación


    11,2


    16,7


    20


    20


    22,9


    24.2


    Fuente: Dirección de Turismo de la Ciudad de
    Buenos Aires






















































    Turismo urbano: movimientos en Buenos Aires y en las
    principales ciudades europeas


    (En millones de visitas,


    cifras de 1996)


    Londres


    16,2


    París


    13,9


    Madrid


    3,8


    Buenos Aires


    3,7


    Munich


    3,6


    Roma


    3,0


    Viena


    2,9


    Berlín


    2,8


    Milán


    2,4


    Florencia


    2,0