Qué hay detrás de la crisis

    El petróleo y el gas natural constituyen, al mismo tiempo, la principal fuente energética y la principal materia prima del mundo moderno. Sólo el consumo de petróleo equivale a 400.000 camiones diarios de 30 metros cúbicos cada uno, extendidos a lo largo de 6.000 kilómetros.


    Sin su utilización, la calidad de vida descendería de un momento para otro a los niveles de mediados del siglo pasado: tracción a sangre, iluminación a vela y temprano a la cama hasta el amanecer.


    Los hidrocarburos constituyen, además, la única matera prima y fuente energética por cuya posesión se generaron conflictos armados. Las batallas de El Alamein y Stalingrado, decisivas en la Segunda Guerra, reflejaron las disputas por el control del petróleo del Cercano Oriente y del mar Caspio, respectivamente. Japón decidió el ataque a Pearl Harbor después de que Estados Unidos le declarara el embargo de los suministros de petróleo y acero en la primavera boreal de 1941. El derrocamiento de Mosadegh en Irán en 1951 y, más recientemente, la guerra del Golfo, tuvieron mucho que ver con el petróleo.


    Sin embargo, a pesar de su importancia, el petróleo es un producto maltratado y descuidado, como puede ilustrarse con algunos ejemplos:

    1. El precio de la nafta (con todos los impuestos incluidos) para mantener
      a un automóvil argentino promedio que recorra entre 10.000 y 12.000
      kilómetros por año es de $ 100 mensuales; aproximadamente lo
      mismo que se paga por el seguro del automóvil. En Estados Unidos, el
      desbalance relativo del precio del petróleo es todavía mayor.
      Resulta evidente que el combustible es un costo importante, pero que no guarda
      relación alguna con su contribución a la economía.
    2. El capital social de las dos empresas petroleras más importantes
      del mundo, ExxonMobil y Royal Dutch no supera los US$ 120.000 millones, en
      tanto que, en su momento, la capitalización de Microsoft alcanzó
      los US$ 300.000 millones.
    3. Algunos comentaristas económicos dicen que el petróleo está
      dejando de ser importante para la economía porque su gravitación
      en el Producto Bruto ha descendido. Esta afirmación es básicamente
      falsa, porque ese descenso relativo se debe únicamente a un efecto
      precio, lo que confirma la idea de que el precio relativo de los hidrocarburos
      está totalmente desbalanceado a favor de otros sectores de la economía.
    4. Un litro de hidrocarburo elaborado, diesel o nafta, sin impuestos, cuesta
      US$ 0,50 (aproximadamente la mitad de lo que cuesta un litro de gaseosa).


    Presión sobre las reservas


    La frontera de exploración/explotación de los hidrocarburos se está desplazando hacia áreas con dificultades crecientes:

    • zonas marinas profundas del Golfo de México,
    • costa norte de Alaska,
    • Africa central,
    • Africa occidental off-shore,
    • Siberia,
    • zona amazónica al pie de los Andes.


    El desarrollo de los nuevos campos requerirá enormes inversiones, debido a las dificultades que involucra su explotación; por lo tanto, los precios de los hidrocarburos extraídos tenderán a aumentar.


    En este contexto de precios relativos desfavorables y con prosperidad creciente, en particular en Estados Unidos, el consumo de hidrocarburos es totalmente inelástico. A pesar del aumento del precio del petróleo de US$ 11 a casi 35 por barril, el consumo en los países desarrollados no se redujo.


    El consumo actual de petróleo, estimado en 76 a 77 millones de barriles por día está aumentando consistentemente a razón de 2% anual, lo que equivale al doble de la producción argentina (0,7-0,8 millón de barriles por día). Este crecimiento pone una gran presión sobre las reservas.


    Los productores fuera de la Opep, en Estados Unidos y el Mar del Norte, están explotando campos maduros con escasa capacidad de aumentar su producción, y sin ningún descubrimiento de importancia en los últimos 20 años. Estos campos se utilizaron en la década de 1980 para romper el monopolio de la Opep y fueron explotados con intensidad; en este momento están en declinación.


    Rusia, con 7,6 millones de barriles diarios de producción de petróleo, se inclina más por la posición de la Opep que por mantener bajos los precios del petróleo. En este momento están en marcha negociaciones para que Rusia ingrese en la Opep, lo que incorporaría al grupo a un país con capacidad militar autónoma


    Las altas tasas reales de interés han incrementado el endeudamiento de todos los países petroleros. Los fondos provenientes de los créditos internacionales fueron utilizados para promover el clientelismo político o para acciones bélicas y no para la inversión productiva, lo que ha convertido a la deuda externa en una pesada carga económica. Otra gran parte de ese flujo de fondos fue reciclada hacia la especulación bursátil en Wall Street. En la lista de países con dificultades en sus presupuestos aparecen importantes exportadores petroleros: Arabia Saudita, Nigeria, Indonesia, Venezuela, México, Irán, Libia, Irak, Argelia y Ecuador.


    Arabia Saudita, un país clave por su capacidad teórica de aumentar su producción, prácticamente de un día para otro, en 3 millones de barriles diarios, se ha endeudado en algo más de US$ 150.000 millones para respaldar, primero a Irak en su conflicto con Irán, y luego a Estados Unidos en la guerra del Golfo Pérsico. El reino, que es, además, el gran financiador de la fe islámica, enfrenta crecientes demandas sociales internas que requieren ingresos también crecientes, y que sólo pueden surgir del precio del petróleo.


    La tensión entre Arabia Saudita e Irán ha disminuido a medida que los sectores moderados del clero iraní afirmaron su poder, lo que terminó favoreciendo acuerdos de precios entre los dos principales productores de la Opep.


    Como consecuencia de su profundo cambio político, Venezuela comenzó a respetar las cuotas establecidas de producción.


    Existen indicios de que los países del Cercano Oriente enfrentan dificultades para aumentar sustancialmente su producción petrolera a corto plazo.


    Las principales empresas petroleras no están incrementando la inversión en exploración y desarrollo al ritmo que lo hacían en el pasado, cuando se registraba un aumento de precios de los hidrocarburos. La mayor parte de ellas ha reducido al mínimo sus grupos de exploración y desarrollo, y reconstruirlos llevará tiempo.


    En Estados Unidos y Europa, los precios del gas se mueven con el precio del petróleo.


    Este escenario de oferta controlada con acuerdos de oferta por parte de los principales productores asegura un horizonte de precios firmes para el petróleo y el gas en Estados Unidos y Europa. (Vale la pena recordar que el control de la oferta de petróleo no es un invento de países subdesarrollados, ya que se inició en forma oficial en Estados Unidos, a través de la Commerce Commission en Oklahoma en 1915, y la más conocida Texas Railroad Commission en 1931, que hasta envió a los Rangers para hacer cumplir las cuotas de producción en el este de Texas).


    Estados Unidos continúa con la política de sanciones a países como Irak y Libia, lo que genera una restricción de la oferta de petróleo. Esta situación puede revertirse en el futuro y constituye uno de los pocos elementos geopolíticos que favorecen una baja de los precios del petróleo.


    La negociación de paz, con las propuestas de Israel y Estados Unidos sobre Jerusalén, está poniendo presión sobre Arabia Saudita para mantener una actitud de cautela ante un aumento unilateral en la producción de petróleo.


    Las nuevas tecnologías de perforación costa afuera a profundidades de más de 2.000 metros, y la aplicación de sofisticadas técnicas sísmicas en tres dimensiones contribuirán a incrementar el hallazgo y producción de petróleo, pero a mayores costos.


    Bases firmes


    La combinación de demanda firme, por deterioro de precios relativos, y restricciones en la oferta, por acuerdos de producción y factores físicos, asegura una base sólida de precios para el petróleo a corto y largo plazo.


    La mala asignación de recursos, a favor de sectores especulativos de nuevas tecnologías, y en detrimento de sectores básicos, como el petróleo, contribuirá a consolidar los precios de los hidrocarburos. La oferta seguirá a la demanda, manteniendo un piso de precios alto, de US$ 25 a 30 por barril.


    Las dificultades financieras derivadas del endeudamiento y las altas tasas de interés forzaron la disciplina en la Opep, que estaba transfiriendo enormes recursos a los países desarrollados a costa de su empobrecimiento generalizado.


    La oferta inmediata de petróleo está concentrada en Arabia Saudita, con las limitaciones mencionadas. Irak y Libia están en capacidad de aumentar con rapidez su producción una vez que se levante el bloqueo. El otro factor que puede aumentar la oferta petrolera tiene que ver con la posibilidad de romper la disciplina de la Opep, produciendo cambios políticos en países claves.


    El principal candidato para tal acción es Venezuela, por su inestabilidad política y por la posibilidad de tentar a parte de la clase política y empresaria con la participación en los beneficios de la privatización de PDVSA. Debe tenerse en cuenta que, bajo el anterior régimen político, Venezuela fue responsable de la caída del precio del petróleo luego de la crisis asiática. Al no respetar el sistema de cuotas, desencadenó una guerra de producción destinada a castigar su incumplimiento. La consecuencia fue el derrumbe de los precios del petróleo en 1998. El cambio del régimen político en Venezuela fue la principal razón del aumento de los precios del petróleo a partir de comienzos de 1999.


    No pueden descartarse, por otra parte, acciones bélicas ante el menor pretexto, en particular en la zona del Golfo y contra Irak, para promover un cambio de régimen político que rompa la unidad de la Opep.


    La posición argentina


    A pesar de los cambios de control en la producción de petróleo que se registraron en la última década, la Argentina todavía puede actuar con algunos márgenes de libertad para favorecer sus intereses nacionales durante esta coyuntura.


    La producción agrícola ganadera argentina esta penalizada por subsidios y barreras sanitarias establecidas por otros países, en particular europeos. La agricultura intensiva es una actividad con un importante consumo energético que ha sido subsidiado por los impuestos sobre los combustibles cobrados en toda Europa. La presión de los precios del petróleo hará que sea cada vez más difícil mantener esos subsidios.


    La Argentina tiene la posibilidad de utilizar sus recursos de gas natural y establecer ventajas competitivas únicas para la agricultura de la pampa húmeda.