Hay vida más allá del dial-up

    Desde noviembre, cuando se liberaron totalmente las telecomunicaciones, dos sucesos irrumpieron en el mercado argentino de acceso a Internet. Por un lado, los servicios de banda ancha ADSL montados sobre líneas telefónicas de cobre tradicionales. Por el otro, el resurgimiento de Internet gratis, con Alternativa Gratis y Uyuyuy a la cabeza.


    Ambas modalidades apuntan a públicos bien diferenciados: mientras el primero está pensado para usuarios intensivos de Internet (heavy users, en la jerga), los accesos sin abono mensual apuntan a consumidores que acceden ocasionalmente a la Web.


    Según Sebastián Bellagamba, gerente de Netizen, el ISP propietario de Uyuyuy, el mercado de Internet se consolida de manera piramidal, con su base atendida por los proveedores sin cargo y, en camino hacia el vértice, los servicios de acceso telefónico a través de la característica 0610, los enlaces de banda ancha de bajo rango (cablemodems, DSL e Internet inalámbrica) para llegar a la cumbre con las líneas dedicadas punto a punto, utilizadas por el sector empresario.


    Resucitados por el pulso


    Hace casi un año, la salida al ruedo de proveedores de acceso a la Red sin cargo conmocionó al mercado. Los ISP pagos ­todos por entonces­ acusaron el golpe, aunque fueron los mayores los que decidieron presentar batalla. Así, Arnet (Telecom), Ciudad Internet (grupo Clarín) y Advance (Telefónica) presentaron tarifas a $ 9,90 y lanzaron accesos con servicios reducidos para diferenciarlos de sus abonos premium, que rondaban los $ 25 mensuales.


    Hubo que esperar a la desregulación para que los proveedores free access contaran con la posibilidad de oxigenar sus finanzas, ya que el dinero que provendría de la venta de publicidad on line llegaba en cuentagotas, cuando lo hacía.


    El fenómeno de Internet gratis no fue un invento argentino. En Inglaterra, Estados Unidos y Brasil, para citar un ejemplo cercano, aparecieron varios ISP gratuitos, aunque algunos ya bajaron su persiana, como Netgratuita, propiedad del coloso UOL en el país vecino.


    “Internet gratis no se muere en la Argentina por las condiciones que crea un mercado desregulado, que son diferentes de las de Estados Unidos o Brasil. En Europa sí funciona”, aclara Bellagamba. Y explica: “Los proyectos que fracasaron fueron los que basaban sus ingresos en la venta de publicidad. Es decir, se lanzaron proveedores gratuitos para generar tráfico y luego vender publicidad. Por el contrario, el portal gratuito de Yahoo! vio la luz a partir de que había avisos vendidos pero no tenían dónde publicarlos. Este es el modelo que funciona en Estados Unidos, donde la tarifa telefónica es plana”, explica el ejecutivo de Netizen.


    En la Argentina, el negocio cerraría de la siguiente manera: los ISP gratuitos cobrarían un porcentaje del tráfico que generan a quienes les provean las líneas telefónicas. Aunque Alternativa Gratis y Uyuyuy eligieron como proveedores de accesos a Movicom BellSouth e Impsat, respectivamente, aún no acordaron cuánto les corresponderá por aportar tráfico al carrier. En Netizen estiman que les quedarán $ 9 por usuario cada treinta días, un valor semejante a la tarifa paga más barata. Su proveedor gratuito, Uyuyuy, cuenta con alrededor de 100.000 usuarios.


    “En marzo comenzaremos a recibir ingresos por terminación de llamadas”, asegura Maximiliano Fernández, presidente de Red Alternativa. “Les generamos alrededor de $ 600.000 en ingresos mensuales por comunicaciones a las telefónicas, además de abonar $ 100.000 en concepto de líneas”, afirma.


    El camino no es sencillo


    Para que los ISP gratuitos puedan obtener ingresos de las comunicaciones telefónicas, primero deberán dejar de cursar llamadas a través de la característica 0610, una modalidad impuesta por la anterior administración gubernamental.


    El 0610 prevé descuentos de hasta 50% en las tarifas telefónicas en comunicaciones de, por lo menos, una hora de duración. Pero este servicio queda excluido de los cargos de interconexión, la llave de la competencia telefónica.


    La interconexión es el peaje que un operador debe pagar al titular de la red pública (Telefónica y Telecom) por el uso de los tendidos. El reglamento estipula un precio de $ 0,01 por minuto.


    Para poder cobrar parte de este dinero, los ISP mudaron sus comunicaciones del 0610 a un número telefónico común ­urbano­ con lo que sus usuarios no pueden beneficiarse de los descuentos de la llamada Internet.


    “El 0610 suele ser percibido como más barato de lo que en realidad es”, asegura Fernández. “Para un usuario que sólo recibe mensajes de correo electrónico o navega alrededor de una hora diaria, la diferencia con una numeración urbana puede llegar a $ 1,20 por mes”, calcula el presidente de Alternativa, que cuenta con 260.000 usuarios registrados, de los cuales 120.000 navegan actualmente. De ellos, unos 50.000 ya optaron por la numeración urbana, “aunque no sabemos si definitivamente se alejaron del 0610”, admite Fernández.


    Otra de las posibilidades que encuentran los proveedores de acceso gratuito a la Web es fijar sus propias tarifas telefónicas, algo semejante a lo que se hace con los servicios de audiotexto (0600, hotlines, llamadas a concursos, etc.).


    Sin embargo, estos servicios todavía no cuentan con normas regulatorias, un bache en el camino de la apertura total. Aun así, la Secretaría de Comunicaciones convocó a un grupo de trabajo que tendrá 90 días para expedirse, una vez constituido.


    Tanto en Netizen como en Alternativa reconocen que Telefónica no demostró ningún interés en este negocio. Telecom, en cambio, estaría dispuesto a conversar.


    Entre los papeles y el mercado


    Telecom y Telefónica recibieron la desregulación de las comunicaciones de voz con anuncios de la disponibilidad de servicios de banda ancha ADSL. Este tipo de conexiones permiten navegar a gran velocidad (256 kpbs) para recibir información de la Web y para enviarla (128 kbps). La principal característica de esta tecnología reside en que utiliza el cable convencional de cobre y permite hablar por teléfono al mismo tiempo que se navega por Internet. Sus competidores directos son el cable módem, que no logra despegar comercialmente, y las transmisiones inalámbricas fijas de alta velocidad.


    Varios ISP, como Sinectis, Sion y Ciudad Internet, ya firmaron acuerdos con las operadoras de telefonía para acercar este producto a los usuarios, además de los proveedores que pertenecen a las telcos (Advance, de Telefónica, y Arnet, de Telecom).


    Por ahora, este modo de transmisión se encuentra restringido a las zonas donde las telefónicas disponen de líneas aptas para implementarlo; áreas de Capital Federal y Gran Buenos Aires, además de algunos puntos de Córdoba y Rosario.


    El cable módem, al igual que los accesos inalámbricos, cuenta con una capacidad que se divide de acuerdo con la cantidad de usuarios que se conectan en un perímetro determinado. Por el contrario, ADSL asegura un ancho de banda continuo debido a que cada línea es individual, con capacidad propia.


    Para poder ofrecer este servicio, los ISP deben arrendar líneas digitales a Telefónica y Telecom, que cuentan con el acceso a la tecnología, debido a que tienen bajo su propiedad la red pública de telecomunicaciones, es decir, los pares de cobre y las centrales de conmutación, entre otros elementos.


    En un mercado en competencia, sería muy factible que otro operador quiera arrendar los hilos de cobre para montar por su cuenta este tipo de servicios u otros. Red Alternativa quiere comenzar a prestarlo durante el primer trimestre del 2001. IFX Networks también hizo público su interés por ofrecer este tipo de acceso.


    Estas situaciones están contempladas en el Reglamento Nacional de Interconexión (RNI), anexo del decreto 764/00 del 5 de septiembre que regula la apertura total del mercado. En el artículo 18º se establece que los prestadores con poder dominante, es decir, Telecom y Telefónica, deberán proveer en forma desagregada acceso a las funciones y elementos de su red identificados como facilidades esenciales. Dentro de éstas se enumera al bucle del abonado, es decir el par de cobre.


    Más banda ancha


    El precio de ADSL puede jugar en contra de su penetración, más allá del requerimiento técnico de las líneas y centrales. Telecom y Telefónica cobran $ 150 y 100, respectivamente, para la instalación del servicio, además de un cargo por la línea mensual de $ 47 en el caso de la primera y $ 50 la segunda. A estos valores hay que sumar el abono al ISP, que ronda los $ 50 por mes.


    “El mundillo del software es muy demandante, pero el usuario medio aún no demostró gran interés”, explica Aníbal Escudero, director de Telecom Internet.


    Puertas adentro, los proveedores de Internet debieron modificar su estructura y realizar inversiones en equipos y capacidad de salida internacional para no convertirse en cuellos de botella. “Hoy, Internet ya representa un tercio del tráfico local”, estima Escudero, cuya empresa tiene unos 200.000 abonados.


    Los ISP coinciden en señalar que la difusión de ADSL correrá más por cuenta de los propios usuarios que por campañas de promoción, una especie de “marketing viral, es decir, alguien que contrata el servicio y lo contagia mediante el boca a boca”, explica el directivo de Telecom Internet.


    En Datamarkets, el ISP para el sector empresario del grupo Clarín, aseguran que recibieron varias consultas sobre ADSL. “En los últimos años siempre hubo necesidad de banda ancha”, comenta Leonardo Coca, gerente general de la empresa. “Inevitablemente, el mercado se dirigirá hacia la broad band, la pregunta es cuándo. Hoy no se justifica el mayor ancho de banda para acceder a Internet tal cual la conocemos; mejora la experiencia pero no es suficiente”, señala.


    Coca cree que para que ADSL resulte popular y masivo restan, al menos, cinco años. “En 1997 se lanzó el cable módem en el país y la lógica contradecía el lanzamiento de más ISP telefónicos, una tecnología que parecía obsoleta. A tres años, los accesos dial-up ostentan más de 95% del mercado. Internet en banda ancha es un proceso más lento de lo que comúnmente se cree. Además, caen las tarifas para el acceso telefónico, por lo que más gente se vuelca hacia ese mercado y, en proporción, los usuarios de banda ancha siguen siendo pocos”.


    “La disponibilidad de ancho de banda para el usuario hogareño marca un punto de inflexión en el mercado; será el motor del crecimiento para los próximos años”, señala Claudio del Pozo, responsable de planificación estratégica de Advance, el ISP de Telefónica que acumula 160.000 usuarios, entre residenciales y empresas. “El cliente se siente más cómodo navegando sin la presión del pulso telefónico, permanece más tiempo conectado, lo que posibilita el consumo de mayores servicios, principalmente relacionados con el e-commerce. Además, es más fiel que el cliente de dial-up“, asegura Del Pozo.


    Desregulación y después


    La apertura significa, entre otras cosas, que los ISP cuenten con una licencia de telecomunicaciones; antes de noviembre su permiso era para servicios de valor agregado. “Podemos ofrecer diferentes productos y entendemos que en un futuro podremos brindar otros servicios que no estarían catalogados como telecomunicaciones, como seguridad a distancia, hosting y colocación”, pronostica Adrián Martín, gerente general de ViaNetworks.


    Para Martín, el ancho de banda necesario para la Web “se está implementando en este momento. América latina ve la aparición de proyectos de tendidos submarinos y fibra óptica que impedirán la formación de estrangulamientos en el tráfico de Internet. Pero todavía falta, recién se está comenzando”, explica.


    Karina Degano, gerenta de Marketing de Ciudad Internet, entiende que “la desregulación impactó, sobre todo en los costos, tanto en las tramas telefónicas que debe adquirir un ISP como el precio de las comunicaciones internacionales. Por ejemplo, cuando comenzamos a operar, hace tres años, el mega de ancho de banda rondaba los US$ 40.000 mensuales; hoy se ubica por debajo de los US$ 5.000, y en Estados Unidos en menos de US$ 1.000″.


    Para completar el cuadro de diferentes vías de acceder a la Web, Ciudad Internet prepara el lanzamiento de un nuevo sistema a través de satélites durante los primeros meses del año para expandir su cartera de 140.000 abonados.


    Si bien el mercado argentino de Internet crece, no lo hace de la manera en que se estimaba un tiempo atrás. La contracción de la economía en general condiciona la realidad del sector. “Existen limitaciones, como el precio de las PC que, aunque en baja, siguen representando mucho dinero, además de las barreras culturales y educativas que, ante un nuevo medio, son difíciles de sortear”, explica Degano.


    “No estamos como deberíamos estar”, asegura Martín, “pero avanzamos de manera acelerada. Si nos preguntamos si contamos con el ancho de banda necesario y al precio que debería, la respuesta es no, pero falta poco para lograrlo”, concluye.