“La transición hacia una matriz más eficiente implica una fuerte inversión en energías renovables y la transformación del sistema energético actual, para lo cual se necesita la reconversión de sectores”, asegura Marcelo Canetti, socio de Auditoría y Aseguramiento y líder de Industria de Energía y Recursos Naturales de BDO, al ser consultado para este informe.
¿Cómo evalúa la situación de Argentina en el proceso de transición energética respecto de otros países de la región?
A partir de la década de 1960, Argentina comenzó una transición energética en la que el petróleo fue paulatinamente dando espacio al uso de la energía hidroeléctrica y nuclear. Más recientemente, la promoción de fuentes renovables de energía en Argentina tuvo lugar con la sanción de la ley 26.190 en diciembre de 2006, que fijó como objetivo lograr una contribución de las fuentes de energía renovables hasta alcanzar el 8% del consumo de energía eléctrica nacional, en el plazo de diez años a partir de su puesta en vigencia. Sin embargo, hacia 2016, las fuentes renovables de energía apenas alcanzaban alrededor del 1% de la matriz energética nacional.
En 2015, la ley 27.191 estableció un marco para aumentar progresivamente la participación de energías renovables en la matriz eléctrica nacional, obligando a grandes consumidores a integrar un porcentaje de estas fuentes y fomentando la generación distribuida a través de la Ley 27.424. Hacia 2024, la participación de las fuentes renovables de energía ya alcanza el 16%.
También existen leyes y normativas similares en otros países, como la Ley 20.257 en Chile para la generación de ERNC y la Ley 57-07 en República Dominicana, que incentiva la importación de equipos para fuentes renovables.
Aproximadamente el 44% de la generación de energía está dada por el gas en Argentina. Afortunadamente, es baja la incidencia de la energía originada mediante carbón en nuestra matriz energética (alrededor del 1%). Esto es comparativamente favorable respecto de otras grandes economías del globo tales como China, India y Sudáfrica e incluso Europa. Sin embargo, la proporción de energía originada en fuentes denominadas limpias en Argentina (aproximadamente 16%) está aún lejos no solo del objetivo propuesto en la ley vigente, sino también en comparación con otras jurisdicciones.
Inversiones necesarias
¿Cómo puede abordarse el desafío de lograr un equilibrio entre la necesidad de divisas que aportan los hidrocarburos y la urgencia de avanzar en la descarbonización?
El proceso de descarbonización global es aún un fenómeno de lenta evolución. La transición energética de los grandes productores globales de gases de efecto invernadero, China, India y EEUU, no está teniendo una evolución acelerada. Europa, en cambio, está sumamente comprometida en la transición energética a consecuencia de fenómenos geopolíticos, conflictos bélicos y otras situaciones globales. Sin embargo, dicho proceso de transición también es paulatino, requiriendo sustituir su consumo de energías de origen fósil redirigiéndolas desde Rusia hacia Estados Unidos.
Conforme estadísticas globales, a partir del reconocimiento del yacimiento de Vaca Muerta como cuenca petrolera y gasífera, Argentina cuenta con la tercera reserva de petróleo no convencional (shale oil) del globo y la segunda de gas no convencional (shale gas). Sin embargo, la explotación de estos hidrocarburos requiere una inversión muy significativa, no solo para su extracción sino también en términos de infraestructura general y la posterior disposición logística, apalancando una fuerte oportunidad para toda la cadena de valor.
La simultaneidad de las circunstancias globales y el desarrollo de Vaca Muerta constituye una oportunidad histórica única para convertir a la Argentina en un productor exportador importante en el mercado global de hidrocarburos, con sus consecuentes efectos favorables en la balanza comercial. Esa fuente de superávit primario podría destinarse a promover la generación de energías limpias a través fuentes ya tradicionales en Argentina como la hidroeléctrica, la solar, la eólica y la nuclear, pero también aprovechando el litoral atlántico a través fuentes de energía en zonas costeras como la energía mareomotriz y el hidrógeno verde o (al menos) azul, potenciando la actividad portuaria, pesquera y logística.
El reto de las redes de transporte
¿Cuál es la visión de largo plazo que debería guiar a la Argentina para alcanzar una matriz energética diversificada, sostenible y competitiva? ¿Qué factores son los más complejos a resolver?
En 2023, el 16% de la energía consumida en Argentina provino de formas de generación denominadas limpias. El 84% restante provino de fuentes fósiles, con una participación del 44% del gas natural, seguida por el petróleo con 38% y el carbón con el 1%. Si bien esta composición genera una matriz energética relativamente más limpia que la media mundial, el peso de los combustibles fósiles sobre el total es mayor que en numerosos países de la región, que han avanzado mucho más en las energías limpias.
La eficiencia de los parques solares y eólicos ya existentes en Argentina es altamente satisfactoria considerando estándares globales en la materia. A través de contratos específicos, las industrias y grandes consumidores, en respeto de sus compromisos de descarbonización, pueden obtener energía originada en fuentes limpias.
Regulatoriamente, la Resolución 21/2025, emitida por la secretaría de Energía en marzo pasado, busca normalizar el funcionamiento del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), planteando una desregulación progresiva del sector, permitiendo que industrias y grandes usuarios celebren contratos directos con generadores, sin la intermediación de CAMMESA.
Esta apertura, similar al modelo aplicado en los años noventa, apunta a fomentar la competencia, atraer inversiones en generación y mejorar la eficiencia del sistema eléctrico nacional. La liberalización del MEM permite a las industrias negociar mejores precios y condiciones, algo que estaba restringido desde 2012.
El principal desafío para la expansión de las energías renovables es la mejora de las redes de transporte de la energía eléctrica para llevarla a los centros de demanda. La transición hacia una matriz más eficiente implica una fuerte inversión en energías renovables y la transformación del sistema energético actual, para lo cual se necesita la reconversión de sectores.
¿Qué sectores productivos pueden traccionar más fuertemente la demanda de energías limpias en Argentina?
Considerando la variación de demanda de electricidad de 2024, los sectores productivos que pueden traccionar más fuertemente la demanda de energías limpias en Argentina incluyen:
- La extracción minera, cuyo consumo de energía se incrementó un 12.4% en 2024,
- El consumo masivo, incluyendo alimentos, cuya demanda de energía se incrementó un 3% en 2024,
- La manufactura, en general, puede también beneficiarse de la transición energética, promoviendo un cambio hacia fuentes limpias, y
- El turismo sustentable, promoviendo prácticas de concientización en respeto al ambiente.
Estos sectores reflejan la necesidad de adaptarse a las políticas ambientales y a la demanda de energías limpias en el contexto actual. Sin embargo, el cambio más significativo se dará a través de la concientización en el uso racional de la energía, el proceso de etiquetado de viviendas y otras iniciativas que promuevan la formación en cuestiones de eficiencia energética, como por ejemplo, la tecnicatura superior en eficiencia energética dictada gratuitamente por el GCABA.
La ciencia y la investigación son las claves
¿De qué manera puede Argentina potenciar su ecosistema de innovación tecnológica aplicado a la energía?
Una de las fuentes de divisas en Argentina, diferencial respecto de otras economías de la región, es la exportación de conocimiento. La Ley 27.506 de Economía del Conocimiento busca impulsar y promover el desarrollo de sectores económicos intensivos en conocimiento y tecnología, ofreciendo beneficios fiscales como créditos para el pago de impuestos nacionales y alícuotas reducidas en el Impuesto a las Ganancias. Amplía el régimen de promoción del software, incluyendo áreas como biotecnología, nanotecnología, servicios geológicos, audiovisual y la fabricación de bienes con tecnologías 4.0, con el fin de generar valor, empleo y exportaciones.
El desarrollo del capital humano es fundamental para potenciar un ecosistema de innovación tecnológica, aplicando soluciones a la gestión energética en general. En ese sentido, la formación en inteligencia artificial y en sistemas embebidos e internet de las cosas constituyen programas educativos de vanguardia para los requerimientos de la Argentina de hoy.












