martes, 9 de diciembre de 2025

Cuando los cohetes se vuelven camiones: así funciona hoy la logística espacial

Más de una docena de lanzamientos en pocos días, con protagonismo de SpaceX, China, Rusia, ULA y Rocket Lab, ofrece una radiografía del nuevo mercado de logística espacial: alta cadencia, contratos ancla de banda ancha satelital, diversificación de puertos y especialización de vectores por tipo de carga y órbita.

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La segunda semana de diciembre de 2025 no solo destaca por la cantidad de cohetes que despegan. Funciona, sobre todo, como una hoja de ruta de cómo se está estructurando EL mercado de la logística orbital: quién transporta qué, desde dónde y hacia qué “corredores” en el espacio. El rol que en el comercio global cumplen los buques portacontenedores y los hubs portuarios empieza a replicarse, con otras escalas y riesgos, en la industria de lanzadores.

SpaceX como operador logístico dominante

En este período, SpaceX programa siete misiones Falcon 9, seis de ellas dedicadas a Starlink y una al segmento de seguridad nacional de Estados Unidos (NROL-77). Desde la perspectiva logística, la compañía actúa como un integrador: combina un cliente ancla propio, la constelación Starlink, con servicios “premium” para organismos gubernamentales.

Starlink Group 6-92 abre la semana desde LC-39A, en Florida, con 29 satélites v2 Mini. El dato operacional relevante no es solo la carga, sino el uso del propulsor B1067 en su vuelo número 32, recuperado en la barcaza Just Read The Instructions. Cada reutilización reduce el costo marginal por kilogramo enviado a órbita y libera capacidad de respuesta ante ventanas cortas de lanzamiento.

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El resto de las misiones Starlink, tanto desde Florida (SLC-40 y LC-39A) como desde Vandenberg en California, refuerza la lógica de “línea regular”: trayectorias repetidas, cantidades similares de satélites por vuelo, órbitas bajas con inclinaciones definidas. El Falcon 9 se convierte en un “camión orbital” de alta frecuencia, con una tarifa y una operación optimizadas para el transporte masivo de pequeños satélites de comunicaciones.

Banda ancha como motor de demanda

La presencia de Amazon Leo en el manifiesto de la semana confirma que la banda ancha satelital es el principal generador de carga para la logística espacial actual. ULA vuela un Atlas V 551 con 27 satélites de Amazon Leo, que suman 15.422 kg, hacia una órbita baja de 630 km e inclinación de 51,9°.

Desde el punto de vista del mercado, se trata de un contrato que maximiza el uso de la configuración más potente y cara del Atlas V antes de su retiro. El cohete funciona como un servicio de flete a medida para un único cliente de alto volumen, comparable a un buque que transporta un solo cargamento para un gran armador.

Con Starlink y Amazon Leo, el negocio de lanzamientos se apoya en dos constelaciones que exigen una cadencia sostenida de vuelos durante varios años. Esa visibilidad permite planificar flotas de cohetes, invertir en nuevas plataformas de aterrizaje y negociar con proveedores de componentes bajo contratos de largo plazo.

China construye una red de “puertos espaciales”

Del lado chino, la lógica logística se observa en la diversidad de centros de lanzamiento y familias de cohetes. Taiyuan, Jiuquan, Xichang y Wenchang funcionan como nodos especializados: órbitas heliosíncronas para observación terrestre, órbitas de transferencia geoestacionaria para comunicaciones y misiones mixtas civiles-militares.

El Chang Zheng 6A, con capacidad de 6.500 kg a órbita heliosíncrona, y el Chang Zheng 4C, de 2.800 kg, cubren el segmento de carga media hacia órbitas polares, clave para satélites de observación climática, agrícola y de defensa. Ambos replican, con distintos combustibles, un mismo rol en la cadena logística: transporte recurrente hacia un corredor orbital muy demandado.

El Chang Zheng 3B/E desde Xichang aporta el equivalente a un servicio de “larga distancia”: acceso a órbita de transferencia geoestacionaria para satélites de comunicaciones y meteorológicos. A su vez, el Chang Zheng 12 desde Wenchang representa una apuesta a vectores más modernos y, en el mediano plazo, parcialmente reutilizables, con capacidad de 12.000 kg a órbita baja.

Nuevos actores y segmentos de nicho

CAS Space, con su Kinetica 1, e iSpace, con el Shuangquxian 1 (Hyperbola 1), se ubican en el segmento de lanzadores sólidos de menor porte, capaces de colocar entre 300 y 1.500 kg en órbitas bajas. Desde la óptica de la logística, esas compañías cumplen un rol similar al de operadores de “carga fraccionada”: misiones puntuales para clientes que no pueden esperar un rideshare en vehículos más grandes.

Rocket Lab, con Electron, ocupa un escalón intermedio: no compite por volumen con Falcon 9, pero ofrece acceso dedicado y flexible para satélites pequeños y demostradores tecnológicos como RAISE-4 de JAXA. El valor agregado no está sólo en el lanzamiento, sino en la posibilidad de ajustar órbita y calendario al diseño experimental del cliente.

En Rusia, el Soyuz 2.1a que coloca en órbita al satélite radar Obzor-R nº 1 y el Proton-M que lleva al Elektro-L nº 5 ilustran otra dimensión del mercado: la coexistencia de vectores maduros, cercanos al retiro, con familias nuevas como Angara A5. La capacidad logística se mantiene, pero se redistribuye entre tecnologías y proveedores.

Logística orbital en transición

El caso Proton es ilustrativo. El cohete había sido un pilar del transporte a órbita geoestacionaria para cargas comerciales y misiones científicas. Su reemplazo gradual por Angara refleja el esfuerzo de Rusia por mantener presencia en el mercado de lanzadores, aunque con menor cuota que en la década anterior. Desde la mirada de los clientes, implica diversificar riesgos entre proveedores y ajustar contratos a calendarios más inciertos.

Al mismo tiempo, la multiplicación de lanzamientos de Falcon 9 y la expansión de las constelaciones de órbita baja elevan el estándar de cadencia y flexibilidad que exigirá cualquier nuevo jugador. El mercado deja de girar en torno a grandes satélites únicos y se reorienta hacia flujos constantes de pequeños satélites, actualizaciones de flota y reposicionamiento de capacidades.

En conjunto, la semana de lanzamientos de diciembre funciona como un mapa del sistema logístico del espacio en 2025. Estados Unidos se consolida como principal proveedor de capacidad y reutilización; China construye una red de puertos y vectores diferenciados; Rusia transita el final de una era; y operadores como ULA y Rocket Lab se especializan en segmentos específicos. La economía del espacio se apoya, cada vez más, en esa infraestructura logística, invisible para el público general, pero decisiva para que datos, imágenes y conectividad lleguen, puntualmente, a su destino en la Tierra.

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