El 19 de julio de 1802, un químico experimentado, Eleuthère Irene du Pont, inició la construcción de una planta de pólvora en Delaware, Estados Unidos. Desde entonces, la compañía fundada por el inmigrante francés experimentó en distintas áreas de la ciencia, lo que la condujo a revolucionar la actividad industrial a través de diversos productos.
Luego de que en los años ´20 la empresa cambiara de perfil con el lanzamiento de pinturas resistentes y de secado rápido para automóviles, celofán a prueba de humedad, goma sintética, películas para cine y rayos X perfeccionados, entre otros productos, en los ´30 DuPont concretó la creación de la primera fibra verdaderamente sintética del mundo: el nylon. A este lanzamiento, le siguieron el lycra -un tejido con la capacidad para extender hasta cinco veces su tamaño, con el que la empresa transformó la industria de la moda para siempre- y la presentación de kevlar, una fibra excepcionalmente fuerte, destinada a la confección de chalecos antibala.
En el transcurso de las décadas de los ´70 y ´80 la empresa diversificó más su oferta a través de productos farmacéuticos, equipamientos médicos y productos electrónicos, entre otros. Y durante la última década del siglo que pasó, la actividad de la firma estuvo marcada por la adquisición de Pioneer Hibred International, la mayor compañía de semillas del mundo. Mediante esta compra, subrayan en DuPont, la empresa intensificó su política de protección del medio ambiente, a través de la disminución en la producción de clorofluorocarburos, que destruyen el ozono.
Actualmente, DuPont es toda una corporación que opera en 70 países y tiene más de 85.000 empleados. Su facturación ascendió a US$ 24.700 millones durante 2001, con una ganancia neta de US$ 1.300 millones.
La presencia local
En 1937, desembarcó en la Argentina tras inaugurar una planta productora de tela de rayón en Berazategui, provincia de Buenos Aires. “Hemos estado presentes en el país durante 65 años en forma ininterrumpida”, afirma José Testa, presidente del capítulo local de la compañía. “Hemos sido testigos y protagonistas de la historia reciente y tenemos la convicción de que nuestros productos y servicios han contribuido a una mejora de la calidad de vida de la gente”, sentencia.
El clima recesivo del país de los últimos tiempos tuvo un fuerte impacto sobre el ciclo vital de la firma. Pero, a pesar de haber sufrido como la mayoría de las empresas una caída fuerte en el nivel de operaciones, agravado sobre todo por la falta de crédito, “DuPont Argentina ha demostrado tener, en estos años, una amplia capacidad para adaptarse a los cambios”, asegura el ejecutivo.
Para contribuir a la búsqueda de salidas a esta situación crítica, la empresa presentó recientemente un programa de apoyo a las exportaciones: “Es algo que veníamos trabajando hace unos 18 meses, pero ahora, en medio de este caos, lo hemos ampliado. Mediante este programa, nuestros conocimientos en comercio internacional (nosotros importamos y exportamos muchísimo) tienen el objetivo de facilitarle a nuestros clientes la posibilidad de apertura de mercados en el exterior. La meta es que ellos desarrollen al máximo sus capacidades de exportación. Este emprendimiento ha tenido una respuesta muy positiva, y ya estamos registrando casos de éxito”, explica Testa.
El desarrollo del capital humano es otro punto importante para la política de la empresa. DuPont desarrolla hoy programas de entrenamiento y tiene una escuela secundaria en funcionamiento dentro de la planta de Berazategui. “Además, tenemos un programa de salud ocupacional, mediante el cual nuestro personal dispone de una línea 0800 para consultas de todo tipo, desde asesoramiento legal hasta psicológico”, puntualiza el directivo.
En cuanto a las contribuciones de la firma al mundo de los negocios a escala local, su presidente destaca la ética de la compañía: “En ese sentido, tenemos normas absolutamente estrictas”, remata Testa. “Consideramos que ésta es una contribución enorme a una sociedad tan preocupada por las prácticas no transparentes”.
