A
sí lo señala Daniel Pampín, presidente de la Cámara
Argentina de Empresas de Nutrición Animal (Caena). “Hasta la
crisis, el sector venía evolucionando de una forma explosiva. La
crisis implicó un año de amesetamiento, con un cambio en la
composición del mercado: de una fuerte participación de los
alimentos de alto costo se pasó a una muy fuerte participación
de los alimentos de bajo precio. Ahora se observa un reacomodamiento y,
en la medida que la situación económica mejora, hay una tendencia
de la gente a volver a las marcas de mayor crédito”.
El titular de la Cámara que nuclea a las empresas que facturan y
producen alrededor de 90% del alimento balanceado para perros y gatos en
el país destaca, además, que en los últimos tiempos
se abrieron “oportunidades de exportación, tanto porque antes
era inviable hacerlo con un dólar uno a uno, como por el aspecto
sanitario, ya que la Argentina es un país libre de vaca loca, gripe
aviar y ese tipo de enfermedades”.
“Hoy, de la mano de los temas sanitarios –que imposibilitan las
ventas de algunos países tradicionalmente exportadores–, se
abren negocios de venta externa en Asia, Israel, Taiwan. Hemos hecho exportaciones
a Estados Unidos y Brasil y estamos atendiendo a toda Latinoamérica.
Se empiezan a generar oportunidades para países que no eran demandantes,
y el techo de esto no lo conocemos”, agrega Pampín.
Las exportaciones de las empresas agrupadas en Caena pasaron de 28.163 toneladas
en el 2000, a 44.085 toneladas en el 2003, con un salto de US$ 25,9 millones
a valor FOB en el 2002, a US$ 30,4 millones el año pasado. De enero
a mayo de 2004, las exportaciones alcanzaron un total de US$ 15 millones
a valor FOB.
El consumo de alimento para mascotas, que en el mundo movió unos
US$ 35.000 millones el año pasado, creció en la Argentina
entre las firmas de la Cámara de un total de 137.500 toneladas en
el año 2000, a 191.294 toneladas en el 2003. La facturación
total del sector pasó de $ 500 millones en 2002 a casi $ 550 millones
en 2003. El alimento para perros representa alrededor de 82% en peso y 75%
en facturación. Por decisión de sus integrantes, Caena no
realiza análisis de market share.
El sector muestra también un aumento importante en la producción,
debido al proceso de sustitución de importaciones; y algunas empresas,
en particular las nacionales, “tuvieron que invertir en equipamiento
para abastecer el volumen que generó el segmento de bajo precio”,
dice Pampín, de la firma Masterfoods. Ello permitió que se
siguiera invirtiendo, aunque a un ritmo menor que antes de la crisis.
Guillermo Castro, gerente de servicios técnicos de Iams, de P&G,
señala: “En el caso de Iams, el año de la crisis coincidió
con la puesta a punto de la planta en la Argentina. Nosotros importábamos
todos nuestros productos y pasamos a fabricar en el país. La inversión
fue significativa por la puesta en marcha de la planta y la inversión
adicional en marketing y lanzamientos”.
Nuevos
jugadores
El Senasa confirma un aumento significativo en el número de empresas
del sector. Pampín y Castro creen que el mercado admite aún
una mayor cantidad de jugadores y señalan que el incremento de
competidores fue de la mano de la apertura a los productores nacionales
que trajo la crisis, que provocó también la desaparición
de algunas marcas importadas.
La Facultad de Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires se sumó
al mercado en el 2002, con su propia línea de alimento para perros,
de calidad premium y diferente para adultos y cachorros. “La venta
tiene como fin recaudar fondos con fines académico-científicos.
Tiene un target menos amplio que otras marcas, debido a que no tiene una
gran diversidad de productos y presentaciones”, explican desde la
Facultad.
El titular de Caena considera que “hay una oportunidad de negocios
en el sector” ya que “de la total cobertura calórica
que debería tener un animal, sólo 15 o 20% está satisfecha
en alimento balanceado, y es lógico pensar que en los próximos
años siga creciendo hasta alcanzar casi 80% en los países
más desarrollados”. Empresas del sector calculan alrededor
de 8,3 millones de perros en la Argentina y 3,3 millones de gatos que
habitan en casas.
Aún así, Caena reconoce que ese potencial va a estar muy
influido por la coyuntura económica. “En 1978 se hacían
120 toneladas por mes, 20 años después llegamos a 25.000
toneladas. Está claro que el crecimiento no va a seguir a este
ritmo, pero si la coyuntura es favorable se puede pensar que en entre
cinco y diez años se podría duplicar la cantidad actual
en el mercado local”, añade Pampín.
Para lograr ese crecimiento, la Cámara busca generar “conciencia
de uso”. “La gente debe descubrir que éste es un producto
más sano, más práctico y más económico.
Crecimos fuertemente en la recomendación de los profesionales,
veterinarios y criadores. Probablemente en los próximos años
haya que trabajar con la tenencia responsable y mostrar los beneficios
que brindan las mascotas a la calidad de vida del hombre. Por otro lado,
buscamos empujar cada vez mejores controles sobre la calidad del producto,
porque esto va a crecer de la mano de la confiabilidad”.
Las veterinarias confirman el crecimiento en la venta de alimento balanceado
y destacan que, en esos locales, “la gente lleva lo que el especialista
recomienda según sus posibilidades económicas”. Aseguran,
además, que “al menos en los productos de calidad, las cualidades
se condicen con las que los productos dicen tener”.
Normas
internacionales
Caena y el Senasa afirman que la producción argentina responde
a las regulaciones de los países más desarrollados. “Las
exigencias en la aprobación de productos destinados a mascotas
están basadas en las normas de organismos internacionales reconocidos”,
afirman desde el organismo oficial.
Uno de los grandes desafíos tiene que ver con la forma de consumo.
Aunque está prohibida la venta de alimento balanceado suelto, varios
lugares violan esa regulación. La Cámara, como tal, difunde
la prohibición de la venta fraccionada por medio de información
financiada por las empresas del sector. Y los veterinarios aconsejan a
sus clientes no comprar alimento suelto ya que puede estar adulterado,
mal conservado, contaminado o infectado, entre otros problemas.
La variedad de productos en el mercado aumenta constantemente. Así,
además de las distintas calidades (económica, premium y
superpremium) también hay productos diferentes para cachorros y
animales adultos, o de distinto tamaño, o específicos para
determinadas razas, a los que se suma la línea ética, para
animales con problemas de salud.
Iams, por ejemplo, se dirige sólo al sector superpremium con las
líneas Eukanuba (perros) y Iams (gatos), a las que agrega su línea
ética. Castro reconoce que, debido a esa especialización,
la firma se vio particularmente afectada por la crisis.
Gran parte de las principales empresas del mercado tiene un target más
diversificado, con productos superpremium, premium y económicos.
Nestlé Purina tiene la línea Pro Plan, para gatos y perros,
en el sector superpremium, y varias de alimentos premium y económicos.
Royal Canin tiene cuatro líneas superpremium (Size Nutrution, Feline
Nutrition, Vet Cat y Veterinary Diet), líneas para razas específicas
de perros y gatos y otras en los segmentos de nutrición y productos
estándar. Por su parte, Masterfoods amplió recientemente
sus marcas Pedegree (perros) y Whiskas (gatos) que, además de los
aspectos nutricionales, hacen hincapié en el sabor del alimento
š
Javier Rodríguez Petersen
|