Moderado optimismo empresarial sobre el rumbo económico

    No
    importa que la sabiduría convencional acepte que cesó el viento
    de cola. Es correcto que los precios de la soja –principal producto
    de exportación– han descendido, al igual que los de otros productos
    básicos (excepto el petróleo, aunque se le han impuesto más
    retenciones). También es cierto que, levemente por ahora, están
    subiendo las tasas de interés referenciales en Estados Unidos; que
    no se aprobó la revisión trimestral del FMI y que la situación
    con el organismo internacional, está en un limbo. Además,
    la posibilidad de que los acreedores de la deuda pública acepten
    las condiciones de repago propuestas por el Gobierno, son todavía
    inciertas. La última noticia en este terreno, es que el crecimiento
    se ha detenido (se “ameseta”, repite todo el mundo).
    Lo curioso es que, aun con toda esta batería de noticias plagadas
    de dudas e incertidumbres, los empresarios consultados por MERCADO en la
    25ª versión de su “encuesta semestral de expectativas sobre
    el comportamiento de la economía en el próximo semestre”,
    mantienen un moderado optimismo.

    ficha técnica
    La 25a versión de la encuesta de Expectativas sobre el comportamiento
    de la economía para el segundo semestre de este año, contó con las
    respuestas de 179 empresas, en representación de 29 sectores de actividad.
    El diseño de la encuesta es responsabilidad del sociólogo Heriberto
    Muraro y fue realizada por Telesurvey. Para quienes quieran profundizar
    en esta información, las mediciones anteriores se encuentran disponibles
    en Internet, en el sitio de MERCADO (www.mercado.com.ar).


    El mismo que exhibieron en las dos mediciones anteriores que corresponden
    al tiempo que lleva Néstor Kirchner ocupando la Casa Rosada. Claro
    que un optimismo tal vez exuberante campeó durante las encuestas
    realizadas durante la década pasada. Pero después del colapso
    registrado en el 2002, lo sobresaliente es el retorno del optimismo, aunque
    sea en dosis módicas.
    Resulta curioso advertir esta contradicción: la mayoría
    de los empresarios cuestiona, en público o en privado, el estilo,
    las medidas, o la línea aparente que el Gobierno imprime a los
    asuntos económicos. Están proclives a la crítica
    y el escepticismo. Pero –al menos en el caso de este universo consultado,
    que es concordante con el de las mediciones anteriores– cuando responden
    lo hacen con neutralidad y en tono más bien positivo, como estableciendo
    una distancia importante entre los dichos y las acciones concretas del
    Gobierno o de los resultados de su gestión. Tal vez creen que,
    en buena medida, el ciclo económico actual marcha en forma bastante
    independiente de lo que haga el Gobierno.
    La gran diferencia con la medición anterior –realizada en
    diciembre pasado– es que cuando se inquiere sobre las perspectivas
    de la economía en general, 39,3% dice ser algo optimista (60,8%
    en la versión anterior; una caída de 20 puntos); 35,8% se
    declara neutro (25,8% antes; un crecimiento de 10 puntos en un semestre);
    y 20,8% es algo pesimista (contra 9,7% de aquel momento).
    La credibilidad del ministro de Economía se mantiene casi en idénticos
    niveles: 71,7% no espera cambios sustanciales (72% en la medición
    anterior); y 15,6% espera una mejora (19,4%).
    En casi todos los demás rubros, hay muy leves oscilaciones con
    la medición acerca del primer semestre de este año e incluso
    con la referida al segundo semestre del año pasado.

    Ventas y exportaciones
    Todavía 57,8% de los entrevistados cree que tendrán ventas
    algo superiores a las del semestre anterior, mientras que 11% piensa que
    serán muy superiores (resultados levemente inferiores a los de
    la muestra anterior). El entusiasmo es mayor entre representantes del
    sector alimentario y el de mecánica y metalúrgica. A pesar
    del supuesto amesetamiento en los niveles de crecimiento y de que muchos
    sectores se acercan al límite donde la capacidad ociosa instalada
    ha prácticamente desaparecido, campea el optimismo.
    En cuanto al nivel de precios, 46,6% piensa que se mantendrán iguales;
    39,9% que serán algo superiores; y un magro 2,3% que serán
    muy superiores (indicadores también similares a la muestra de diciembre
    pasado). En el sector de la alimentación, 70% de los consultados,
    sin embargo, piensa que los precios serán algo o muy superiores.
    En la industria mecánica y metalúrgica, el porcentaje asciende
    a casi 85%.
    Los aumentos en costos que más temen los empresarios para los próximos
    meses son los de los insumos y materias primas, como también los
    salariales y cargas sociales. Recién en tercer lugar aparecen los
    impuestos y en cuarto, las tarifas de servicios públicos. Los costos
    financieros inquietan a un escaso 8,5%, tal vez porque muy pocos están
    tomando créditos del sistema financiero. Comparada con la última
    muestra hay más preocupación por el valor de los insumos
    que requiere cada sector, especialmente las que están en el campo
    del consumo masivo.
    En las industrias de consumo masivo, 66,7% establece que el aumento de
    costos en las materias primas es su preocupación esencial. En la
    industria mecánica y metalúrgica ese indicador es de 53,8%;
    y en la alimentaria, de 45%.
    Hay 46,2% que espera lograr mayor exportaciones, mientras que en diciembre
    de 2003 era 54,8% y en julio de 2003 era de 54,7%. La caída en
    precios de los principales productos de exportación del país,
    puede influir en esa percepción. La industria alimentaria es, por
    lejos, la que más pretende exportar el próximo semestre
    (80%).
    En cuanto al porcentaje de exportaciones sobre ventas totales, 45% proyecta
    colocar en el exterior hasta 20% de su producción; 28,8 % hasta
    40%; 10% hasta 60%; 7,5% hasta 80%; y 8,8%, más de 80% de la producción
    total (porcentajes similares a la última medición). Entre
    los que actúan en el sector alimenticio, 80% planea exportar y
    81,2$ espera una rentabilidad levemente positiva.
    Cuando se atiende al valor de las exportaciones medidas en dólares,
    40% prevé que serán iguales; 38,8%, algo superiores; y 13,8%
    muy superiores. Un optimismo algo superior a la medición anterior,
    a pesar del retroceso en el valor de los productos básicos que
    exporta el país.
    Al inquirir sobre las razones para que desciendan las exportaciones o
    se decida no exportar o exportar menos, la principal causa es volcarse
    a la atención del mercado interno; aún cuando también
    se menciona el tipo de cambio, las retenciones y el proteccionismo de
    terceros países.
    Sobre la rentabilidad de las operaciones de exportación, 67,5%
    espera que sea levemente positiva; 18,8% que sea muy alta; y 11,2%, neutra.
    Los que esperan ganar mucho más creció frente al resultado
    de la última muestra (era de 12,7%).
    En cuanto a la posibilidad de lograr el abastecimiento de los principales
    insumos que requiere cada actividad se advierte mayor preocupación.
    80,3% asegura que no habrá problemas importantes (90,3% en la medición
    anterior); 12,7% cree que encontrará serias dificultades (contra
    5,4% en el caso anterior).
    Sin embargo, no se esperan grandes variaciones en el precio que habrá
    que pagar por los principales insumos. 65,3% aguarda algún aumento;
    26% opina que se mantendrán iguales, y apenas 3.5% teme que aumentarán
    mucho (levísimas variantes con la muestra de hace seis meses).
    La fuente de los insumos: 39,3% exclusivamente en el mercado interno (25,3%
    en la anterior); 38,2% en ambos, con predominio del interno (40,3%); 17,9%
    en ambos con predominio del externo (27,4%); y 2,9% exclusivamente en
    el exterior (6,5%). Es obvio que hay mayor abastecimiento de insumos en
    el mercado interno.
    En cuanto a la facilidad para acceder a los insumos en el segundo semestre,
    76,5% opina que será fácil; y 21,6% que será difícil
    (contra 17,4% en la última medición).
    La incidencia de la política arancelaria sobre las importaciones
    será similar según 76,5% (81,9% en la de diciembre pasado);
    será más costosa: 18,6% (15,9%); y será menos costosa
    para 2% (0,7%). En síntesis: más costosa.

    Sueldos y
    situación laboral
    Las expectativas sobre los niveles salariales muestran el optimismo de
    56,7% de los consultados: 28,9% aguarda que sean iguales a la inflación;
    levemente por encima de ella, 22%; y muy por encima, 5,8%. Pero, a pesar
    de todos los indicios recientes, 38,7% cree que estarán ligeramente
    o muy por debajo del nivel de inflación.
    La razón decisiva para los aumentos salariales sería la
    propia decisión empresaria (72,9% contra 73,2% de la medición
    anterior), mientras que la presión sindical externa e interna sería
    el origen de los aumentos para 27,1% de los encuestados (60% en el caso
    de la alimentación).
    Entre quienes opinan que los aumentos serán por debajo del nivel
    de inflación, 40,3% lo atribuye a necesidad de mejorar la rentabilidad;
    26,9% al bajo nivel de actividad y ventas; y 26,9% a la estricta aplicación
    de convenios laborales.
    No se prevé mayor conflictividad. Por el contrario, 43,9% piensa
    que no habrá disputas, y 52% que los que surjan serán manejables.
    Tales conflictos no impedirán la entrega de productos o servicios
    a los clientes (72%). En cambio, 19,4% (contra 13,3% de la última
    vez piensan que sí puede impedirla. La relación con los
    delegados internos del personal es fluida en 51,4% de los casos, compleja
    pero manejable en 28,9%.
    Se prevé un aumento en la dotación de personal. Hasta 10%
    en 30,1% de los consultados, y hasta 20% en 11,6%. En cambio, 52% mantendrá
    su nómina sin variaciones, y apenas 5,8% planea disminuirla en
    10%.
    Se prevé un aumento en el endeudamiento: muy superior al del 2003,
    9,8% (contra 1,6% de la última medición), igual, 52,6% (50,5%);
    y menor, 32,4% (44,6%). De los consultados, 63% opina que el acceso al
    crédito bancario será similar; 21,4% que será más
    fácil; y 8,1% que será más difícil.
    Un dato clave para el futuro comportamiento económico es la utilización
    de la capacidad instalada. Todo indica que se acerca al techo. 15,6% afirma
    estar a 100%; 32,9% entre 80 y 99%; y 33,5% entre 60 y 79%. Si esta apreciación
    es correcta, la próxima medición se situará en el
    límite de la capacidad instalada, con menor potencial de crecimiento
    y con mayor necesidad de invertir. 56,1% de los entrevistados dice que
    es algo o muy superior la evolución de la capacidad utilizada.


    Inversiones y resultados
    Los que planean nuevas inversiones constituyen 54,3% de la muestra, contra
    45,7% que no tiene planes en ese sentido. Pero la mayoría de los
    que están dispuestos a invertir, (52,1%) lo hará hasta $
    1 millón. Del total de los que invierten, 77,6% lo hará
    hasta $ 5 millones. A pesar de que las cifras pueden no resultar significativas,
    74,5% las considera algo o muy superiores a las realizadas durante el
    primer semestre.
    En materia de rentabilidad no hay diferencias sustanciales –aunque
    sí una leve desmejora– con el período anterior: 9,2%
    dice que es muy rentable en sus resultados (11,8%); 52,6% que es algo
    rentable (60,2%); 26% que es equilibrado (20,4%); y 8,7% algo deficitario
    (5,9%).
    Para el próximo semestre se aguardan variaciones en el nivel de
    inflación. Para 32,9% será menor a 5%; para 51,4% será
    de entre 5 a 10%; y para 10,4% de entre 10 a 15%.
    Sobre la cotización del dólar con relación a la inflación
    no se aguardan demasiados cambios. 42,8% de la muestra piensa que será
    igual; 18,5% que el dólar será algo superior; 37,6% que
    será algo inferior.
    Con relación a la variación de la tasa activa de interés,
    31,8% espera que permanezca; 39,3% supone que será algo superior;
    17,3% cree que será algo inferior; y 7,5% asume que será
    muy superior.
    No se espera un aumento significativo en el valor de las tarifas de servicios
    públicos. 14,5% opina que será muy superior; 59,5%, algo
    superior; y 15,6%, que será igual. Sobre la evaluación del
    proceso de privatizaciones, 67,6% se declara favorable, aunque piensa
    que debieron hacerse más cuidadosamente; 13,3% es muy favorable;
    y 17,9% es desfavorable.
    Las cuentas del Estado no solamente preocupan al FMI: 71,7% de los empresarios
    consultados creen se buscará el equilibrio pero que no se logrará
    reducir la estructura; y 26% sospecha que no habrá equilibrio en
    las cuentas públicas.
    En cuanto al proceso de integración regional, 11% se expide favorablemente;
    32,9% es algo favorable; 35,8% considera que será neutro; y 20,8%,
    es algo pesimista.
    El efecto de la sustitución de importaciones no es considerado
    como un motorizador de las ventas por 71,1% de los entrevistados