Ericsson sorprende

    Hace
    algo más de un año, los analistas todavía se preguntaban
    si la fabricante sueca de equipos para telefonía móvil podría
    volver a tener márgenes positivos. Con los resultados del primer
    trimestre de 2005 se comprobó que las utilidades crecieron 73% gracias
    al viento de cola de la buena salud en el sector telecomunicaciones, en
    especial en Europa. Las ventas totales crecieron 12% con relación
    a igual fecha del año anterior -cerca de US$4.480 millones- y las
    utilidades fueron de US$660 millones. La firma se vio favorecida por la
    introducción de servicios de tercera generación en Europa
    occidental y mayor demanda de banda ancha en Europa oriental y en Turquía.
    Por cierto, durante los primeros meses de 2005, algunos expertos llegaron
    a prever 26% o más de incremento en ganancias, o sea niveles estilo
    Cisco Systems. Pero el management de Ericsson fue cauto: "Cuando vimos
    proyecciones de 26 a 28% para este año, resolvimos enfriar tanto
    optimismo", señalaba en abril Karl-Henric Svanberg, presidente
    ejecutivo de la compañía.
    Lo ocurrido en 2004 fue una secuela de hechos excepcional en los 130 años
    de la empresa. Por un lado, realizó una drástica reestructuración
    y despidió casi la mitad del personal. Por el otro, las ventas experimentaron
    un auge porque los clientes empresarios volvían a comprar en gran
    escala.
    Pero el universo inalámbrico de Ericsson es mucho más competitivo
    que el de Cisco y sus ruteadores. Los márgenes del año pasado
    eran demasiado altos comparados con los históricos en el sector.
    Ahora, el perfil de ventas reflejará una transición de tecnologías
    maduras (segunda generación) a las de tercera generación (3G),
    por lo cual el ritmo de crecimiento debiera ceder.
    Desde sus inicios (1874) como taller especializado en reparar equipos telegráficos,
    la firma ha evolucionado junto con la tecnología de comunicaciones.
    Así, durante los ´90 (del siglo XX), la expansión de redes
    celulares a 140 países convirtió a la empresa en un éxito
    espectacular e hizo subir 4.000% sus acciones, hasta alcanzar un máximo
    de US$262 en marzo de 2000. Pero la loca exuberancia fue haciéndose
    humo y, para 2003, las ventas cedían 20%.

    La recuperación
    En medio del derrumbe, apareció Svanberg (abril de 2003), con un
    plan basado en reducir mano de obra y gastos operativos menores ese año
    y el siguiente. A principios de la década, Ericsson tenía
    más de 100.000 obreros, técnicos y empleados. Pero, en realidad,
    el éxito no se debió a los despidos en masa (50%) sino a
    que los clientes empresarios volvieron a comprar (2004). El aumento de
    abonados obligó a los operadores celulares a invertir para elevar
    capacidad. Las ventas por ese canal representan 70% de la compañía,
    especialmente por haberse asociado en partes iguales con la japonesa Sony
    (2001). Así, a mediados de 2004, la alianza era líder en
    el segmento, donde su participación dobló la de Nokia, su
    rival más cercano.
    También el año pasado, el servicio celular añadió
    300 millones de abonados y totaliza, en el mundo, 1.700 millones. De esa
    cantidad, 1.300 millones (76,5%) emplea GSM, tecnología G2 introducida
    por Ericsson en los ´90. Dado que gran parte de las ventas es a clientes
    habituales como Vodafone o Cingular, se explican los márgenes récord:
    la línea GSM alcanzó un impresionante 45% de utilidad bruta.

    Esos guarismos son excepcionales e irrepetibles. Los de Nokia o Motorola,
    no llegaban a 15%. Las mejores cifras de Ericsson misma solían
    ser inferiores a 12%.
    Existe una razón esencial: los celulares de tercera generación.
    Los operadores inalámbricos han empezado a pasar sus redes a 3G
    -banda ancha por Internet- y abandonan rápidamente GSM. La tendencia
    responde a la mayor velocidad de tecnologías como WCDMA o UMTS,
    que ofrecen también opciones multimediales. En el plano internacional,
    66 redes han lanzado alguna de esas dos opciones. En 2004, los operadores
    europeos se zambulleron en el cambio y los abonados a WCDMA suman ya casi
    20 millones en el mundo.
    Las exigencias 3G le impedirán a Ericsson seguir bajando gastos
    en investigación y desarrollo o marketing. Para peor, tras WCDMA
    asoma ya HSDPA, una tecnología tipo "3,5G" que permite
    bajar datos seis veces más rápido que los actuales cables
    módem y requerirá mayores inversiones en I&D. En otras
    palabras, los márgenes brutos en 3G cederán en la medida
    que cada vez más vendedores de equipos entren al ruedo.