A partir de la visita a empresas de diferentes tamaños y sectores en
28 países con economías de distintos niveles de desarrollo, Christopher
Wanjek realizó un estudio sobre la alimentación de los trabajadores
en la jornada laboral y luego documentó hasta qué punto la comida
involucra a la salud, la seguridad y la productividad en todas las naciones,
ricas o pobres. Encargada por la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), la investigación, fue presentada en Buenos Aires por el propio
autor, en forma de libro y con el título “Food at work”
(La alimentación en el trabajo).
En el marco de su exposición, Wanjek –que en la actualidad trabaja
con la NASA e Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos– expresó
que las estadísticas contenidas en el libro son pruebas convincentes
para empleadores y gobiernos de que brindar acceso a una buena alimentación
a los trabajadores constituye una sabia inversión, pues ello redundaría
en una reducción de los días de baja por enfermedad y de accidentes,
así como una mejora de la productividad y de los estados de ánimo.
Sin embargo, en la práctica, el trabajo determina que con demasiada frecuencia
los programas de comidas en el lugar de trabajo se conciben apenas como un elemento
adicional o ni siquiera son objeto de consideración por los empleadores.
De todas maneras, la obra incluye numerosos ejemplos positivos del modo en que
gobiernos, empleadores y sindicatos tratan de mejorar el estado nutricional
de los trabajadores.
Beneficios públicos
Según un resumen del libro distribuido por los organizadores de la presentación,
el precio de una nutrición deficiente proporciona a gobiernos, empleadores
y empleados una justificación para adoptar un programa adecuado de comidas
en el lugar de trabajo. Los gobiernos se beneficiarían de la existencia
de una población bien alimentada mediante las reducciones de los costos
sanitarios, los ingresos fiscales obtenidos por el aumento de la productividad
laboral y, al procurar nutrición desde la infancia, la seguridad de disponer
de futuras generaciones de trabajadores sanos.
Asimismo, el resumen señala que en las naciones más ricas, la
obesidad genera entre 2 y 7% de los gastos sanitarios totales: “en Estados
Unidos, los costes económicos anuales de la obesidad para las empresas
ascienden a US$ 12.700 millones en concepto de seguros, pagos de bajas por enfermedad
y otros desembolsos”.
Lugar propicio para modificar hábitos
En uno de los capítulos del libro, Wanjek afirma que el lugar de trabajo
constituye un emplazamiento lógico para la intervención en materia
de nutrición y señala que sería apropiada una comparación
con los programas de comidas en los centros escolares, puesto que los trabajadores
pasan allí al menos ocho horas al día y cinco días a la
semana, a menudo cuentan con los mismos antecedentes educativos y afrontan preocupaciones
similares en lo que se refiere a la salud. Sin embargo, para el autor, tal oportunidad
no es aprovechada.
Cuestiones de importancia
El autor también presta atención a las características
del tiempo y del momento que los trabajadores dedican para comer. Así,
explica que en condiciones idóneas, la pausa para la comida ha de ser
un período de descanso, renovación, creación de vínculos
con sus compañeros, liberación de tensiones y separación
física del puesto de trabajo. Además, añade que el emplazamiento
de la comida debe encontrarse limpio y libre de ruidos, vibraciones, productos
químicos y otros factores de riesgo del área de trabajo, en definitiva,
un espacio para relajarse.
El libro dedica generoso espacio a numerosos casos estudiados que son presentados
a modo de lecciones, por ejemplo, en relación con las instalaciones de
comedores y cafeterías, vales de comidas, servicios de provisión
de refrigerios, proveedores locales y otras soluciones a problemas bastante
extendidos.
La presentación de “La alimentación en el trabajo”,
que se realizó en el Caesar Park, contó con el auspicio de la
Cámara de Empresas de Servicios y Vales Alimentarios y Similares (CEVAS)
y tuvo como panelistas invitados a Norberto Ciaravino, jefe de Gabinete del
Ministerio de Trabajo; Daniel Arroyo, viceministro de Bienestar Social; Alejandro
O’Donnel, director científico del Centro de Estudios de Nutrición
Infantil; y Carlos Lelio, abogado especialista en Derecho del Trabajo. La apertura
y moderación estuvo a cargo del presidente de CEVAS, Alejandro Engel.
M
M.M.