Evolución de los precios |
La dinámica del último año tuvo dos claras etapas. Hasta julio se observó una aceleración significativa, con un registro en dicho mes de 24% interanual. Si bien la suba estuvo impulsada por la totalidad de los rubros (exceptuando el textil), se destacaron el sector de alimentos y bebidas, los rubros asociados al consumo de la clase media y el sector de transportes y comunicaciones.
El primero explicado por precios de commodities récord (+72% anual durante el primer semestre), el segundo por un consumo recalentado creciendo a tasas superiores a las de la producción (+9% y 8% anual respectivamente) y, el último, a raíz de sendos incrementos de tarifas.
Durante la segunda mitad del año, dos de los tres tractores mencionados quiebran su tendencia y comienzan a jugar a favor de una desaceleración del IPC. Mientras los precios internacionales se caían frente a la profundización de la crisis internacional (+18% anual en el segundo semestre, –15% durante el cuarto trimestre), el consumo desacelera y pasa a crecer a 6% anual. Si bien todavía registra tasas superiores a las del PIB, lo que continúa presionando sobre el nivel de precios, la brecha se achicó a sólo 0,5 puntos.
De este modo, aunque la inflación respecto a 2007 se mantuvo relativamente estable, cambiaron los rubros que la impulsaron. Mientras que en 2007 50% del alza estuvo explicada por el rubro alimentos y bebidas, este guarismo descendió a 37% en 2008, tomando mayor relevancia los sectores regulados y los asociados al consumo de bienes superiores o suntuarios (elasticidad respecto al ingreso superior a la unidad (1)).
El segmento regulado pasó de explicar 20,9% de la inflación de 2007 a 26,7% en 2008. Entre los rubros que podemos individualizar encontramos al de transportes y comunicaciones, con un incremento de 15,8% anual y el de la salud (obras sociales y prepagas) con una suba de 23,1%. Hubo también incrementos muy fuertes en la electricidad residencial (combustibles para la vivienda), lo que explicó la suba de 20,4% anual en el rubro vivienda.
El segmento asociado al consumo de las clases medias y medias altas explicó 16,3% del incremento del IPC, 5,3 puntos más que en 2007. Distinguimos en este caso los servicios educativos, con un alza de 29,5% anual, de la mano del incremento de las cuotas a través de subas formales o vía aumento de matrículas; el rubro bienes y servicios varios (+22,5% anual) y el de equipamiento para el hogar (+18,9% anual).
Si bien la génesis de las subas de los precios de estos dos segmentos mencionados es distinta, reconocen un punto de contacto que las relaciona íntimamente. El atraso en las tarifas del sector energético, transportes y comunicaciones tuvo dos consecuencias:
• Caída en la rentabilidad de estos sectores estructuralmente relevantes, que impactó en forma negativa en la inversión.
• Incrementos constantes de subsidios para, mínimamente, mantener en funcionamiento a dichas firmas. Los subsidios se materializaron en precios irrisoriamente bajos para estos bienes, cuyos principales beneficiarios fueron la clase media y alta (ver Sector social – artículo sobre subsidios), generando un efecto ingreso positivo que expandió la demanda privada de forma excesiva.
La coyuntura actual nos encuentra con un consumo todavía creciendo más dinámicamente que la actividad, con las consecuencias mencionadas sobre el nivel de precios, y un Gobierno que por cuestiones fiscales comienza a ajustar las tarifas a un ritmo vertiginoso pero aun así insuficiente para generar una masa fiscal crítica que permite reducir el ritmo de expansión de los precios.
Perspectivas 2009
Los incrementos de tarifas en el sector energético y de transportes generarán un shock inflacionario de corto plazo, aunque con seguridad veremos una inflación desacelerando durante el segundo trimestre del año de la mano del efecto ingreso negativo provocado por estos ajustes que se montará sobre una economía entrando en un proceso recesivo.
Aunque nuestro escenario base a diciembre de 2009 sitúa a la inflación en torno a 15% (lo que nos deposita en un escenario de estanflación), la incertidumbre es elevada, sobre todo durante el segundo semestre. La conjunción de una economía en plena contracción y una administración sin plan firme o ideas claras, pueden dar lugar a medidas improvisadas (utilización de reservas, emisión monetaria, desdoblamiento cambiario, etc.) con consecuencias impredecibles.
1- La elasticidad ingreso de la demanda se mide como el cociente de la variación porcentual del consumo de un determinado bien respecto a la variación porcentual del ingreso. De ser este número mayor a uno, se entiende que cuando aumenta el ingreso, la demanda de dicho bien se incrementa en un porcentaje mayor.
Otros precios
Caída en los costos de la construcción
El costo de la construcción, de acuerdo a los relevamientos de Indec, aumentó 14% en 2008, lo cual representa una desaceleración respecto al guarismo de 2007. Quizá más relevante sea el valor del índice en dólares, observando un incremento en 2008 de tan sólo 4,4% luego de haber estado creciendo durante el último lustro a un ritmo de 19,2% anual.
Se observaron diferencias en la evolución de los subíndices que componen el ICC, siendo los gastos generales el rubro de mayor variación. La mano de obra desaceleró su incremento a partir del segundo semestre del año, cuando la actividad se estancó y el empleo en el sector se resintió.
En la medida en que se profundice el parate en la actividad de la construcción con su correspondiente correlato en la demanda laboral, puede esperarse que el costo de la construcción continúe desacelerando (y caiga en dólares) teniendo en cuenta que la ponderación de la mano de obra en el índice es de 45,6%. Estimamos una caída en los costos de la construcción en dólares de al menos 13%.
Precios mayoristas
Los precios mayoristas en 2008 presentaron una variación de 9% anual, lo cual implica una desaceleración del guarismo observado en 2007 (+14,5%). Pueden reconocerse dos períodos diferenciados: una aceleración durante el primer semestre del año de la mano de la última etapa de la burbuja de los commodities, una fuerte desaceleración en el segundo semestre incluyendo una deflación en el último bimestre.
Los precios de los productos manufacturados, que ponderan 71,49% en el Índice de Precios Mayoristas (IPIM), crecieron 11,3% anual en 2008 aportando 7,7 puntos porcentuales de la suba. Lógicamente, un consumo recalentado, una inversión pujante y los altos precios internacionales durante el primer semestre fueron las principales causas de esta suba. Los rubros que tuvieron mayor incidencia en el incremento del subgrupo fueron: alimentos y bebidas (+9,8%), sustancias y productos químicos (+13,9%), vehículos automotores (+9,2%), productos refinados del petróleo (8,2%) y productos metálicos básicos (+17,3%).
Los productos primarios, que ponderan 19,4% en el IPIM, exhibieron una variación de sus precios de 0,6% en 2008. Los productos agropecuarios crecieron 0,2% en 2008, mientras que la división de petróleo y gas lo hizo 0,5%. Por su parte, la energía eléctrica para la industria aumentó 14,7%. Hay que tener en cuenta que las retenciones tanto a los productos agropecuarios como a los energéticos evitaron subas en los momentos en que la burbuja de los commodities estaba en su cenit.
La evolución de los precios mayoristas en 2009 es una gran incógnita. Con respecto a los precios de los commodities no se esperan grandes alzas por el estancamiento de la actividad económica mundial, pero lo sucedido durante el último año con subas y bajas bruscas obliga a no descartar ningún escenario. Por el lado de los precios de los productos manufacturados, la menor presión de los costos laborales locales sumado a una retracción en las importaciones hace pensar en una inflación en franca desaceleración aunque habrá que estar atento a lo que suceda con el tipo de cambio (estos precios suelen presentar un pass-through rápido).
La manipulación continúa
La intervención del Indec: relato de un país desorientado
Un nuevo año ha transcurrido y el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos sigue estando lejos de ser una transparente institución de administración y generación de información estadística. La metodología de intimidación y manipulación se afianzó como modus operandi de un organismo que ha dejado de regirse por las exigencias de la ciencia estadística.
Por Agustina Rosenfeld
En los casi 24 meses que lleva la intervención se han debatido diversos motivos causales, tanto de origen económico como político, no obstante la consecuencia menos opinable de este proceso es la desconfianza actual que existe respecto de la información estadística, que ya no sirve de barómetro fiel para quienes dirigen y analizan la macroeconomía como tampoco para quienes se manejan en el orden de lo micro pero que necesitan una perspectiva más global.
Una estadística inalcanzable
La falta de continuidad en la información y la ausencia de bases no es sólo un fin en sí mismo sino también un medio ya que de esta forma se impide la réplica y peor aún la generación de nueva información por parte de agentes del ámbito privado y/o no gubernamental, lo que aportaría más luz sobre el estado actual de la economía argentina.
Ejemplo de ello es la falta de publicación de la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares (ENGH) 2004/2005 que ofrece datos sobre los consumos de los hogares por provincia. Dado que esta encuesta se utiliza para calcular la canasta del IPC, su falta de disponibilidad para el público general impide estimaciones paralelas de la inflación así como también que se calculen varios índices, uno para cada estrato socio-económico.
A esto se suma que se limita la realización de análisis de índole microeconómico. En efecto, la publicación de la ENGH permitiría llevar adelante estudios de mercado, estimar la demanda de bienes por parte de las empresas, conocer fuente y destino del crédito tomado por los hogares, por citar algunos ejemplos.
Desafortunadamente esta base de datos no está sólo fuera del alcance del público general, los institutos estadísticos provinciales que participaron en su elaboración tampoco disponen de esta información ya que sólo se los ha provisto con las bases relativas a cada provincia y no del agregado nacional.
Dos censos polémicos
En aras de defender el proceder actual, las autoridades destacan que bajo esta gestión se llevó a cabo el procesamiento del Censo Nacional Económico (CNE) 2004/2005. Este censo tiene por objetivo “cuantificar y caracterizar la actividad económica industrial, comercial, minera, financiera, y de prestación de servicios personales y empresariales en todo el país, realizadas con o sin fines de lucro.” Al igual que en el caso de la ENGH, la publicación de esta base permitiría la elaboración de múltiples estudios de mercado, demanda y consumo. No obstante, al día de la fecha la información sigue sin estar disponible, habiéndose realizado las tareas de “barrido territorial” entre abril y mayo 2005. Dado el presente del Indec, esta demora está dando lugar a múltiples rumores, ninguno aún confirmado, respecto de la calidad de los resultados.
De todos modos, las peores acusaciones rondan al tan discutido Censo Nacional Agropecuario (CNA) 2008, encuesta realizada de forma quinquenal. El primer inconveniente radicó en el desplazamiento de gran parte de los técnicos históricos del área, para lo cual se previó la incorporación de personas de dudosa idoneidad. Entre las propuestas de este nuevo grupo técnico estuvieron el cambio de la fecha de salida a campo, tradicionalmente fijada para el mes de septiembre, así como también el recorte del período de relevamiento que pasó de dos meses a uno solo.
Tras varios anuncios de nuevas fechas de inicio, se decidió adelantar la salida a campo lo que provocó que los censistas provinciales fueran saliendo cuando quisieron o pudieron. Esto tiene como primera consecuencia la falta de coherencia de los datos relevados, ya que la elección del período de encuesta está asociada a los tiempos de cosecha y siembra de los productos agropecuarios así como también a los tiempos de la ganadería. Por su parte, la decisión de reducir a la mitad el período de trabajo trajo aparejada la necesidad de incrementar la planta de técnicos involucrados en este censo, lo que demandó una consecuente ampliación de presupuesto.
En cuanto a la fecha de publicación de los primeros datos, estaba originalmente programada para agosto y luego fue rectificada estimándose la disponibilidad de los mismos para el mes de diciembre. No obstante, al día de la fecha no se conocen las conclusiones preliminares de este trabajo.
Inflación: un índice en la oscuridad
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) es el eje de la crítica a la intervención del Indec. Las primeras tímidas acusaciones que se escucharon en 2007 estaban dirigidas hacia la estimación de este índice que hoy se erige en parangón de la decadencia estadística nacional.
No hace falta indicar que las estrategias de manipulación que relatáramos un año atrás no han sido abandonadas. Sin embargo, la novedad es que este año están acompañadas de nuevas tácticas que convergen en el nuevo índice de precios. Hacia mediados de año, so pretexto de que el anterior IPC se encontraba desactualizado, se presentó públicamente el nuevo cálculo de la inflación minorista. Cabe recordar que ya a principios de 2007 existía un cronograma pautado de tareas orientadas a realizar el cambio de base. Sin embargo, las nuevas autoridades desoyeron las estrategias de cambio de base sugeridas por el equipo técnico anterior abandonando ese programa, para luego presentar este nuevo IPC que reemplaza la base 1999=100 por una opinable de abril 2008=100.
Uno de los oasis que creímos encontrar en este desierto de datos fehacientes fue el avance de la causa judicial que desde hace más de un año persigue la normalización del sistema estadístico nacional. Las últimas novedades cuentan del pedido de publicación de la nueva metodología del índice de precios, al cual las autoridades respondieron que ya se encuentra publicada en el Informe Metodológico N°13. Sin embargo, los cambios recientes modifican ciertamente el método contenido en dicho documento por lo que la Justicia continuó reclamando la necesidad de conocer dichas modificaciones para poder comprender las bases de la nueva estimación de la inflación.
Al día de la fecha, el grado de desinformación es elevado: no se sabe cómo se hizo el empalme, cómo funcionan las canastas móviles por los productos estacionales, dónde se relevan los precios, ni cómo se definió qué locales y comercios se incluyeron y cuáles no. Por lo pronto se sabe que el indicador releva alrededor de 440 productos y servicios en contra de los 818 que se utilizaron en los últimos años. Para lograr esta reducción fueron dejados de lado productos considerados de lujo como los viajes al exterior, y otros servicios como el servicio doméstico por considerarlo un salario y no un precio.
Sobra decir que la poca información existente sobre la metodología del nuevo índice ya dio lugar a críticas. Una de ellas está ligada a la intención de captar el “efecto sustitución” a través del sistema de canastas móviles por las cuales las ponderaciones de los diferentes productos varían de acuerdo a la estacionalidad asociada a su consumo. La objeción radica en la falta de tecnología estadística para poder alcanzar resultados consistentes, ya que haría falta incrementar significativamente la periodicidad con la que se realizan encuestas de consumos de los hogares además de contar con un staff más idóneo.
Por su parte, la ausencia de un documento metodológico está dando lugar a sospechas sobre el tipo de canasta utilizada. Hasta que se suspendiera la publicación del anterior índice de inflación en la Argentina se realizaba este cálculo en base a una canasta plutocrática, esto es, una canasta que pondera de acuerdo al consumo de los hogares.
A partir de la implementación de la nueva metodología, se ha afianzado el rumor respecto de la tendencia a reemplazar la canasta plutocrática por una democrática, esto es, una canasta que ponderaría de acuerdo a la cantidad de hogares. De confirmarse esta información, tendríamos un problema más a la hora de realizar el empalme que sólo podría ser hecho por quienes tuviesen acceso a las bases completas de este índice.
Como nota de color cabe agregar que en recientes reuniones con el ámbito privado las autoridades del Indec han llegado a manifestar que el IPC además de ser una medida de la inflación sería a su vez un instrumento para su combate por su participación en la formación de expectativas. Esta confusión entre el medio y el fin es sumamente peligrosa.
Por último, no debemos olvidar que a principios de este año se puso fin a la estimación de la inflación nacional después de que se emprendiera una abierta campaña de manipulación de los índices de precios provinciales durante todo 2007.
Crecimiento: Y por casa… ¿cómo andamos?
Como comentáramos en el anuario 2007 la principal estrategia es la de alteración de la información de base. En menor medida incide la subestimación de la inflación ya que el IPC sólo se usa para deflactar la serie del sector de Intervención Financiera mientras que para el resto de ellos se cuenta con series de volúmenes.
No obstante, la novedad este año es el rumor de que el desvío ha crecido significativamente. Mientras en 2007 la diferencia entre el cálculo intervenido del crecimiento real y su estimación fehaciente rondaba el punto porcentual, para el primer trimestre de 2008, ésta habría crecido hasta ubicarse en el orden de 1,5 puntos porcentuales. Más graves aún son las más recientes aseveraciones que han sido recogidas en un prestigioso diario nacional y que hablan de una sobreestimación en el orden de los 3 puntos porcentuales para el segundo trimestre del año que cerró.
Indicadores socio-económicos: ignorancia del desarrollo
La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que provee datos de pobreza e indigencia principalmente también pertenece al grupo de estadísticas descontinuadas. No sólo se suspendió la publicación de sus resultados sino que hace más de un año que no se tiene acceso a sus bases. De esta forma, se anula la posibilidad de realizar estudios poblacionales que nos permitirían conocer cuestiones demográficas generales así como también de informalidad laboral y otros indicadores en el área de la economía del desarrollo.
En esta línea se suma la suspensión de la estimación del Coeficiente de Gini, indicador de la distribución del ingreso. En la ausencia de esta estadística, la desigualdad puede medirse a través de la Curva de Lorenz que se determina en base al análisis del ingreso según quintiles o deciles, dependiendo de cómo se la estime. No obstante, la información necesaria para elaborar la Curva de Lorenz se encuentra contenida en las bases de la EPH, estadística discontinuada. De esta forma, hoy carecemos de la posibilidad de hacer estudios serios sobre distribución del ingreso en nuestro país.
En este orden de cuestiones, cabe resaltar las dudas que hay en torno al cálculo de la pobreza e indigencia. En efecto, se estima que existe una subvaloración de ambos indicadores derivada directamente de la subestimación de la inflación. Ya que la evolución de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), límite de la indigencia, y de la Canasta Básica Total (CBT), límite de la pobreza, depende de los resultados recogidos por el IPC de GBA.
Consecuencias
En definitiva, el Indec vive hoy una sustantiva pérdida de prestigio no sólo a escala local sino también internacional. La divulgación de rumores sobre la falta de rigurosidad técnica es razón suficiente para la desconfianza generalizada en sus productos técnicos. A esto se agrega el hecho de que a lo largo de este año, las oportunidades de asistir a jornadas y congresos internacionales especializados fueron otorgadas bajo criterios distintos a la idoneidad, criterio también ausente a la hora de asignar autoridades en las distintas áreas de trabajo.
Por otra parte, otro potencial traspié en términos de intercambio internacional es la posible descontinuación del convenio con EuroStat –organismo estadístico de la Comunidad Europea– que resulta de suma utilidad y enriquecimiento para el instituto.
Las consecuencias de la intervención también alcanzan al plano de lo humano. Fruto de la situación de hostigamiento, persecución y discriminación constante que se vive en el instituto, este año se han incrementado de forma importante las solicitudes de licencias psiquiátricas, por lo que más de 100 técnicos se encontrarían alejados temporalmente del Indec.
Perspectivas de corto y largo plazo
La intervención de la oficina de información estadística no durará para siempre. Sin embargo de haber voluntad política, la pregunta más acuciante es ¿cuánto tiempo podría llevar un proceso de normalización?
Definir un intervalo de tiempo es tarea nada fácil ya que la normalización del instituto no sólo significa retomar las metodologías anteriores para la generación de nueva información, sino que también implicaría la recomposición de la información afectada durante los últimos dos años. En este sentido, la expectativa es negativa: de normalizarse el Indec sufriremos de un período de vacío estadístico, ya que la información de base disponible o bien es insuficiente o bien no cumple con las exigencias metodológicas para recomponer los datos afectados.
A su vez, en algunos casos la intervención ha significado la suspensión de las tareas preliminares necesarias especialmente para la estimación de estadísticas cuya publicación se realiza con una menor periodicidad, como es el caso del Censo Nacional. De esta forma, no sólo están afectados los datos publicados sino que también se han puesto trabas para la información que todavía no ha de ser disponible.
Por último, el desplazamiento de personal idóneo del instituto es una traba significativa. No sólo por no disponer de sus servicios, sino también porque se ha interrumpido el proceso informal de formación de los nuevos técnicos.
En definitiva, las perspectivas tanto a corto como a largo plazo son negativas. En el corto plazo, porque no parecería haber voluntad política de normalizar el Indec. En el largo plazo, porque una vez que se comience la tarea de normalización habrá que asumir un período de vacío estadístico respecto de los índices modificados, y porque todavía llevará más esfuerzo recomponer un equipo idóneo de técnicos, que estén dispuestos a involucrarse profesionalmente con del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
Agustina Rosenfeld es analista económica.