ESTRATEGIA | Informe
Por Hernán Murúa
La campaña agrícola 2007-2008 marcó un hito en la historia de nuestro país, con una producción de 46,2 millones de toneladas de soja, 22 millones de maíz, 16,3 millones de trigo y 4,6 millones de girasol, de acuerdo con el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. A ese total se sumaron 2,9 millones de toneladas de sorgo, 1,5 millón de cebada, 1,2 millón de arroz y otro millón entre maní y avena. En función de las hectáreas sembradas, el rendimiento superó las 3 toneladas por hectárea.
Como no podría ser de otra manera, lo propio ocurrió con el negocio de fertilizantes, cuyo consumo se elevó hasta los 3,71 millones de toneladas, con 1,14 millón de producción local. Y otro tanto sucedió con los productos fitosanitarios, que alcanzaron cifras récord de 220.000, 35.000 y 20.000 toneladas, respectivamente en materia de uso de herbicidas, insecticidas y funguicidas, según la Cámara de la Industria de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA).
Impacto de la crisis económica global, sequía y pública oposición de los ruralistas a las medidas del Gobierno mediante, la campaña 2008-2009 resultó la contracara de aquella otra. Las caídas en la producción fueron de 33% en soja (hasta 31 millones de toneladas), 41% en maíz (a 13 millones), 49% en trigo (a 8,4 millones), 47% en girasol (a 2,5 millones) y 39% en sorgo (a 1,8 millón). En tanto, los cultivos de cebada y arroz crecieron 14 y 7%, respectivamente, y el de maní se mantuvo prácticamente estable.
Los retrocesos en los consumos de fertilizantes y agroquímicos se movieron casi a la par, de acuerdo con CIAFA. En tanto se vio un derrumbe en los primeros, que alcanzó a 31% (hasta 2,55 millones de toneladas), los repliegues de los segundos resultaron más módicos y rondaron entre 6 y 14% (a 190.000 toneladas de herbicidas, 33.000 de insecticidas y 18.000 de funguicidas).
Descenso pronunciado
“El mercado de fertilizantes tuvo un antes y un después de la crisis económica internacional. Hasta ese momento, se veían récords de precios y una demanda disparada en función de los valores de los commodities en ascenso. Pero con esa debacle se produjo una caída muy pronunciada”, explica Mariano Tomatis, socio de PricewaterhouseCoopers Argentina.
En una reacción cantada, ya que se trata de un insumo cuya administración puede regularse, los productores agropecuarios de nuestro país trataron de acotar la inversión en fertilizantes en una medida importante, buscando optimizar sus costos. Por tipo de producto, el consumo de nutrientes nitrogenados bajó 60% (pasó de 420.000 a 170.000 toneladas), en la comparación del primer semestre de 2008 respecto del mismo período del último año, según la Asociación Civil Fertilizar. Por su parte, la caída de los fosfatados fue de 49% (de 390.000 a 200.000 toneladas). Y la de los azufrados, potásicos y demás, de 50% (de 74.000 a 37.000).
“Pero esa misma situación se repitió en Brasil y en Estados Unidos. Las empresas de fertilizantes tuvieron que desprenderse de sus stocks a un precio menor de lo que habían previsto. Y como, salvo la urea de Profertil, el resto de los principios activos son importados, vendieron más barato de lo que habían comprado. Ese efecto fue muy relevante en sus números”, continúa el especialista.
En materia de productos fitosanitarios, también se verificó una menor inversión, con áreas marginales de siembra que en esta oportunidad no entraron en producción. La disminución de precios, no obstante, resultó de magnitud más acotada en comparación con los fertilizantes.
“El volumen del mercado rondó en los últimos cinco a seis años entre 220 millones y 300 millones de litros/kilos, dos tercios o algo más para los herbicidas, y el resto, en orden decreciente, para insecticidas, varios y fungicidas. En valores, el mercado se movió en los últimos tres años entre US$ 1.400 millones y US$ 1.900 millones, pero en 2009 fue uno de los más bajos, por la disminución de volumen y precios”, afirma Carlos Capparelli, gerente de CIAFA.
Las razones de la caída
Los fitosanitarios representan una parte importante de los insumos necesarios para la producción agropecuaria en la Argentina. “La evolución de los últimos años en el país quedó marcada por las modificaciones de 2008 y 2009. Factores como las condiciones de sequía, el malestar de los productores y fundamentalmente la sustitución de los cultivos cambiaron sensiblemente tanto los fitosanitarios que se emplean como sus épocas de uso”, sostiene el ejecutivo de la Cámara de la Industria de Fertilizantes y Agroquímicos.
Un ejemplo fue el descenso del consumo de glifosato. Se trata de un producto clave –tanto en volumen como en valor–, que había mantenido un crecimiento constante hasta 2007, para llegar a un total de 194 millones de litros, si se promedian las diversas formulaciones en su forma más habitual de 48% de concentración del principio activo. “Este volumen descendió a menos de 170 millones en 2008 y, con cifras provisorias, a 150 millones en 2009”, puntualiza Capparelli.
“La disminución del área de trigo –continúa– produjo una equivalente disminución en el uso de productos, mientras que el aumento en el área sojera está generando un incremento, recién a partir de este momento. Esto no sucedió el año anterior, por las condiciones de sequía que no favorecieron el progreso de insectos y los ataques de hongos, disminuyendo consecuentemente la demanda de insecticidas y fungicidas”.
A esto se sumó que el productor ya no compra preventivamente, sino en la medida de sus necesidades reales de insumos. “Como resultante, se produjo una gran disminución de operaciones al principio de 2009 y una mejoría hacia fines de año”, observa el especialista.
Dentro de cada segmento, los precios tuvieron variaciones dispares. “Los insecticidas aumentaron durante 2007 y 2008, pero esa suba fue compensada por la baja posterior de 2009. Los precios de los fungicidas mantuvieron un crecimiento leve y variable, principalmente debido al inicio de la comercialización de nuevos productos bajo patente, con especialización en el control de plagas”, indica.
“En el caso de los herbicidas, principalmente genéricos y producidos en nuestro país, las tendencias y los costos de las materias primas internacionales provocaron subas representativas durante 2007 y 2008. Sin embargo, a partir de fines de ese último año y durante 2009, estas alzas fueron absolutamente revertidas, volviendo a los bajos valores anteriores. En promedio, debido a la gran participación que tienen estos últimos, los precios tuvieron una tendencia claramente descendente, excepto en 2007 y 2008, beneficiando el costo de producción de los alimentos”, completa Capparelli.
Las señales de recuperación
Para Tomatis, de PricewaterhouseCooper, ya hay signos de recuperación en la demanda de fertilizantes, producto del aumento importante de los precios de los commodities. “Eso incentiva la inversión adicional. Además, los factores climáticos adecuados revelan perspectivas optimistas. De hecho, se observa una recuperación en maíz, que requiere de mayor fertilización. No obstante, se van a necesitar tres o cuatro años para retomar el nivel de demanda del récord de 2007-2008”, pronostica.
Capparelli coincide: “Los planteos de futuro, si bien dependen de la evolución política y financiera del país y de la de sus productores agropecuarios, se avizoran como positivos. El mundo necesita alimentos y estamos en uno de los pocos lugares donde se puede incrementar sensiblemente su producción”.
Sin embargo, la tendencia a la “sojización” no puede dejar de plantear una alerta para los productores de agroquímicos. De hecho, la siembra directa casi duplica en la actualidad en hectáreas a la superficie en la que se emplean herbicidas, mientras que una década atrás todavía estaban parejas. “Un mayor grado de ‘sojización’ no es bueno para el sector, ya que requiere de menor nivel de inversión en fertilizantes que el maíz o el trigo”, advierte Tomatis.
Eddy Fay, de Mosaic Argentina
Foco especial en las líneas exclusivas
“Los tres pilares de nuestra estrategia son el equipo calificado para satisfacer las necesidades de nuestros clientes, el desarrollo de nuevos productos y servicios ajustados a los cambios en la tecnología y las exigencias del mercado, y los más de 140 centros de servicios que aseguran al productor atención personalizada y soluciones a medida de sus necesidades”.
Eddy Fay
Así enfatiza Eddy Fay, presidente de Mosaic Argentina, la empresa de fertilizantes de Cargill. En Quebracho, Puerto San Martín, al norte de Rosario, la empresa dispone de una planta con una capacidad de almacenaje de 220.000 toneladas de fertilizantes sólidos y de despacho de más de 700.000 toneladas.
Además, cuenta con una unidad de producción de 240.000 toneladas anuales de superfosfato simple, que proyecta incrementar a 300.000.
En tanto, la lista de los principales productos que comercializa Mosaic Argentina también incluye las líneas de fosfato monoamónico, cloruro de potasio, “K-Mag” y urea. “Dentro de nuestro proceso continuo de innovación y siguiendo las expectativas de nuestros clientes, instalamos nuestro MES 10 como producto único destinado a los cultivos de trigo, maíz y colza, entre otros, debido a su tecnología de producción”, subraya Fay.
En cuanto a la evolución de su actividad, los resultados logrados en el transcurso del año pasado, en este caso, estuvieron por encima del promedio de ventas del rubro. Al menos así lo indica su titular: “A pesar de la disminución de la demanda, asociada con el menor uso de tecnología y con la caída en las superficies sembradas de los cultivos de mayor consumo de fertilizantes, como son los casos del trigo y el maíz, Mosaic mantuvo durante 2009 sus niveles de actividad en producción y despacho con respecto a 2008. Esto se logró gracias a la disponibilidad de producto, a precios y condiciones comerciales competitivas, y a la velocidad de respuesta ante los cambios en la demanda”.
Para 2010, en tanto, la estrategia comercial de la firma prevé potenciar el crecimiento de sus fertilizantes. Según el ejecutivo, eso será resultado de “poner especial foco en el superfosfato simple y en las líneas exclusivas ‘MicroEssentials’ y ‘Nutrimax’. Nuestras expectativas en estas familias de productos son muy importantes, a partir de las respuestas que nuestros clientes periódicamente nos brindan con respecto a la calidad y confiabilidad de nuestros productos”.
A la hora de hacer referencia a los servicios relacionados, Fay indica que “también seguiremos desarrollando acuerdos con distintos bancos para atender las necesidades de financiación de nuestros clientes”. El titular de Mosaic Argentina sostiene, para completar la entrevista, que el objetivo de largo plazo de la empresa “es mantener la alta valoración de marca por parte del productor”.
Al respecto, agrega: “Los atributos positivos de mayor relevancia que los clientes asocian con nuestra marca son el liderazgo y la confiabilidad. A raíz de esas percepciones, por un lado, continuaremos con las inversiones para crecer en producción y logística. Y por otro, seguiremos trabajando para asegurar los más altos estándares de calidad tanto de los productos como de los servicios”.
Cabe añadir que Mosaic procesa alrededor del mundo cerca de 8 millones de toneladas de roca fosfórica por año, agenciándose de esa manera de 6% de la participación en el mercado global de fertilizantes fosfatados, de acuerdo con la información publicada en el sitio de Internet de Mosaic Argentina. Eso la transforma en el mayor productor de ese segmento, aunque también comparte el liderazgo en los rubros de potasio y nitrógeno, en todos los casos desde la perspectiva internacional.
Juan Farinati, de Monsanto
Un ajuste ágil de la oferta
La planta de producción de la empresa está ubicada en la localidad de Zárate, donde trabajan unas 300 personas asignadas a los agroquímicos, y su capacidad instalada es de 120 millones de litros equivalentes anuales.
Los principales herbicidas de Monsanto forman parte de su conocida línea “Roundup”. Su versión “UltraMax”, en presentación granulada, es selectivo y se emplea para el control post-emergente de malezas anuales y perennes en los cultivos Roundup Ready (mejorados genéticamente para tolerar el principio activo glifosato).
El “Full II”, en presentación líquida y también post-emergente, es un producto sistémico y no selectivo, diseñado para controlar una diversidad de malezas en lotes en barbecho, antes de sembrar el cultivo, especialmente en condiciones de sequía, rocío o lluvias.
Además, dispone de los productos “Guardián”, un herbicida pre-emergente especialmente desarrollado para maximizar rendimientos en maíz, y “Harness”, para soja, girasol y maní.
“Durante 2009, las ventas de herbicidas de la familia ‘Roundup’ se mantuvieron estables, aunque en algunos casos tuvieron una leve retracción debido a la sequía que impactó en el área de siembra de ciertos cultivos y en el consumo de productos por hectárea, además de la situación del sector que hizo que los productores redujeran la utilización de productos de alta tecnología. En el caso de los herbicidas para pre-emergencia de maíz y girasol, los despachos fueron inferiores al año anterior, debido a la reducción en el área de ambos cultivos”, admite Juan Farinati, líder comercial de la división de Protección de Cultivos para Latinoamérica Sur.
En ese marco, Monsanto creó esta nueva división, separando así el negocio de “Roundup” y otros herbicidas, al que prevé incorporar unas 20 personas a lo largo de este año, de la división de Semillas y Biotecnología.
Garantía total
Al respecto, entre los servicios asociados que la división ofrece, se destaca el bautizado “Garantía Total”, lanzado hace algunos años con foco en la reposición del producto, pero que en las últimas campañas se expandió también a la aplicación. “Les permite a todos los productores que utilizan ‘Roundup Full II’ y ‘UltraMax’ contar con un respaldo. En caso de no tener en su campo la performance de producto necesaria para el control de malezas por razones externas, como pueden ser las condiciones climáticas adversas, la compañía repone el producto y el costo de la aplicación”, indica el ejecutivo.
Las novedades también se orientan a la presentación y el embalaje de los productos. “El año pasado, lanzamos ‘Roundup Full II’ en bolsa in box, que le permite al productor contar con los beneficios de la performance de este producto en un envase de cartón. De esta manera, se reduce el nivel de polietileno en prácticamente 90%, con el beneficio ambiental que esto significa”, sostiene el especialista.
Jorge Hernández, de Profertil
Productos para zonas con problemas de agua
El principal producto de la firma es la urea granulada, un fertilizante que adiciona nitrógeno al suelo para potenciar los cultivos. No obstante, complementa su paleta de productos con nutrientes importados, a fin de ofrecer paquetes tecnológicos integrales al productor agropecuario, mediante su red de distribuidores.
Jorge Hernández
Su complejo industrial está ubicado en el Puerto de Ingeniero White, en Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, donde emplea a 200 trabajadores directos y a otros 1.400 indirectos. Allí cuenta con una capacidad instalada anual de 1,1 millón de toneladas de urea y 750.000 de amoníaco.
Jorge Hernández, su gerente de Relaciones Institucionales, explica que la evolución de las ventas del año pasado fue similar a la del anterior, “no mostrando cambios significativos en volumen, pero sí en el mix”. Esto se debió a que el mercado principal de la empresa, que no es otro que el agro argentino, al que vuelca de 80 a 85% de su producción, “no operó normalmente durante el primer semestre de 2009, fundamentalmente debido a las sequías que afectaron vastas zonas” de la Argentina país. Por esa razón, indica el ejecutivo, “finalizamos 2009 con un volumen de exportaciones del orden de 40%” de la producción total.
Con vistas a la nueva temporada, Hernández sostiene que “nuestra estrategia comercial continuará en la línea de ofrecer alternativas tecnológicas de avanzada al productor argentino. Potenciaremos lo desarrollado durante 2009, con nuestras mezclas ‘Proterra’ y productos adecuados para zonas con problemáticas de agua como el ‘EneTotal’. Y continuaremos brindando herramientas de financiación a nuestros clientes, a fin de incentivar la incorporación tecnológica adecuada”.
En otro orden, Profertil prevé desembolsar US$ 10 millones durante este año, según su funcionario, para el sostenimiento de capital y, adicionalmente, hacer una serie de inversiones destinadas a la actualización tecnológica, la eficiencia energética y la preservación del medio ambiente.
Luis Mogni, de Bayer CropScience Argentina
Novedosa plataforma de servicios integrales
La empresa desarrolla y ofrece soluciones integrales para el mercado agrícola en los segmentos de agroquímicos para la protección y mejoramiento de cultivos, biotecnología y tratamiento de semillas, y sanidad ambiental con control de plagas y vectores.
Luis Mogni
Su planta de formulación de productos fitosanitarios está ubicada en el parque industrial de Zárate, donde se desempeñan 180 trabajadores. El año pasado, este centro fue ampliado hasta duplicar su capacidad, actualmente de 16.000 toneladas al año, entre insecticidas, fungicidas y herbicidas.
“El crecimiento responde a un plan de inversión en tecnología que la compañía proyecta para 2010. Desde diciembre, la planta cuenta con una nueva línea de envasado. También se están renovando todas las máquinas etiquetadoras y se trabaja para aumentar aún más la capacidad de formulación. Hoy, la planta maneja productos con tecnología de concentrados emulsionables, emulsiones aceite-agua, líquidos solubles, suspensiones concentradas y envasados por dispersión en aceite”, detalla Luis Mogni, su gerente de Marketing.
“Además, está en marcha la construcción de un nuevo laboratorio que contará con un sector destinado exclusivamente al control de calidad del material de empaque. Gracias a su capacidad y su alta tecnología, la planta de Zárate abastece a una gran variedad de mercados, incluyendo Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y Chile”, agrega.
En el ámbito local, en tanto, la empresa cuenta con una participación del mercado “no glifosato” de 17%. La lista de sus productos incluye los insecticidas “Calypso”, “Certero Duo”, “Clap”, “Connect” y “Decis”, los fungicidas “Sphere Max”, “Folicur”, “Nativo” e “Infinito”, y los herbicidas “Adengo”, “Equip”, “Hussar OD”, “Puma”, “Select”, “Cobra” y “Sencorex”.
Nuevos lanzamientos
“En los últimos años, presentamos soluciones en el ámbito de la protección de cultivos y control de plagas y para 2010 tenemos planeados nuevos lanzamientos. Además, trabajamos en proyectos de investigación de futuro, en los ámbitos de la sanidad vegetal y la tolerancia al estrés. Tecnologías modernas como la genómica, el cribado en masa, la bioinformática y la química combinatoria nos ayudan a identificar nuevas estructuras primarias”, afirma Mogni.
Pero la firma también viene concentrando los esfuerzos en los servicios de valor agregado. “La novedosa plataforma ‘BayDir’ se basa en un soporte web al alcance de todos nuestros clientes. A su vez, está integrada por varios programas como ‘+Exacto’, un servicio que posibilita la gestión de información geo-referenciada. Básicamente, consiste en el seguimiento, diagnóstico y evaluación de las condiciones de los cultivos, respecto de plagas y enfermedades, junto con la recomendación y asesoramiento en el uso de nuestros productos”, indica el ejecutivo.
Otro de los servicios disponibles fue bautizado como “Aplicación rentable”. “Se trata de un sistema que permite determinar de manera rápida y sencilla la rentabilidad del tratamiento, en relación con la inversión realizada y el potencial de rendimiento del cultivo. Conociendo variables como el rendimiento y el precio esperado de la producción, el costo de la dosis del producto a aplicar y la eficiencia de control, se puede obtener una guía rápida sobre el umbral de acción técnico”, asegura el gerente de Marketing de Bayer CropScience.
Este nuevo servicio apunta, además, a la construcción de capital social, involucrando a la red que componen productores, técnicos, asesores y empresas e instituciones del sector. “Para eso, desarrollamos ‘BayDir Capacita’, un conjunto de programas de alta exigencia académica en convenio con prestigiosas casas de estudio. Es un ámbito ideal para la actualización y debate sobre temas de interés vinculados con el sector de los agroalimentos. Su objetivo es aportar herramientas de conocimiento en diversas áreas como el marketing, los mercados, la gestión de cultivos, logística, economía, sistemas industriales y dirección estratégica”, añade.
Sergio Rodríguez, de DuPont AgroSoluciones
Meta: dos nuevas moléculas anuales
El negocio de DuPont AgroSoluciones ofrece soluciones integradas que combinan productos y servicios para el productor. Para ello, cuenta en la Argentina con una planta en Casilda, Provincia de Santa Fe, con una capacidad instalada de 25 a 30 millones de litros de defensivos agrícolas por año y emplea a 200 personas.
Sergio Rodríguez
Entre los principales productos que comercializa están los herbicidas “Finesse”, “Challenger”, “Misil” y “Authority”, los fungicidas “Stinger”, “Fusion”, “Winner”, “Kosice” y “Manzate”, y los insecticidas “Tractor”, “Lannate”, “Furia” y “Mustang”.
“Una mención aparte merece ‘Coragen’, un insecticida recientemente lanzado. Está basado en una molécula perteneciente a una nueva familia química que, debido a su modo de acción diferente de lo conocido, plantea un paradigma novedoso, ya que en un solo producto combina una alta potencia insecticida con un elevado perfil ambiental”, subraya Sergio Rodríguez, líder para el Cono Sur de la empresa.
A raíz de la sequía, que generó una importante disminución del uso de productos fitosanitarios, el mercado de agroquímicos tuvo una importante caída en volumen y precio, del orden de 40%. “Las ventas de DuPont, sin embargo, disminuyeron menos que la caída del mercado, logrando de esta manera un incremento de participación, un mejor market share”, afirma el ejecutivo.
“Esto se debió al lanzamiento exitoso de nuevos productos –continúa–, como es el caso del ‘Coragen’, y también a un importante crecimiento en ventas de ‘Stinger’, uno de los más modernos fungicidas del mercado. Otra de las razones fue la implementación exitosa de una estrategia basada en extender y desarrollar un nuevo canal comercial, la Red Nacional de Distribuidores Autorizados DuPont”.
En ese sentido, Rodríguez indica que “como parte de una nueva estrategia comercial, asumimos el compromiso de lanzar dos nuevas moléculas por año en América latina. Eso significa nuevas soluciones ajustadas a las demandas cada vez más exigentes de los agricultores”.
Jorge Domínguez, de Atanor
Integración vertical: ventaja comparativa
Fundada en 1938 en Munro, Provincia de Buenos Aires, donde actualmente se encuentra su casa central, Atanor es la segunda productora de glifosato y 2,4 D del mundo y la única de 2,4 D y atrazina de América latina. Cuenta con ocho fábricas en la Argentina y una en Brasil, además de un joint venture en China, con una dotación total de 3.021 personas.
En Baradero, manufactura ácido acético, acetatos, triacetina y sorbitol; en los ingenios Concepción y Marapa, de Tucumán, azúcar y etanol; en Munro, formol, formoléas, resinas ureicas y fenólicas; en Pilar, glifosato; en Río Tercero, ácido 2,4 D, cloro, soda cáustica, hipoclorito de sodio, ácido clorhídrico y agua oxigenada; en San Nicolás, atrazina, sales de aminas del ácido 2,4 D y del ácido 2,4 DB, ácido salicílico e insecticidas; en Valuveal (La Pampa), cloruro de sodio, y en Río de Janeiro, oxicloruro de cobre.
“La integración vertical, como principal política estratégica de Atanor, aumenta su ventaja comparativa, al reducir costos de producción y reforzar el control sobre su abastecimiento de materias primas y de productos intermediarios. Por ejemplo, una parte del etanol producido en los ingenios azucareros es utilizada para producir ácido acético, que luego es empleado en la producción de 2,4 D”, explica Jorge Domínguez, su director industrial.
Con relación a los resultados del 2009, el ejecutivo sostiene que “la facturación mostró una baja en relación con el año anterior, originada en la caída de los precios internacionales de los commodities, a partir de la crisis mundial”. Sin embargo, aclara que “los volúmenes totales comercializados en 2009 no siguieron la tendencia de los precios, manteniéndose en los niveles históricos de la empresa”.
En ese sentido, las perspectivas para el año en curso pasan por la recuperación de los precios de las ventas y de cierto incremento de los volúmenes originados por los desembolsos en curso. “Los planes se basan en el aumento de despachos y en completar el plan de inversiones”, concluye.
Jorge Parizzia, de Dow AgroSciences Argentina
Oportunidades en control de insectos
La empresa cuenta con una planta de producción de fitosanitarios, es decir de herbicidas, funguicidas e insecticidas, que está ubicada en la localidad de San Lorenzo, al norte de Rosario, en la provincia de Santa Fe. En esa unidad productiva, la firma invirtió el año pasado US$ 12 millones, a fin de duplicar la capacidad de formulación y envasado.
Jorge Parizzia
Eso habla de sus perspectivas optimistas, pese a que el año pasado, “las ventas se mantuvieron iguales respecto de 2008, debido a la baja en la superficie de girasol y maíz, a raíz de la sequía y del conflicto entre los productores y el Gobierno. No obstante, para el año, fue un desempeño aceptable. Y en materia de exportaciones, tuvimos un leve crecimiento, ya que Uruguay produjo más trigo y en Bolivia incrementamos nuestra participación de mercado, fruto de los 10 años que llevamos y del alza en el consumo de tecnología para el cultivo de arroz”, afirma Jorge Parizzia, su director de Marketing.
“Para el corto plazo –continúa–, nos cuesta pensar en que podamos volver a tener un año como 2009, con la peor sequía histórica de los últimos 75 años. Por lo tanto, 2010 va a ser un mejor año agrícola, con un mayor uso de tecnología. Y nosotros tenemos oportunidades, así que vamos a trabajar para aprovecharlas”.
Con vistas al mediano plazo, las claves de Dow AgroSciences Argentina tienen que ver con el desarrollo del producto “SmartStack”, junto con Monsanto, para resistencia a insectos y control de malezas, de acuerdo con el ejecutivo. “Lo propio ocurre con la tecnología ‘DHT’ para resistencia de la soja al 2,4 D, que complementaría al glifosato en el caso de la soja RR”, apunta.
“También vamos a continuar con la introducción de un nuevo insecticida para trigo, que lanzamos el año pasado, con el esfuerzo de captar una mayor participación de mercado. Tenemos los recursos humanos y las tecnologías para que el país pueda aprovechar las oportunidades de crecimiento del mercado de proteínas”, completa Parizzia.
Syngenta Argentina
Cada vez más cerca de los productores
“Para este año, nuestra apuesta es continuar incorporando tecnología a la producción del agro de la Argentina. Con ese propósito, nos proponemos estar cada vez más cerca de los productores, advirtiendo sus necesidades y tratando de cubrirlas con el desarrollo de nueva tecnología para los distintos cultivos”.
Mauricio Morabito
Las palabras corresponden a Mauricio Morabito, gerente de Marketing de Syngenta Protección de Cultivos, firma que comercializa herbicidas no selectivos, insecticidas y funguicidas, además de productos para el tratamiento de semillas, fabricados en plantas de la provincia de Buenos Aires y de Brasil.
“El año pasado, nuestras ventas cayeron, aunque lo hicieron en menor medida que el mercado en general”, sostiene el ejecutivo.
En contraposición, sostiene que “para 2010 esperamos un año muy distinto, con fuertes aumentos en la demanda de funguicidas y también en la de insecticidas, producto de las lluvias y de una mayor área sembrada con maíz”. Sin embargo, también reconoce que “no vamos a llegar a los niveles de 2008, porque el precio del glifosato continúa prácticamente a la mitad de lo que valía por aquella época”.
Al respecto, Morabito considera que Syngenta debe mantener los lineamientos comerciales que “nos vienen permitiendo incrementar nuestro ‘market share’ año tras año”. A tal fin, la empresa prevé lanzar un nuevo insecticida y ampliar las etiquetas de sus productos existentes a otras plagas y enfermedades. “En el caso de los funguicidas, estamos probando nuevos productos, pero con vistas a presentarlos en 2011 ó 2012”, señala.
En síntesis, el gerente de Marketing de Syngenta Protección de Cultivos completa la entrevista como la empezó. “Nuestro objetivo –subraya– no solo es mejorar nuestras ventas y la gestión de nuestra empresa, sino también beneficiar a los productores agropecuarios, que son nuestros clientes, con las nuevas tecnologías necesarias para elevar la producción de alimentos”.
Diego López Casanello, de BASF Argentina
Tecnología para girasol y frutales
Entre su portafolio de productos destinados a la protección de cultivos, BASF ofrece tres líneas de mayor relevancia en el mercado argentino. La primera es “AgCelence”, de productos que contienen el principio activo F500 y que, además del control de enfermedades, producen en las plantas mayores tolerancia a estrés, síntesis de clorofila y calidad de grano.
Diego López Casanello
Esa línea incluye los funguicidas “Opera” (para soja, maíz y trigo), “Bellis” (papa, tomate y vid) y “Comet” (girasol), junto con el “Acronis”, para tratamiento de semillas de soja.
La segunda línea es “Clearfield”, basada en la resistencia genética de los cultivos a herbicidas de la familia de las imidazolinonas. Se encuentra disponible para maíz (“Lightning” y “On Duty”), girasol (“Clearsol”), arroz (“Kifix”), trigo (“Trigosol”) e intersiembra (“Interfield”). Y la tercera se denomina “Heat”, con base en la molécula Kixor, desarrollada por BASF. El herbicida homónimo, lanzado el año pasado, se utiliza junto con glifosato en barbecho químico y tratamiento de manejo pre-siembra en soja, maíz, maní y sorgo.
“Para BASF, la Argentina y América del Sur son plazas estratégicas. Aquí pensamos duplicar nuestra facturación en agroquímicos en los próximos cinco años, porque vamos a incorporar muchas tecnologías adaptadas al mercado. En ese mismo período, prevemos lanzar un producto de uso masivo por año y apuntamos a transformarnos en la empresa del sector con más lanzamientos”, indica Diego López Casanello, presidente de BASF Argentina.
En el corto plazo, esta estrategia tiene su punto de partida con la presentación de “CL Plus”, un nuevo producto para girasol. “También vamos a seguir expandiendo la tecnología ‘AgCelence’. Adicionalmente, vamos a lanzar el herbicida ‘Heat’ para frutales”, enumera el ejecutivo. Asimismo, prevén apostar a los servicios. “Recientemente incorporamos el ‘Digilab’, una herramienta tecnológica que permite realizar el diagnóstico de plagas y enfermedades en forma temprana, rápida y precisa”, completa.