La minería puede ser un pilar de la economía

    DOSSIER |

    Por Leandro Africano

    Cualquier estudio sobre los orígenes de la economía de un país remite indefectiblemente a la extracción minera. La historia oficial de la minería argentina es casi tan antigua como el país: la primera ley de fomento minero fue sancionada por la propia Asamblea Constituyente de 1813, el 7 de mayo de ese año, a propuesta de la Junta de Gobierno. Desde ese momento, se sabía que los minerales y metales constituyen una riqueza esencial para el progreso de la humanidad. Hoy, todas las industrias usan materias primas, productos, subproductos y elementos provenientes de esta actividad, más antigua que la agricultura.
    Según el medio especializado Mining Journal, la Argentina es el sexto país del mundo con mayor cantidad de recursos mineros disponibles, y aún falta explorar 75% de las áreas con potencial minero. En el corto plazo, el país podría posicionarse entre los cinco productores líderes en provisión de cobre y entre los tres primeros en plata. Según un informe de la Secretaría de Minería, la Argentina tiene la posibilidad de situarse entre las seis potencias en suministro de oro y liderar el abastecimiento de litio, potasio y boratos.
    Para dimensionar la actividad se debe aclarar que en la Argentina 700 localidades participan de una u otra manera en la actividad minera, que proporciona empleo a más de 256.000 argentinos, con un salario promedio de $8.500, muy superior a la media nacional. El sector, que ha multiplicado su actividad en la última década, registra 150 grandes empresas –18% de ellas argentinas–, cuya actividad ha estimulado el crecimiento de 1.260 nuevas Pyme nacionales dedicadas a este rubro. Asimismo, es la única actividad productiva regida por una normativa propia: el Código de Minería de la Nación (ley 1.919), la ley de Inversiones Mineras (24.196) y la de Protección Ambiental de la Actividad Minera (24.585).
    A pesar de todos estos detalles, sigue siendo una actividad prácticamente desconocida. Gran parte del debate que tienen por delante los miembros de CAEM es llevar a cabo un plan de comunicación que permita a la industria tener una mejor llegada con la comunidad. Manuel Benítez, titular de la cámara dialogó con Mercado sobre los desafíos que enfrenta la industria en el corto plazo.


    Manuel Benítez
    Foto: Gabriel Reig

    –¿Qué evaluación hace desde la cámara de todo lo sucedido en 2010, un año tan particular para la minería argentina?
    –Fue un año más que positivo. Por primera vez en su historia el país alcanzó los 700.000 metros de perforación en todo un año, lo que significa un récord para el sector, porque es una señal del potencial que tiene para el desarrollo económico.
    También fue el año en que se confirmó la demanda del litio, un mineral que tiene 82% de las reservas mundiales en la zona del noroeste argentino, compartido con Chile y fundamentalmente Bolivia. El litio es el mineral del futuro porque es demandando en la fabricación de insumos de tecnología de vanguardia, y fundamentalmente por la industria automotriz para el desarrollo de las baterías de los autos eléctricos.

    –Pero por tratarse de una rama de la economía en la que intervienen las empresas privadas, el Estado y una sostenida demanda internacional de minerales es también un tablero donde se tironean fuerzas.
    –Hace aproximadamente 15 años que la Argentina descubrió el potencial minero que tiene. Hasta ese momento esos tres actores que usted menciona no estaban en juego. El Estado ha tenido ahora una fuerte intervención y ha permitido el desarrollo de la actividad como en los principales países de la región.
    Estamos viviendo un debate que no debería existir: sí o no a la minería. Creemos que no es pertinente porque no estamos hablando de la explotación minera del siglo 19. La totalidad de las empresas que ejercen la actividad en la Argentina trabajan con altísimos estándares de tecnificación, seguridad y protección del medio ambiente por una simple razón: no se puede hacer minería sin el aporte de la ciencia.

    –Haciendo un repaso de los temas relacionados con la actividad minera que llegaron a los medios de comunicación, ¿cuál es la asignatura pendiente que tiene la cámara junto a sus miembros?
    –Sin lugar a dudas nos falta contar con lujo de detalles qué es lo que hacemos y cómo lo llevamos a cabo como verdaderos exponentes y pilares de la economía argentina. Estamos todos comprometidos con la problemática y con lograr un mejor acercamiento con la opinión pública.

    –De alguna manera la cámara y sus miembros no desean pasar por una experiencia similar a la vivida en Esquel entre los años 2002 y 2003, donde una asamblea de vecinos promovió un plebiscito para definir la instalación de una mina a cielo abierto.
    –En algún sentido todos los protagonistas de la industria cargamos con una mochila por este caso. Allí se trabajó muy mal la comunicación, se quisieron imponer los proyectos, no se comprometió a la población, no se ofrecieron detalles precisos de lo que significaría para la región y, como era de esperar, el conflicto tuvo repercusión nacional y hasta internacional. Además, Esquel es una zona turística y urbana donde los proyectos mineros no suelen instalarse.

    –¿Cómo se distribuye la producción de minerales en la Argentina?
    –Esencialmente las explotaciones argentinas extraen oro pero entre los diferentes minerales que se explota se encuentran: el cobre, la plata, el aluminio, el plomo, el zinc, el litio, diversas sales y el hierro.

    –¿Cuál es el punto de vista que tiene la cámara sobre la participación del Estado en los proyectos mineros?
    –Es necesario saber que todo proyecto de minería se divide en dos grandes etapas. La primera, la más costosa y de mayor inversión, es de exploración y conlleva un alto riesgo porque puede fracasar el yacimiento en la cantidad o calidad de lo minerales hallados o incluso en ambas variables.
    Se estima que entre 10 y 20% de los proyectos fracasan y por eso se necesita capital de riesgo privado. En la segunda etapa, de explotación, la Argentina tuvo y tiene proyectos donde conviven el ámbito privado y público en perfecta armonía como puede ser a través de la unión transitoria de empresas.

    –¿Tiene la cámara en agenda el impulso de cambios en la legislación que regula la actividad?
    –El marco regulatorio vigente es el que ha permitido el actual desarrollo y por ese motivo no vemos necesidad de promover cambios de ningún tipo. Toda ley es mejorable pero no está en la agenda de trabajo de la CAEM.

    –¿Cuál es la lectura que hace la cámara sobre la sanción de ley sobre glaciares?
    –Creemos que se generó una ley que contiene errores en la demarcación científica de los glaciares y que de alguna manera puede afectar la actividad. Pero no tenemos ninguna duda de que, por tratarse de un tema que es debatible, se va aclarar rápidamente para que no se generen dudas al respecto.
    Asimismo, los controles que se llevan acabo en cada uno de los proyectos han permitido que en la Argentina no se registren daños ambientales.

    Hito para la región

    Países como Perú, Chile, Bolivia y Brasil han hecho de la minería una industria sólida.
    Perú es el tercer destino mundial de inversiones mineras. Recibió US$ 520 millones en 2009, año en que el valor de las exportaciones del sector alcanzó US$ 16.000 millones, equivalentes a 60% del valor total de sus ventas al exterior. Chile es el séptimo país en radicación de inversiones. El sector representa 17,6% de su PBI y exporta por esta actividad US$ 30.000 millones, lo que representa 57,8% de las ventas totales al exterior.