ANÁLISIS | Perspectiva
Por Marcelo Elizondo (*)
El éxito en estos esfuerzos mejora las condiciones de vida de una sociedad. De hecho, los países en los que la población goza de mejor calidad de vida tienen alta vinculación internacional.
El Enable Trade Index del Foro Económico Mundial calificó como los 10 países de mejores escenarios comerciales internacionales en este año a Singapur, Hong Kong, Dinamarca, Suecia, Nueva Zelanda, Finlandia, Alemania, Suiza, Canadá y Luxemburgo y como los que peores condiciones ofrecen a Chad, Burundi, Venezuela, Zimbabwe, Haití, Angola, Costa de Marfil, Mauritania, Nepal, Nigeria y Burkina Faso. Lo antes expuesto dice mucho más que lo que surge de una mera sucesión de nombres de países. La Argentina se halla en el puesto 96 entre 132 medidos en esa lista.
Mientras tanto, en materia de inversiones extranjeras, en los últimos años la UNCTAD ha mencionado entre los países más atractivos a Estados Unidos, China, Francia, Hong Kong, Reino Unido, Alemania, la India, Bélgica, Italia, Luxemburgo, Holanda, Brasil, Irlanda, Australia, Canadá y Singapur.
En general, se advierte que –salvo alguna excepción especial– cuanto mayor fortalecimiento del comercio, de las inversiones y de la presencia de empresas internacionales, se obtiene en un país, mejores condiciones de vida se logran.
Los países deben hacer esfuerzos que permitan mejorar el intercambio comercial entre ellos, porque detrás de esto está la generación de riqueza, la multiplicación de inversiones, la calificación de la producción de bienes y servicios, la generación de empleo (calificado) y la mejora en los ingresos fiscales.
La Argentina tiene hoy una vinculación económica con el mundo considerablemente mayor que la que tenía a 15 años, y más aún comparándola con la que había hace 30 o mas años. Pero últimamente también está exhibiendo ciertas dificultades que están generando retracciones en los actores económicos a la hora de avanzar en estos escenarios. En 2011 alcanzamos el récord de exportaciones pero en 2012 estamos en un proceso decreciente.
Marcelo Elizondo
Mejores atributos
Quienes integramos la organización “Desarrollo de Negocios Internacionales” (DNI), estamos trabajando para dotar a los actores económicos (empresas, sector público, trabajadores) de mejores atributos para que ese desarrollo internacional prospere. Ha expresado hace algún tiempo el experto Guillermo Ariza Dolla (que fuese jefe de departamento de asuntos internacionales del Instituto de Comercio Exterior, España) que la proliferación de nuevas formas institucionales de acceso a mercados internacionales permite una variedad de opciones, nuevas formulas mixtas que permiten un despliegue ágil y flexible de capacidades competitivas en contextos cambiantes; y que internacionalizarse es, cada vez en mayor medida, integrarse en una red de acuerdos interempresariales, erguida por encima de las fronteras, completando las vías directas de proyección internacional con nuevos métodos de cooperación.
Por ello, el aprovechamiento de oportunidades requiere disposición, capacidad y práctica. Y en el éxito no solo estarán las mejoras para los que se involucren directamente, sino para todos los que se vinculan en la economía con ellos.
La capacidad para competir internacionalmente se obtiene en base a condiciones del entorno (tipo de cambio, regulaciones, acceso a recursos, servicios e insumos, estabilidad del marco normativo y político de referencia, etc.) pero también en base a los propios esfuerzos de las empresas, entendidas estas como organizaciones productivas eficientes.
Dice el autor español José María Peiró que un ambiente virtuoso para desarrollar negocios es aquel que reúne cuatro condiciones: un adecuado acceso a recursos, cierta estabilidad en los factores de ese ambiente, simplicidad del ambiente y una baja aleatoriedad en la reacción de los factores del ambiente ante la actividad de los actores económicos. Las políticas públicas deberían tender hacia eso.
Existen en el mundo numerosas oportunidades para la Argentina. Aun en medio de las dificultades actuales surgidas de la crisis en Europa, el país puede, en el mediano plazo, avanzar en un camino que permite abastecer, entre otros, al resto de Latinoamérica de productos industriales y al mundo de bienes manufacturados de origen agropecuario en general.
Pero hay en nuestro país aún mucho por mejorar. Estamos ante un momento en el que se requiere una nueva agenda, nuevas prácticas y una estrategia precisa. Como siempre, lo que ocurra dependerá en gran parte de lo que hagamos.
(*) Marcelo Elizondo es el director general de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI). Es master en Administración de Empresas de la Universidad Politécnica de Madrid y abogado especializado en negocios de la UBA, con estudios de posgrado en al Universidad de Harvard y en la Universidad de Chile. Actualmente también dirige la Escuela Internacional de Negocios de la UCES, y entre 2002 y 2009 dirigió la Fundación ExportAr. Todo el informe que se desarrolla a partir de aquí corresponde a su autoría intelectual y a la de los integrantes de la consultora.
Comercio exterior y PBI
¿Dónde está el problema?
Las exportaciones argentinas han crecido en la última década de modo considerable. Se han más que triplicado. Pero su evolución no ha sido tan constante en términos relativos como en términos absolutos. Y diversos factores han influido en su evolución, algunos endógenos y muchos exógenos.
Precisamente por ello, es bueno analizar la participación de las exportaciones en el PBI (así como, luego, la de las importaciones, la del comercio exterior en su conjunto y hasta el saldo comercial, como modo de advertir si las relaciones económicas internacionales han avanzado de manera proporcional a la economía en su conjunto o si ello no fue así, en cuyo caso estaríamos ante procesos de creciente apertura, en su defecto de cierre, o de lo contrario de modificación estructural de la economía).
Para ello, y como punto de partida, en este trabajo se consideran las exportaciones argentinas medidas en dólares desde el inicio del siglo 21.
Ahora bien, si se comparan estas cifras con las del PBI argentino medido en dólares corrientes, se descubre la siguiente evolución de la participación de las exportaciones en el PBI:
Esto está mostrando claramente que desde la caída de la convertibilidad, influida entonces la situación por el enorme ajuste cambiario y la caída del PBI, la participación de las ventas externas mostró un salto que permitió llegar en 2002, aún con exportaciones en términos absolutos en retroceso, a una participación histórica récord (casi 25%, lo que significa nada menos que un cuarto de toda la economía).
A partir de ese momento, si bien la participación relativa fue descendiendo año a año por razones cambiarias y recuperación de la economía en su conjunto, puede afirmarse que las exportaciones mostraron una etapa de permanencia en alta participación en el PBI hasta el año 2005 (por encima de 22%), luego de lo cual se inicia una segunda etapa post convertibilidad en la que las exportaciones mantienen una buena incidencia – aunque no tan relevante como hasta 2005-, hasta el año 2008 (por encima de 21%). Es desde 2009 (inclusive) cuando claramente se observa un proceso mayor de pérdida de incidencia relativa de las ventas externas en la economía en su conjunto, de la que explican, dependiendo de las diferencias de los años, en general alrededor de 18%.
Diversas razones motivan este hecho, desde la diferencia de la incidencia del tipo de cambio, pasando por la inflación en moneda extranjera, un debilitamiento de la competitividad de la producción argentina, factores exógenos (la demanda externa especialmente en 2009), hasta la consolidación de políticas públicas que alientan el consumo interno.
A partir de ello, puede concluirse que es esta una de las razones que deberían preocupar al Gobierno: la menor comodidad para consolidar exportaciones que generen una holgada balanza comercial.
Importaciones, crecimiento más moderado
Por lo anterior, es entonces también de valor analizar la importancia de las importaciones, comparándolas con el PBI (aun cuando las importaciones no forman parte del PBI, pero comparándolas como modo de evaluarlas en su incidencia en la economía).
Las importaciones argentinas también sufrieron, poco después del inicio del nuevo milenio, el impacto de la devaluación, pesificación, default, ruptura de contratos y aislamiento financiero, y mostraron una brutal caída en 2002.
Pero a partir de ese año mostraron un crecimiento sostenido, a excepción del año 2009 (crisis internacional).
Comparando las importaciones con el PBI argentino en función de lo explicado más arriba (conocer es comparar), se muestra la siguiente evolución:
Lo expuesto muestra un incremento relevante, pero no un nivel de importaciones tal que justifique preocupaciones. Haber alcanzado en 2011 un número equivalente a 16% del PBI no es un nivel desorbitado en comparación internacional y es aun menor al porcentaje de 2007 y 2008.
Lo que en realidad importa es que la diferencia entre el porcentaje de las exportaciones y el de las importaciones fue de más de 13 puntos porcentuales en 2003 (dicho esto para evitar la comparación en el irregular 2002), de alrededor de 7 puntos en 2005, y bajó a 3 puntos en 2010 y a 2 en 2011.
Con todo, lo expuesto parece estar mostrando que el problema de la Argentina no es tanto el crecimiento de las importaciones comparado con la economía en su conjunto, sino la incapacidad de las exportaciones de continuar explicando una porción relevante del comercio exterior y de generar una balanza comercial comparable a la de hace algunos años.
El saldo comercial se achica
Por lo antes referido, es que resulta de interés medir entonces el superávit comercial comparado con la evolución del PBI argentino durante estos años.
El superávit comercial ha sido extraordinariamente generoso en 2002 y 2003 (por razones irrepetibles) y se ha mantenido en buenos niveles nominales desde 2004, aun cuando en 2011 muestra una caída al peor número desde el fin de la convertibilidad.
Pero como la economía ha crecido de modo dinámico en su producción física (doméstica), y también en sus precios, y el tipo de cambio no ha evolucionado del mismo modo, la incidencia del saldo comercial en la economía ha descendido de modo considerable.
Se observa con claridad que, de generar una cifra equivalente a 16% del PBI en 2002 y mantenerse en niveles altos (de más de 5% hasta 2006) lo que concedió gran confort para el manejo de las políticas económica, fiscal, monetaria y cambiaria, el superávit descendió sistemáticamente en importancia relativa hasta mostrar una cifra equivalente a apenas 2,12% del PBI en 2011.
Una economía menos exportadora
Una pregunta inevitable, pues, es si la Argentina está mostrando debilitamiento de sus fuerzas para el relacionamiento internacional.
Y la respuesta es que, integrando (adicionando) las exportaciones y las importaciones, para medir el conjunto de las transacciones comerciales de bienes que se efectúan en el país año a año, en relación a la importancia del PBI, la economía argentina no está perdiendo mayor apertura.
Lo que sí está cambiando es la composición del comercio, con una relevancia creciente de las importaciones en desmedro de la pérdida de importancia de las exportaciones si se mide solo el comercio exterior, pero con un alza de las importaciones que no resulta desproporcionada en relación al PBI en su conjunto, mientras sí se ve una pérdida de relevancia de las exportaciones en el conjunto de la economía (y, por ende del superávit comercial).
Lo que es lo mismo que decir que, de permanecer limitándose las importaciones, sí inexorablemente estaremos ante una economía que se cierra. A menos, claro, que se recupere una capacidad de incremento de las exportaciones de tal magnitud que permita que vuelvan a explicar porcentajes significativos del PBI.
Así surge de lo que a continuación se muestra:
Y lo referido, lleva a considerar que esas cifras, comparadas con el total de la producción de bienes y servicios de la Argentina año a año, han evolucionado de la siguiente forma:
Esto es: la Argentina tiene una economía que en la oferta crece más hacia adentro que hacia fuera, en la demanda crece más hacia afuera que en la oferta; si limita importaciones se cerrará comercialmente, pero puede evitar eso si recupera agresividad comercial activa, competitividad, capacidad de promoción de ventas externas y dinamismo en el acceso a mercados que ha perdido.
El tema son las exportaciones
Lo antes analizado lleva, una vez más, a pensar que la desproporción entre las dos fuerzas del comercio no muestra en las importaciones un incremento desmedido si se compara su evolución con la del PBI.
Lo que sí está ocurriendo es que las exportaciones pierden fuerza relativa pese a que crecen nominalmente, y que ellas afectan la balanza comercial por ese debilitamiento en relación a otras fuerzas de la economía, que evidencia claramente mayor energía doméstica que internacional.
Claves del comercio regional
Aumentan las ventas argentinas, pero menos que las de los vecinos
Las exportaciones en Latinoamérica llegaron el año pasado a US$ 1.100 millones aproximadamente, lo que lleva a afirmar que crecieron 26% en 2011, según un informe del BID (que en algunos casos no tiene aún los datos definitivos de 2011, sino preliminares aunque oficiales).
Dentro de la región, se destaca la performance de la Comunidad Andina con un alza de 37%. Las exportaciones de Colombia crecieron 43% en 2011, las de Perú, 36%, las de Bolivia, 32% y las de Ecuador, 26%.
Las exportaciones del Mercosur en general y en promedio, en tanto, crecieron 28% el año anterior. Así, Brasil creció 29%, Paraguay 27%, y Uruguay 21%.
Según Indec, las exportaciones de la Argentina (el otro miembro del Mercosur), crecieron 24% en 2011.
Fuera de estas subregiones se destaca el crecimiento de las exportaciones de Venezuela, que se elevaron 45%. Por el contrario, las de Chile subieron solo 17%
Esto indica que la Argentina está en el lote de países de menor crecimiento, ya que han tenido mejor performance que ella Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Brasil, Paraguay y Ecuador; y solo un comportamiento peor, Uruguay y Chile.
La Argentina tiene, a la vez, un menor crecimiento que el que muestran las diversas regiones y subregiones de nuestro vecindario (Latinoamérica en general, la Comunidad Andina de Naciones y el Mercosur en promedio).
La incidencia de los precios
Un dato a considerar para explicar los resultados antes mostrados es que se mantiene la elevada dependencia de los precios por sobre los mayores volúmenes físicos reales, ya que los índices de precios de los principales productos exportables favorecen las ventas externas.
El petróleo es el que en mejor lugar llegó al fin de 2011 (si se compara con la base año 2000 = 100, fue de 350 en el año 2011, mientras que fue de 300 el de minerales, de 275 el de alimentos y 260 el de materias primas). La Argentina tiene importantes exportaciones de alimentos, materias primas y minerales, y está padeciendo la caída en sus ventas de petróleo.
Según Cepal, por su parte, los mejores precios han sido la principal razón de crecimiento de las exportaciones en la región, pero han tenido mucho menos incidencia en el crecimiento de las ventas externas de México, el Caribe y Centroamérica, donde la participación del factor precio equivale a la de cantidades y unidades físicas.
Mientras, en Sudamérica en general, el factor precio explicó una suba de 23% del total de las exportaciones y los mayores volúmenes una suba de 10%, cuando en la Argentina el crecimiento por cantidades fue de 6%, lo que la pone en una suba por unidades despachadas inferior (descontando precio) que el promedio de Latinoamérica (fue de 9,6%), de América del Sur (10%), de Chile y Perú (12%) y aun de Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela (en promedio, 7%) .
Por último, otra referencia a efectuar se vincula con las importaciones.
En 2011, el nivel general de importaciones –según el BID– en América latina creció 24%, mientras en nuestro país se elevó 31% aun cuando hubo en la última parte del año una brusca desaceleración basada en las restricciones gubernamentales.
Según Cepal, las importaciones crecieron también en Latinoamérica en general a una tasa menor que la de las exportaciones, pero en la Argentina ocurre lo contrario inclusive pese a las restricciones gubernamentales aludidas.
La denuncia de la UE
¿Quién está bajo amenaza?
La Unión Europea presentó recientemente ante la OMC una denuncia por las prácticas comerciales restrictivas del comercio (importaciones) que aplica nuestro país. Esta acusación llevará a una serie de pasos procesales que obligarán a reuniones arbitrales, después de los cuales es dable esperar dos posibles salidas alternativas en teoría.
Una de ellas (aunque en la práctica no es demasiado esperable) es un acuerdo que permita a la acusación europea lograr una promesa argentina de desmantelar esas prácticas proteccionistas consideradas contrarias a las normas de la OMC. La otra es que, en caso contrario (que a la luz de los dichos de las altas autoridades del Gobierno local, esta opción en la más probable) la Argentina sea pasible de sanciones que consistirían en la imposición de restricciones (probablemente arancelarias) para el acceso de productos argentinos ante la UE.
Esto es, los productos argentinos quedarían con una enorme pérdida de competitividad en el acceso a la UE, ante límites y trabas ahora legales amparadas por la OMC, y por ello perderían grandes porciones de ese mercado.
Diversos negocios de exportación están en riesgo para el caso de que ese sea el desenlace y, ante ese peligro, no pocas son las actividades que ya están en peligro de ser afectadas ante una eventualidad de sanciones.
Qué representa la UE para la Argentina
La Unión Europea, que representaba alrededor de 13% de las exportaciones argentinas en 2001, subió a aproximadamente a 17% en 2005, y explicó 16% en 2010 y 17% en 2011.
Mientras generaba 22% de las importaciones en 2001, en 2010 lo hizo en 17% y en 2011 en 16%. Aquí parece mantenerse una relación que con los años no muestra modificaciones de fondo aunque sí una mejora en el superávit.
En materia de exportaciones a la UE, los principales mercados fueron en 2011, España (representa 17% de todo lo que nos compra Europa y 3,5% de todo lo exportado al mundo), seguida de Holanda (que representa 3,2% del total vendido al mundo y 16% de lo vendido a la UE), y por Alemania (que explica 15% de todo lo exportado a Europa y 3,13% del total exportado al mundo). Los tres son países con relevantes puertos de acceso a otros mercados de Europa. Luego siguen en importancia (aunque con números menores) como compradores de productos argentinos en la UE, el Reino Unido y Francia
Provincia y sector político más amenazado
Un principal complejo exportador argentino con incidencia en Europa es el sojero. La provincia de Santa Fe representa 54% del total de exportaciones del complejo sojero en total, lo que la convierte en el principal actor del principal complejo. Luego, Córdoba explica 21% y la provincia de Buenos Aires 13%.
El complejo ganadero en su conjunto también tiene exposición relevante en Europa y de ese sector la provincia de Buenos Aires explica 40% de lo exportado en total por la Argentina a todo el mundo, Santa Fe 31% y Córdoba 11%.
El complejo frutícola también tiene alta incidencia en Europa y la provincia de Río Negro genera en nuestro país, del total de ese sector, 28% de las exportaciones, mientras Tucumán, 25% y Mendoza, 16%.
También el complejo pesquero es altamente relevante en Europa y en este conjunto la producción exportable está radicada preminentemente en la provincia de Buenos Aires en 39%, Chubut en 27% y Santa Cruz en 23%.
Más allá de los rubros alimenticios, puede señalarse que estarán algo amenazados el complejo minero, que en su conjunto está localizado en las provincias de San Juan, Catamarca y Santa Cruz; el sector automotriz, que tiene en la provincia de Buenos Aires 65% del total de las exportaciones del sector, seguida de la de Córdoba, representa 18% de las exportaciones del complejo automotor, y de Santa Fe, que es la provincia que genera 12% de las exportaciones del sector. También habrá riesgo para el sector químico, que tiene en la provincia de Buenos Aires 60% del total de las exportaciones sectoriales.
Restricciones oficiales
Radiografía de las importaciones
El sector de la economía argentina que más atención gubernamental está recibiendo es el de las compras externas. El Gobierno muestra explícitas precauciones que se evidencian en las diversas medidas que ha estado tomando para intentar modificar su dinámica ascendente.
Por eso resulta de interés analizar por un lado, qué está ocurriendo detrás del incremento de las importaciones, y por el otro qué impacto tienen las limitaciones del Gobierno y si es posible que sean mantenidas en el tiempo sin afectar el normal desenvolvimiento de la economía, puesto que son limitantes al flujo comercial de ingreso de productos.
Recientemente, 40 países han presentado ante la OMC una protesta contra las prácticas comerciales argentinas restrictivas de las importaciones. Este hecho ha puesto de manera singular en la atención pública internacional la reacción de diversos países contra numerosos instrumentos que la Argentina ha puesto en vigencia para limitar compras externas.
¿Cuánto hay en riesgo en la denuncia ante la OMC? El reclamo que unos 40 países han presentado ante esta organización, relativo a las prácticas comerciales argentinas, involucra a mercados que para nuestro país representan más de un cuarto del total de las exportaciones anuales.
Considerando que algunos de estos países pueden prepararse para aplicar retaliaciones dirigidas a nuestras ventas externas, es pertinente conocer el impacto comercial de esos mercados en nuestras ventas externas.
Lo expuesto evidencia que la reacción de estos países le concede a las políticas comerciales externas argentinas una situación que requiere atención.
Situación de las importaciones
Las importaciones en la Argentina llegaron a US$ 73.922 millones en 2011. Esto implica que han crecido 31% en relación a los niveles de 2010 (año en el que habían alcanzado US$ 56.502 millones).
El crecimiento de 2011 muestra dos etapas. La primera mitad del año tuvo importaciones por US$ 34.236 millones. Esto implica un incremento promedio de 38% (las importaciones en el primer semestre de 2010 habían sido de US$ 24.800 millones). En el segundo semestre las importaciones sumaron US$ 39.687 millones, lo que implicó una suba de 24% (en el segundo semestre de 2010 las importaciones habían sumado 31.903).
En la segunda parte del año 2011, los controles a las importaciones se incrementaron y renovaron a través de instrumentos, regulaciones y solicitudes del Gobierno a las empresas y eso comenzó a producir efectos: un dinamismo de crecimiento de importaciones menor.
Sin embargo, debe destacarse lo que surge de la comparación con las exportaciones: estas (que llegaron al récord de US$ 84.269 millones en 2011) crecieron en promedio en todo el año 25% de modo relativamente regular, y ese promedio no llega en ninguno de los dos períodos a ser de mayor robustez que el del crecimiento de las importaciones. Inferior en la primera parte, relativamente similar en la segunda aun con restricciones drásticas a las compras externas.
A partir de agosto de 2011 las importaciones fueron cada mes menores a las del año anterior. Así, en agosto alcanzaron US$ 7.616 millones, en septiembre 6.895, en octubre 6.306, en noviembre 6.236 y en diciembre 5.989 millones. Esto marca la influencia de los límites gubernamentales, ya que en 2010 la tendencia fue inversa (las importaciones de septiembre superaron las de agosto, y las de noviembre y las de diciembre fueron superiores a las de octubre).
Es notable la disminución del porcentaje de crecimiento comparando meses de 2011 contra iguales meses de 2010 en la última parte del año: agosto 2011 generó importaciones 43% por encima de la del mismo mes de 2010; septiembre 29% más altas; octubre 27% más altas que el mismo mes del año anterior; noviembre 12% y diciembre apenas 11%.
En 2010, cada bimestre de los que se registraron cifras oficiales finales desagregadas había mostrado un nivel de importaciones superior al del bimestre anterior.
Esto está marcando una situación ajena al dinamismo espontáneo del comercio, y afectada por restricciones gubernamentales que es difícil que puedan sostenerse en el tiempo.
En realidad, estos límites están marcando también una modificación en las tendencias que la economía argentina estaba mostrando como necesidad de importaciones: en 2011 las importaciones han crecido, como se expuso, 38% (gracias al freno del segundo semestre no crecieron más), mientras que en 2010 habían crecido 45% en relación a 2009.
Una comparación más amplia en el tiempo
En el lapso 2005-2011 las importaciones crecieron desde US$ 28.700 millones hasta US$ 73.922 millones. Se trata de un incremento de 157%. Esto es, las importaciones se han elevado a un promedio de 26% anual en seis años.
Esto muestra que aun con los controles, las importaciones crecieron en 2011 más que el promedio anual de crecimiento en los últimos seis años, y también que las compras desde el exterior han crecido en el segundo semestre de 2011, el período en el que se han hecho fuertes las restricciones, a un promedio similar al promedio de crecimiento anual del ultimo sexenio.
Ahora bien, es de valor analizar al respecto (a efectos de entender por qué las importaciones crecen con tal magnitud) la evolución de la composición de las importaciones.
1- Mientras en 2005, los bienes de capital explicaban 25% de las importaciones totales, la incidencia de estos productos que reflejan decisiones de inversión por parte de las empresas inició en ese momento un descenso a tal punto que en 2010, estos justificaron 21% y en 2011 descendieron a 20%
2- En 2005 los bienes intermedios conformaban 36% de las importaciones pero en 2010 lo hicieron en 31% y en 2011 en 29%, evidenciando también que el crecimiento de las importaciones en promedio está traccionado en mayor medida por otros productos y que estos insumos para la producción componen hoy una porción menor de las compras que hace un sexenio
3- Las piezas y accesorios para los bienes de capital reflejaban en 2005 el 17% de las importaciones y en 2010 lo hicieron en 19%, mismo porcentaje que en 2011. Esto muestra que la industria está usando las compras externas más para reparar y acompañar la coyuntura que para invertir, crecer estructuralmente y renovar.
4- Los bienes de consumo llegaron a reflejar en 2005, 11% de las compras desde el exterior, en 2010 lo hicieron en 12% y en 2011 en 11%. Esto muestra que es este rubro, cuya incidencia es relativa en el conjunto, el que menor impacto tendría en los procesos productivos en caso de límites a las compras desde el exterior, el que ha visto mantenerse su participación en el total aun con los límites gubernamentales.
5- El capítulo combustible y energía constituía en 2005, 5% de las importaciones, en 2011 ascendió a 9% y en 2011 explica 13% del total, lo que muestra que este sector, fuertemente dependiente de las regulaciones gubernamentales, es un gran impulsor de las importaciones
6- Los vehículos explicaron en 2005, 6% de las importaciones y en 2010 expresaron 8%, el mismo promedio que en 2011.
Algunas evaluaciones
1) Las importaciones crecen en nuestro país, pero ese crecimiento muestra una menor relación con la inversión de lo que es esperable; una muy creciente dependencia de la energía y los combustibles, mientras hay una constante y no muy significativa incidencia de los bienes de consumo, una leve alza de la participación de los vehículos –que actúan como una industria encadenada intra Mercosur y con una dinámica propia– y una relevante pero decreciente participación de los bienes intermedios.
2) En un sexenio de destacado crecimiento de las importaciones, todos los rubros y sectores han incrementado sus compras externas, aunque la fuerza de esa suba no ha sido uniforme y por ende tampoco es equivalente la incidencia de esos rubros en el crecimiento total.
Han perdido participación en el total de importaciones en nuestro país dos grandes rubros vinculados con la producción: los bienes capital (perdieron 20% en la incidencia total) y los bienes intermedios (han perdido también 20% en su incidencia); mientras ha subido levemente su participación relativa en sectores de vehículos y ha mantenido su incidencia en el de los bienes de consumo –rubros estos ambos que se vinculan con decisiones de particulares y familias más que con empresas y decisiones productivas–; y cómo han incrementado su participación en el total, son por ende los mayores y principales responsables del incremento, las piezas y accesorios de bienes de capital (incrementando su incidencia en 11%), y sobre todo la energía (que ha incrementado su participación en un sexenio en 140%).
3) Ante las decisiones de límites a las importaciones, no es de esperar, por la imposibilidad práctica, política y estructural de que ello ocurra, que el Gobierno limite importaciones de energía o de combustibles. La necesidad de mantener una balanza comercial holgada, de este modo, está haciendo prever presiones sobre importaciones de bienes de consumo, pero estos han generado salida de divisas comerciales de no mucho más de US$ 7.500 millones en 2011, y si se limitara su ingreso de modo radical afectarían la actividad comercial minorista y presionarían la inflación hacia arriba.
También, entonces, podrían preverse presiones sobre las importaciones de aquello que impacta directamente en la producción y la actividad económica como los bienes de capital, los intermedios o las piezas y partes. Los bienes de capital y los intermedios explican juntos alrededor de la mitad de las importaciones argentinas, y son rubros sensiblemente relevantes para que la Argentina pueda mantener un incremento de la oferta de bienes y servicios que acompañe la demanda agregada.
Aun así –y esta es otra dificultad para la política de límites a las importaciones– estos dos rubros vienen perdiendo participación relativa (en conjunto significaban 61% del total de compras externas hace seis años, lo que mostraba importaciones más enfocadas a la actividad de empresas involucradas directamente con mejorar su producción, mientras en 2011 juntos estos sectores explican 49% el total, de modo que han perdido sumados 12 puntos porcentuales, o 20% en su participación relativa).
Estos dos rubros aparecen como vulnerables a las políticas de imposición de límites del Gobierno, pero ante una menor fuerza en su crecimiento en relación al promedio que ya se evidencia en los últimos años es posible que estemos ante sectores que ya tienen menos margen de freno sin impacto en el nivel de actividad económica.
4) Por ende, la política de mantenimiento de holgados saldos comerciales debería estar fijada en mayor medida en incrementar exportaciones que en mantener límites a las importaciones de modo sistemático, lo que si ocurriese podría afectar el nivel de actividad.
Un largo proceso
Baja recepción de inversión extranjera
Por la dimensión de su economía, la Argentina está en condiciones de recibir mayor IED que otros países que están superándola en esta materia, como Colombia, Perú o Chile. Incluso la diferencia entre lo recibido por la principal economía del Sudamérica, Brasil, y lo recibido por el país es mucho mayor que la que representan las dimensiones de ambas economías.
Pero resulta de interés analizar el proceso que han vivido las principales economías latinoamericanas en recepción de inversión extranjera directa desde el inicio de la superación de la crisis que nos afectó fuertemente en 2002.
Se observa que la Argentina está hoy posicionada en el sexto lugar entre los receptores, pero no fue así durante todo este período. Si bien en 2003, dado que venía de una tremenda crisis en 2002, recibió menos IED que cualquiera de estos países (incluso menos que otros que no están en este listado regional, como Ecuador o Venezuela), a partir de la recuperación del país y la región la performance presentó síntomas de mejoras aunque no uniformes.
Así, en 2004 la Argentina recibió más que Perú y Colombia, aunque menos que Chile, México y Brasil. En 2005 ya fue superada también por Colombia al igual que por el resto de los países que habían recibido más que ella en 2004, situación similar a la de 2006, 2007 y 2008. Y a partir de 2009, Perú se sumó a los países que reciben más que la Argentina.
Más aún, resulta paradójico que el país tuvo una mejor performance relativa en los primeros años de salida de la crisis que en la segunda etapa. Si excluimos 2003, año aún de turbulencias serias, como efecto de la crisis y la transición política, advertimos que la Argentina recibió entre 2004 y 2007, la suma acumulada de US$ 20.946 millones.
Algo adicional a destacar es la diferencia que se ha ampliado entre los montos percibidos por otros países y la Argentina. Así, mientras la Argentina recibió en 2003 una cifra que representaba 24,6% de lo que recibió Brasil, ya en 2007 exhibió una cifra que representó 18,71% de lo ingresado por Brasil, agrandándose las distancias. Finalmente, en 2011 la diferencia se amplió más y nuestro país recibió una cifra que es solo 11% de lo que entró en nuestro vecino del regional.
En similares términos, en 2003 la Argentina recibió inversiones que representaron 85% de lo que recibió Colombia, mientras en 2007 lo hizo por un monto que representó 71%, mientras que en 2011 lo percibido localmente descendió a un número que refleja 56% de lo que ingresó en Colombia
En relación a Chile, mientras en 2003 la Argentina recibió inversiones por un monto equivalente a 37% de lo que ingresó en nuestro vecino trasandino, en 2007 mejoró la performance y recibió inversiones por una cifra equivalente a 51% de lo ingresado por el país limítrofe, pero en 2011 lo recibido localmente descendió a una cifra que representa 42% de lo ingresado en Chile.
Algo más estable puede plantearse la comparación con México, más afectado por la crisis de EE.UU.: en 2003 la Argentina recibió inversiones extranjeras por una suma equivalente a 24,5% de lo de México; en 2007 esos números reflejaron 32% de lo ingresado por el país azteca, y en 2011 la IED recibida en la Argentina fue de 38% en comparación con el gigante del norte de Latinoamérica.
El IED como porcentaje del PBI
Lo expuesto lleva al siguiente cómputo:
1- La IED en la Argentina en 2003 representó 0,85% del PBI.
2- En 2004 se inició el mejor momento para la IED en la Argentina en lo que va del nuevo siglo, ya que ese año representó 3,12% del PBI, mientras en 2005 alcanzó 2,43% del PBI, para representar en 2007 una cifra similar: 2,47% y en 2008 se generó una inercia que permitió llegar a 2,96% del PBI
3- Ya en 2009 la IED en la Argentina comenzó a descender aún por debajo de los niveles que tenía en relación al producto y representó 1,29% del PBI, mientras en 2011 significó 1,61%.
4- Esto implica que la IED en 2011 ha sido, en términos relativos al PBI, 34% inferior que la de 2005 y la de 2007 y 45% a la de los niveles de 2008.
Primeros cinco meses del año
Las ventas externas pierden dinamismo
Las exportaciones argentinas han iniciado 2012 con rendimientos decrecientes. En realidad, desde hace varios meses vienen desacelerándose y en los primeros cinco meses de 2012 están exhibiendo en total acumulado una performance modesta, con un crecimiento de apenas 1%.
Mientras los productos primarios en los primeros cinco meses del año crecieron 3%, y los combustibles y energía aumentaron 8%, los productos manufacturados de origen industrial solo lo hicieron en 1% y los de origen agropecuario decrecieron, en –1%, (lo que hace un promedio de crecimiento de 0% entre los productos manufacturados en conjunto, alcanzando US$ 20.900 millones las exportaciones de las MOI y las MOA en conjunto). Esto se agrava si se advierte que en esta primera parte del año el rendimiento viene en descenso y el problema principal no son los precios sino las cantidades despachadas.
Luego del impacto de la crisis en 2009, las exportaciones recuperaron terreno y si bien en 2010 no llegaron a superar el nivel record que habían alcanzado en 2008, en el año 2011, al superar US$ 84.000 millones, lograron alcanzar una cifra récord una vez más, por primera vez en tres años.
Si bien 2012 está siendo un año particular, si analizamos el período 2009/2011, en el que las exportaciones llegaron (el año último) a más de US$ 84.000 millones, se advierte que de los sectores industriales exportadores solo el automotor creció más que el promedio del crecimiento de las exportaciones en los dos años referidos, y por ende incrementó su participación en el conjunto. Y, de los demás sectores, creció solamente más que el promedio, el de los productos del reino vegetal (no industrializados)
En los primeros cinco meses, las ventas externas crecieron 12% en enero y febrero en comparación con el mismo período del año anterior, pero si se analizan los períodos que transcurren desde el inicio del año hasta cada mes transcurrido, observamos que ya entre enero y marzo crecieron 8%, entre enero y abril 4% y hacia mayo solo 1%. Cada período muestra peores resultados comparándolo con el mismo período del año anterior. De los últimos 10 meses, en ocho meses las exportaciones totales fueron menores que el mes inmediato anterior, y en dos fueron similares nominalmente.
Pero en estos primeros cinco meses de 2012 las exportaciones industriales han crecido solo 1% ayudadas por mejores precios, ya que midiendo cantidades han caído 1% (las mejoras en los precios han sido en estos meses de 2%). Y mayo muestra una alarmante caída de las exportaciones industriales que exhiben una baja de 12%, que si se obvian las mejoras en los precios (de 2% en el período) se elevan a 14% si se consideran despachos por cantidades.
Así, en los primeros cinco meses, los vehículos de transporte de mercancías han crecido en las ventas en US$ 291 millones, los tubos sin costura apenas han incrementado sus ventas en US$ 42 millones (en los primeros cuatro meses exhibían un aumento mayor, de US$ 64 millones); y han caído las exportaciones de vehículos para transporte de personas en US$ 284 millones (acelerándose la caída porque en el primer cuatrimestre habían descendido en –124 millones), las de aluminio (–91 millones), las de laminados de hierro (–22 millones), las de cajas de cambio (–22 millones) o las de herbicidas (–9 millones).
Mientras se cree que la razón de la caída de las exportaciones de las MOI es Brasil, sin embargo, debe advertirse que en los primeros cinco meses del año las ventas de productos industriales al Mercosur cayeron solo 3%. Es cierto que han crecido para el resto de los países de la Aladi (16%), o Medio Oriente (30%), lo que muestra una novedad. Mientras se han elevado algo las ventas a Chile (4%); pero a la vez que algunos mercados han caído poco, como el Nafta (–2%), lo cierto es que las exportaciones industriales han tenido fuerte descenso en el Magreb y Egipto (–34%), al Asean (–14%), India (–15%), China (–22%), Corea(–40%) .
Período 2009 / 2011
¿Quién es quién en el dinamismo exportador?
El total de exportaciones argentinas en 2011 ascendió a US$ 84.269 millones. Esa cifra implica un récord jamás alcanzado y permite al país volver a alcanzar un crecimiento que lleva los negocios externos a un número que es inédito, nunca antes logrado, por primera vez desde 2008.
La distribución porcentual de los principales rubros en 2011 fue:
Comparación interanual (2011-2010)
Puede afirmarse que hay exportaciones con relevante valor agregado en las materias que componen (hay algunas mínimas excepciones dentro de cada uno) los rubros señalados en los puntos 2, 3, 6 y 9. Las exportaciones con mayor valor apenas superan un tercio del total.
Pero hay que decir que ese valor agregado solo representa diferenciación y desarrollo de marca algunos de los contenidos en el punto 2, los que están en el punto 3 y algunos del punto 9.
Mientras, el sector que mayor participación relativa ha ganado es el de productos del reino vegetal (ha crecido en su participación porcentual más de 15%), en el que se destacan los cereales y oleaginosas y algunas frutas y hortalizas (primarios); lo que muestra que la agricultura sigue siendo no solo el gran sector generador de divisas sino además el que crece por encima del promedio. En este crecimiento han influido decididamente los precios, que en 2011 fueron los más altos desde 2001, excepción hecha del año 2008.
A contrario sensu, han decaído en su participación relativa (casi 30%) los minerales –rubro compuesto sobre todo por el cobre y el oro–.
Por lo demás, se observa poco dinamismo –tres cuartas partes del crecimiento de las exportaciones de 2011 son explicadas por mejores precios y solo un cuarto por mayores volúmenes–, y alta dependencia de las exportaciones tradicionales, dado que 55% de las exportaciones son surgidas de la actividad de origen agropecuaria (las referidas en los puntos 1, 2, 5, 7 y 12)
Una mirada a los primeros cinco meses
El leve aumento en el valor de las exportaciones (1%) en la primera parte de 2012 se explicó por un alza de las cantidades despachadas (los precios no presentaron variación en promedio).
Las ventas de productos primarios (3%) se debió a una suba en las cantidades (11%) mientras los precios disminuyeron (-7%); a la vez que las manufacturas de origen industrial (1%) aumentaron por los precios (2%), en tanto las cantidades bajaron (-1%), y los combustibles y energía (8%) subieron por los precios y las cantidades (7% y 1%, respectivamente). La disminución de las ventas de manufacturas de origen agropecuario (-1%), por su parte, se explicó por un decrecimiento de las cantidades vendidas, mientras los precios no presentaron variación en el período considerado.
Como ocurre desde hace años, las manufacturas de origen agropecuario y las manufacturas de origen industrial fueron los rubros de mayor participación en las exportaciones argentinas con 34% y 33% del valor total, respectivamente.
De todos modos, si analizamos en realidad, las exportaciones argentinas en todos los rubros (PP, MOA, MOI y CyE) en los primeros cinco meses de 2012, advertimos que mientras crecieron 12% en enero y febrero en comparación con el mismo período del año anterior, ya en el periodo que va entre el inicio del año y el mes de marzo crecieron 8% comparado con el mismo periodo del año anterior. Pero en el período que va entre inicios del año y abril (comparando con el mismo período del año anterior) el incremento fue de 4% y en el que va entre inicios de 2012 y mayo solo de 1%. Cada período muestra peores resultados comparándolo con el mismo período anterior. No hay registros de un crecimiento mayor que el del período anterior desde hace muchos meses. De los últimos 10 meses, en ocho meses las exportaciones totales fueron menores que el mes inmediato anterior, y en dos fueron similares nominalmente.
Las exportaciones en 2011
La competitividad argentina según los distintos mercados
Desde que las administraciones del matrimonio Kirchner iniciaron sus períodos de mandatos, han mantenido la preocupación por la balanza comercial global superavitaria. Sin embargo, desde hace algún tiempo, el Gobierno argentino ha cambiado su anterior inquietud por las exportaciones para poner foco en las importaciones.
El Gobierno, mientras mantiene restricciones a las ventas (altos impuestos a la exportación, cupos y prohibiciones a algunos productos agroalimentarios, regímenes especiales que desalientan a las exportaciones de energía y combustibles, fomento del consumo doméstico que desalienta la búsqueda de mercados para algunas empresas, tipo de cambio que ha perdido competitividad, etc.), ha incrementado sus acciones para restringir aún más las compras.
Existen diversas maneras de analizar las razones que pueden llevar al Gobierno a cuidar más la puerta de entrada que la de salida comercial. Una de ellas es que en este momento, la Argentina muestra, entre otros límites para mayores exportaciones, serias dificultades para incrementar la producción exportable y también –y sobre todo– la “calificación” de sus exportaciones, lo que la lleva, por defecto, a controlar sus balanza comercial por el lado de las importaciones.
En relación a esto último, es oportuno efectuar un análisis con los números preliminares de las exportaciones de 2011.
Pueden sacarse algunas conclusiones iniciales.
1- La Argentina consolida una marcada dependencia de Brasil. Este país, que en 2005 representaba solo 16% de las exportaciones argentinas, hoy, además de representar ya 20% de las ventas externas, saca una notable diferencia a los que le siguen en la lista. Es decir, es “el gran mercado”, sin que nuestro país haya podido lograr crecimiento en negocios de envergadura comparable en ningún otro. Así, las compras de Brasil representan 270% de lo que importó desde la Argentina el segundo cliente del país, China, y más de cuatro veces lo que compraron en el país Chile y EE.UU. cada uno (el tercero y el cuarto mercado de destino). Los tres mercados que siguen a Brasil en importancia (China, Chile y EE.UU.), en conjunto y sumados no llegan a un número equivalente al de Brasil.
2- Las exportaciones a los tres principales mercados sumados (Brasil, China y Chile) representan un tercio del total de ventas externas del país, lo que exhibe cierta concentración en estos destinos. Esto es, además, particularmente destacable porque Chile representa cada año menos en las exportaciones argentinas, ya que en 2001 representaba 11% del total de ventas y en 2011 ha descendido a alrededor de 5%. Aun así, los tres principales mercados justifican un tercio del total de ventas externas
3- La Argentina concentra en ocho mercados la mitad de todas sus exportaciones. A la vez, hay solo nueve mercados a los que les exporta por números superiores a los US$ 2.000 millones anuales y son solo 15 los mercados a los que les exporta por más de US$ 1.500 millones al año, lo que muestra que existe una carencia en el desarrollo de negocios en numerosos mercados.
4- Los tres principales mercados argentinos son países emergentes, pero los seis restantes son desarrollados, en los que poca expectativa de crecimiento de ventas externas puede ponerse en el corto o mediano plazo. Mientras que, entre los países de mayor potencial de crecimiento económico actual, faltan en los primeros lugares mercados que deberían tener mayor relevancia: Rusia, India, Polonia, México, Turquía, Sudáfrica o Indonesia.
Una visión cualitativa
En la Argentina, a través de diversas autoridades políticas, representantes gremiales y expertos, se ha manifestado en diversas ocasiones que existe una necesidad de agregar valor a la oferta exportable. Eso permitiría incrementar las exportaciones no ya solo por mayores volúmenes –algo difícil con una economía que opera en la actualidad con más de 85% de su capacidad instalada ocupada– sino por la comercialización de mejores calidades.
Un modo de evaluar ahora la calificación de la oferta exportable argentina es analizar los grados de exigencia de los mercados a los que se le vende. Esto es, qué incidencia tienen en las ventas externas los mercados más competitivos –que han de ser los que mejores oportunidades deparen– en relación al valor más que al volumen.
Dicho de otro modo: se trata de calificar las exportaciones en función de si los principales mercados a los que la Argentina vende son los considerados más sofisticados, exigentes y por ende que mejor pagan sus adquisiciones o no. Y una buena manera de analizar esto es medir la competitividad de los mercados a los que la Argentina vende sus productos.
Al respecto, a continuación y con el objetivo antes descripto, se comparan los 40 principales mercados de las exportaciones argentinas con el índice de competitividad que efectúa cada año el World Economic Forum (según el WEF, los 10 países más competitivos del mundo son: Suiza, Singapur, Suecia, Finlandia, Estados Unidos, Alemania, Holanda, Dinamarca, Japón y el Reino Unido).
De esa comparación pueden extraerse estas conclusiones:
1- Los tres principales mercados a los que la Argentina –y que como quedó expresado representan un tercio de lo que nuestro país vende al mundo– vende sus productos están colocados en ese índice en los puestos 53 (Brasil), 26 (China) y 31 (Chile), lo que muestra que la competitividad media de las exportaciones argentinas (medida así por la de los mercados de sus clientes) a los mercados cuantitativamente más relevantes no es alta.
2- Los cinco principales mercados para productos argentinos están ubicados en el índice del WEF en los puestos: 53; 26; 31; 5 y 36 y el promedio de las ubicaciones de ellos es 30. Si sumamos los cinco restantes mayores mercados para las exportaciones argentinas y contabilizamos así los 10 primeros agregamos mercados que en el índice referido están en los puestos 7; 6; 12; 43 y 63. El promedio de las colocaciones de los 10 principales mercados para ventas argentinas en el ranking es 28. Esto muestra que, por un lado, los mercados a los que la Argentina dirige sus productos no están en general entre los más sofisticados, y que en esta zona de mayores negocios recién aparecen algunos mercados que están en la elite cuando se accede a los puestos 6 y 7.
3- Los mercados más competitivos según el WEF son muy poco abastecidos por nuestras ventas: Suiza, el más competitivo en el ranking, está ubicado como el mercado número 35 de las ventas argentinas (y solo le vendemos US$ 540 millones anuales, lo que representa 0,64% del total), mientras no aparecen entre los principales 40 mercados de exportaciones argentinas los que el índice del WEF ubica en el segundo puesto (Singapur, a quien se le exportan solo US$ 60 millones al año), en el tercero (Suecia, a la que se le exportan US$ 58 millones al año), y en el cuarto (Finlandia, a la que se le exportan US$ 56 millones al año). Solo está entre los importantes clientes argentinos aquel a quien el WEF ubica en el cuarto puesto (EE.UU., a quien la Argentina exporta US$ 4.200 millones al año, pero sobre el que debe decirse en 2005 generó 11% de las ventas argentinas y en 2011 ha descendido a apenas 5%, lo que muestra una disminución en su importancia relativa como mercado).
4- Sumando las exportaciones argentinas a los 10 países más competitivos según el WEF, se obtiene una cifra de US$ 12.200 millones, cifra muy inferior a la del total de las exportaciones a nuestro principal mercado (Brasil). Para equiparar lo que se exporta a Brasil se deben sumar las exportaciones que se dirigen a los 20 primeros países del ranking del WEF.
5- La Argentina exhibe buenas exportaciones a algunos pocos países bien ranqueados por el WEF: EE.UU. (el cuarto mercado más importante para las exportaciones argentinas, a quien como se expuso se exporta por unos US$ 4.200 millones, y que en el ranking de referencia está quinto); Alemania (sexto mercado para las exportaciones argentinas, con ventas externas a ese país, que está también sexto en el ranking del WEF, por US$ 2.600 millones), y Holanda (séptimo mercado más importante para nuestro país, con negocios similares a los de Alemania). Pero fuera de ellos, que tienen cualidades singulares (EE.UU. es la principal economía del mundo y por ende lógicamente tracciona importaciones, Alemania y Holanda tienen puertos por los que entran productos que luego no permanecen en esos países sino que se trasladan a otros de la UE), los otros bien ranqueados por el índice de referencia están lejos de generar importantes negocios para nuestro país: Singapur (segundo en el ranking), Suecia (tercero) y Finlandia (cuarto) no están entre los principales 40 mercados para nuestras exportaciones; Dinamarca (octavo) es el 36º mercado para nuestras exportaciones; Méx