Innovación en un clásico de Mercado

    En esta edición de “El Libro Blanco de la RSE”, que Mercado publica cada año, se incluye por primera vez un ranking multistakeholders de las mejores empresas en responsabilidad y gobierno corporativo. La obligación de innovar es un imperativo insoslayable. Y en esta octava edición de este producto periodístico hay una novedad de la mayor relevancia.

    La estructura tradicional, que ha registrado mejoras a lo largo de los últimos ocho años constaba siempre de cinco capítulos: el primero, que se ocupa del estado del debate global en este campo. El segundo, con una encuesta centrada exclusivamente en opinión pública, para saber con precisión lo que la gente opina sobre la RSE. El tercero, con otra encuesta, esta vez entre empresarios para detectar la opinión de directivos y gerentes sobre las prácticas de responsabilidad social (ambas encuestas a cargo de Datos Claros, bajo la dirección de Natalia Gitelman).
    El cuarto capítulo es el que registra usualmente los testimonios, declaraciones y entrevistas de responsables del área en docenas de empresas, que explican cómo entienden y practican la RSE, a qué ideas le dan énfasis, qué materias privilegian y cómo rinden cuentas de lo actuado.
    Finalmente, el quinto capítulo es el más completo directorio existente en la Argentina, de las empresas que declaran participar activamente de programas de RSE. Una cifra que supera holgadamente las 250 firmas, con los datos centrales de su accionar.
    Este año, en cambio, “El Libro Blanco” tiene un capítulo más, el sexto, que se podrá consultar en las primeras páginas de esta edición. Es una investigación inédita en nuestro país, y fruto de la asociación con Villafañe & Asociados, una consultora española que elabora este estudio desde hace varios años, junto a otros productos Merco (Monitor Empresarial de Reputación Corporativa).

    Variables y públicos
    El mérito de “Las 100 mejores empresas” es que consulta la opinión de diferentes públicos especializados –de allí lo de monitor multistakeholder– con foco en cinco variables de primer nivel: el comportamiento ético; la transparencia y el buen gobierno; la responsabilidad con los empleados; el compromiso con el medio ambiente y el cambio climático, y finalmente la contribución a la comunidad.
    El punto de partida de la investigación fueron 326 directivos empresariales (con un peso de 40% en los criterios de ponderación) y sectoriales (es decir, en el mismo ramo que la empresa evaluada, con 8% de peso). Todos los criterios de ponderación son públicos y pueden consultarse en www.merco.info.
    Luego se consultó a 50 analistas financieros (peso de 10%) que valoraron los resultados económico-financieros y la calidad de la información económica; 46 representantes de ONG (peso de 6%), que valoran el compromiso con la comunidad y la responsabilidad social y medioambiental; 42 miembros de sindicatos (peso de 6%) que valoraron la calidad laboral; 37 miembros de asociaciones de consumidores (peso de 4%) que valoraron la calidad del producto-servicio y el respeto a los derechos del consumidor; 49 periodistas de información económica (peso de 10%) que se pronunciaron sobre la transparencia informativa y la accesibilidad; 57 líderes de opinión que evaluaron el liderazgo y la transferencia reputacional de los líderes empresariales, y 955 ciudadanos que valoraron su vinculación con las empresas (Merco Tracking).
    La crisis reciente –en la cual el planeta sigue inmerso– trajo novedades significativas en el ámbito de las empresas. Dos conceptos clave, ética y sustentabilidad, llegaron para instalarse en el escenario por largo tiempo. En el paradigma de la post-crisis, las compañías van a tener que demostrar que son responsables.
    Como se advertirá tras la lectura del Capítulo II, a los protagonistas del sector, empresarios y consultores, les cuesta trabajo consensuar una definición de la misma idea de la RSE, según el enfoque que se privilegie en el análisis; la coherencia de las acciones y las responsabilidades finales de los gestores.
    Para algunos, una estrategia de marketing, para otros una política empresarial indispensable a aplicar en el futuro, aun cuando no se sepa bien de qué se trata. Hay un interesante debate sobre el significado semántico de la sigla y el concepto al que alude. La conclusión es que nadie sabe bien del todo qué significa la RSE.
    Se advierte que hay una nueva corriente de innovación social con inmenso poder transformador. En cierto punto habrá que cambiar la forma en que la gente piensa y la forma en la que la gente se comporta, y es dentro de esta área donde la innovación social juega potencialmente.