Las disrupciones que generó en la macroeconomía a nivel global y local todavía están
en plena evolución con niveles de inflación que el mundo pensó que había dejado
atrás y hasta incertidumbre creciente en el sistema financiero.
La volatilidad del actual entorno geopolítico agrava aún más las tensiones. Al mismo
tiempo, los ataques de ransomware son cada vez más frecuentes y sofisticados y
seguirán siendo una de las principales amenazas para las empresas en los próximos
cinco años.
Otro de los principales impactos de este periodo se produce en el ámbito social,
donde se comenzaron a priorizar la seguridad y el aspecto humano en muchas de las
decisiones. Los clientes, inversores y otros grupos de interés, están centrando su
atención en las cuestiones ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por
sus siglas en inglés).
En resumen, en este último tiempo está cambiando nuestra forma de ver los riesgos y
las oportunidades. Si bien cualquiera de estos cambios o riesgos tan diversos puede
tener efectos significativos por sí solos, es precisamente su grado de interrelación lo
que genera consecuencias de gran alcance.
"Las principales organizaciones han aprovechado este tiempo para mejorar su
resiliencia, pero también su madurez en materia de riesgos, de modo que hoy están
preparadas para aprovechar nuevas oportunidades de cara al futuro con mayor
confianza. Está claro lo valiosas que son las decisiones basadas en el riesgo y que
estos ya no son algo que puedan gestionarse de manera apropiada dentro de silos
organizacionales o de una función central”, comenta Enzo Taibi, socio de PwC
Argentina de la práctica de Consultoría.
Explorar el entorno de riesgos en el que operan las empresas requiere la supervisión
de los CEOs, responsabilidad a nivel del directorio, una visión integral y la
combinación de diversas perspectivas para predecir y gestionar el riesgo y también
aprovechar las oportunidades de una manera más consciente. El riesgo es un deporte
de equipo y la diferencia entre los que prosperan y los que luchan por sobrevivir
puede radicar en las sólidas capacidades de riesgo y resiliencia", agrega Fernando
Isler, socio de PwC Argentina de la práctica de Auditoría.
La interrelación y la velocidad de los riesgos han aumentado en los últimos años.
Ahora se necesitan no solo distintos enfoques para detectarlos sino también la
participación de toda la organización para abordarlos. Con la información adecuada,
se pueden mitigar mejor los riesgos y estar preparados para cualquier cambio que se
avecine. Las disrupciones existirán siempre, pero si aumentan su capacidad de
resiliencia, las organizaciones tendrán una ventaja estratégica y estarán en una mejor
posición para responder de manera fluida, coordinada y eficaz.
Anticipar el riesgo mediante el uso de datos
En un mundo que cambia vertiginosamente, no siempre es posible prever los riesgos
futuros mediante un análisis del pasado. En general, la gestión del riesgo se basa
principalmente en el conocimiento, el juicio, la experiencia pasada y las técnicas
adaptadas para examinar los posibles riesgos y sus consecuencias. Sin embargo, no es
tan frecuente que la organización utilice datos significativos para mirar hacia el
futuro, identificar patrones y detectar señales de advertencia de nuevas amenazas en
todo el espectro de riesgos, con la finalidad de analizar el potencial y el impacto de
dichos riesgos.
Cada vez son más los líderes que se preparan para anticiparse a los riesgos y ver
cómo cambian en tiempo real, aprovechando más los datos internos y externos y las
nuevas tecnologías aplicadas a la gestión del riesgo para monitorear y anticiparse.
Actualmente, los datos en tiempo real se utilizan en muchos aspectos del negocio. El
marketing digital, por ejemplo, se basa en los datos de los consumidores para
planificar la siguiente mejor acción.
Aunque los vehículos autónomos puedan parecer mágicos, no lo son: funcionan con
sensores y datos en tiempo real para guiar su siguiente movimiento. Si bien se aplican
de forma diferente, estas técnicas y herramientas pueden adoptarse para anticipar
riesgos y responder con agilidad.
"Gestionar el riesgo no consiste únicamente en responder al cambio. Se trata más
bien de cambiar nuestra perspectiva y nuestra forma de ver el riesgo y considerar
diferentes ángulos para anticiparnos y ser ágiles. Cuando adoptamos una
perspectiva diferente, desbloqueamos nuevas posibilidades. En PwC ayudamos a
nuestros clientes a cambiar su forma de ver el riesgo", finaliza Diego López, socio de
PwC Argentina de la práctica de Sustainability.