jueves, 26 de diciembre de 2024

Dudas por la inflación en una economía global incierta

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La disminución de la inflación logró dejar atrás algunos desafíos para la economía global. Los bancos centrales se acercan al final del ciclo de endurecimiento, en parte como respuesta a la tensión que vivió el sistema bancario recientemente.

La menor presión sobre la cadena de suministro y los mercados laborales resilientes ayudan a la recuperación, pero la incertidumbre sobre las perspectivas sigue siendo alta.
KPMG estima un crecimiento del PBI mundial del 2,1 % y una inflación del 5,3 % para 2023.
Las perspectivas de la economía mundial dieron un giro positivo en el primer semestre de 2023, a medida que la presión inflacionaria comenzó a aflojar, pero la tensión geopolítica y los desafíos locales de los principales mercados están ralentizando cualquier intento de crecimiento sostenido, según el informe “Global Economic Outlook 2023” de KPMG. El estudio ofrece previsiones económicas semestrales preparadas por equipos de macroeconomía de toda la red mundial de KPMG mediante el uso de un conjunto de modelos externos e internos que captan las principales interrelaciones de la economía mundial.
El hecho de que los precios globales de energía hayan vuelto a los niveles observados antes de la invasión a Ucrania, junto con la disminución de los precios de las materias primas y alimentos, contribuyeron a la tendencia a la baja de la inflación estimada para lo que resta de 2023.
Pero a pesar de las noticias positivas las principales economías de todo el mundo -más recientemente el Reino Unido y EE.UU.- están enfrentando sus propias presiones internas que retrasa cualquier esperanza de mejora de las condiciones del mercado y de descenso de la inflación.
Las condiciones variables y complejas de cada país, región y territorio ejercen una presión sin precedentes sobre los bancos centrales, y existe la preocupación de que la inflación subyacente se mantenga y las subidas de precios se afiancen debido a un entorno económico relativamente restrictivo en diversos territorios. El temor creciente en cuanto a la situación del sistema bancario internacional podría complicar aún más a los bancos centrales que deben equilibrar los riesgos para la estabilidad financiera con un plan para combatir la inflación.
El informe prevé para este año un crecimiento del PBI mundial del 2,1 % y para 2024 del 2,6 %, con una inflación del 5,3 % en 2023 y del 3,2 % en 2024, y un nivel de desempleo del 5,2 % en 2023 y del 5,4 % en 2024.
Dice Yael Selfin, Economista Líder de KPMG en el Reino Unido: “A pesar de la resiliencia del mercado laboral y de las mejores condiciones en torno a la inflación, esperamos un crecimiento económico global relativamente modesto para los próximos 2 años, que se mantendrá por debajo de su promedio a largo plazo. Se estima que el crecimiento mundial provenga de la recuperación de la economía china y un repunte relativamente fuerte de algunos de los mercados emergentes, mientras que se prevé que la economía de la eurozona y de EE.UU. contribuirán menos al crecimiento mundial en los próximos dos años. El riesgo es que se produzca una tendencia a la baja debido a la volatilidad de los mercados financieros.”
Luego agregó: “La economía mundial sufrió una serie de hechos impactantes en los últimos 3 años -la pandemia Covid-19 y el conflicto entre Rusia y Ucrania- y fue testigo de la suba de la deuda pública y el incremento de las tasas de interés de política monetaria por parte de los bancos centrales. Es posible que los efectos de estos factores adversos no hayan salido a la luz todavía, habrá que ver su impacto final y la interacción.”

Deuda pública y crecimiento

Dado que la política monetaria se está concentrando en moderar la inflación y estabilizar los mercados financieros, la política fiscal es la única herramienta disponible para impulsar el crecimiento económico. Lamentablemente, las finanzas públicas se han ido deteriorando considerablemente en los últimos 3 años. Los gobiernos invirtieron sumas significativas, primero para blindar sus economías durante la pandemia y posteriormente para proteger a los hogares y las empresas del incremento de las tarifas de energía. En consecuencia, la deuda pública alcanzó niveles récord y no queda demasiado margen para una política fiscal expansiva.
Incluso en Estados Unidos se espera que el gasto federal se ralentice a pesar del aumento del gasto en infraestructura, aunque en China el apoyo fiscal se intensificará luego de la reapertura de la economía. El incremento de las tasas de interés hizo que estos altos niveles de endeudamiento se volvieran más costosos para el servicio, ejerciendo una mayor presión sobre las finanzas públicas. Sin embargo, se espera que este año se produzca un impulso positivo de crecimiento gracias a la reapertura de la economía china, relativamente ágil, luego del levantamiento de las restricciones por Covid decidido en diciembre del año pasado.
La presión sobre las cadenas de suministro globales se redujo considerablemente en los últimos meses, al igual que los costos de transporte. Esto debería contribuir a aliviar algunas presiones inflacionistas y a mejorar la capacidad de suministro. El comercio mundial sigue siendo relativamente débil, aunque podría repuntar este año a medida que los flujos comerciales se normalicen con la reapertura de la economía china y la recuperación del crecimiento mundial, si bien las tensiones geopolíticas seguirían ejerciendo cierta presión sobre los flujos comerciales a mediano plazo.
También se espera para este año una suba en la demanda de los consumidores, debido al exceso de ahorros producidos durante la pandemia, cuando no era posible gastar en determinados servicios. El nivel se mantiene relativamente alto en China y Europa, y esos ahorros podrían ser invertidos una vez recuperada la confianza. De hecho, la confianza de los consumidores empezó a mejorar en Europa, aunque se mantiene en niveles relativamente bajos.
Con relación a este tema Regina Mayor, Directora Global de Clientes y Mercados de KPMG, afirma: “Cómo volver a un crecimiento sostenible a largo plazo es la gran pregunta que se hacen los directorios y los gobiernos de todo el mundo en estos momentos. Algunos de los mayores temores inflacionarios, ampliamente pronosticados a fines del año pasado, pudieron ser mitigados gracias a una acción política más directa y proactiva, orientada especialmente a reducir la suba en las tarifas de energía. También hay indicios de que los precios de otras materias primas y de los alimentos comienzan finalmente a bajar, lo que ayuda a los consumidores y a los empresarios que afrontaron una importante crisis financiera. Es probable que las medidas que se adopten en los próximos meses tengan un rol importante en el ritmo y las características de la recuperación económica global. Las previsiones de KPMG demuestran que los niveles de empleo deberían seguir siendo sólidos, incluso considerando los recientes anuncios de despidos en el sector tecnológico. Esto indica que el mercado laboral limitado luego de la pandemia no muestra señales de cambio. Es un indicio de las complejidades a las que se enfrenta el mundo hoy en día. Las cifras de empleo sólidas se suelen poner como ejemplo de las buenas condiciones del mercado, pero también pueden reflejar los desafíos a los que se enfrentan los bancos centrales al hacer frente a las expectativas salariales, el endurecimiento de las condiciones crediticias y el peligro siempre presente de que cualquier cambio en el conflicto de Ucrania vuelva a generar inflación. El lado positivo de un mercado laboral fuerte, junto con un ahorro personal relativamente alto de los consumidores -especialmente en Europa y América- significa que podríamos comenzar a vislumbrar un incremento en el nivel de gastos de consumo, dando lugar a un crecimiento lento pero constante de los mercados clave.”

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