La universidad del futuro

     

     

    Por Rubén Chorny

    El punto de partida fue que el desarrollo de Internet supone una aguda transformación del modelo educativo vigente en las universidades. Es que la incorporación de tecnología en la educación modifica los hábitos, costumbres, expectativas y perspectivas de las universidades, los docentes, los alumnos y los graduados.
    Esta inédita investigación cuantitativa online fue especialmente diseñada para generar información de valor sobre el concepto de educación universitaria online, sus fortalezas y debilidades; los dispositivos utilizados, el marco general de percepciones, y las demandas y perspectivas de la educación universitaria online en la Argentina.
    Las amarillentas hojas de las revistas anteriores al “Homo Videns” del italiano Giuseppe Sartori testimonian que estudiar a distancia por correspondencia representaría algo así como la prehistoria de realizar una tecnicatura por Internet.
    No eran aquellas “carreras” gratuitas, como tampoco la estampilla para que los sobres con material didáctico fueran y vinieran por correo del instituto al alumno y viceversa.
    La informática incorporó al habitual contenido gráfico, el CD con desarrollos didácticos audiovisuales, y así sucesivamente se llegó a los soft que corren módulos interactivos en computadoras personales: la popularización de Internet propagó sin fronteras ni límites de velocidad el potencial de comunicación de educadores y educandos. Así, las universidades más prestigiosas de Estados Unidos y Europa fueron venciendo las resistencias pedagógicas internas en acoplarse a la tendencia de la virtualidad y empezaron a trascender los espacios físicos estáticos.
    El repaso de este proceso remite a un profesor de Harvard que daba su cátedra ante un grupo de alumnos sentados a su alrededor, pero en la que se habían inscripto para participar otros 150.000, conectados al aula desde distintos rincones de Estados Unidos: una aplicación les dividía la pantalla para poder seguir la exposición en vivo y en directo, plantear al mismo tiempo dudas y comentarios que serían respondidos con un plano personalizado y acceder a una suerte de “apunte animado”.
    Significó una revolución para universidades surgidas en los siglos 4 y 5 D.C., cuando las escuelas monásticas en Europa se ocupaban de diseminar conocimiento y no de crearlo. Internet podría hoy cerrar ese círculo de la historia y hacer retornar la educación a aquellas raíces. La distribución actual en el mundo de las 100 principales sería: EE.UU. (57), Inglaterra (6), Japón (6), Francia (5), Canadá (4), Israel (4), Suiza (4), Australia (2),Alemania (2), Dinamarca (1), Finlandia (1), Italia (1), Países Bajos (1), Noruega (1), Rusia (1), Escocia (1), Singapur (1), Corea del sur (1) y Suecia (1).
    Datos recientes del Sloan Consortium dan cuenta de que en Estados Unidos más de 6 millones de estudiantes cursaron por lo menos una materia online en un año, lo que representó más de 30% del total de la matrícula. Pero hubo casos como el de Stanford University, que ofreció tres materias online en ciencias de la computación y 43.000 personas recibieron su certificado.
    Aun en un país con las dimensiones de continente y aspiraciones de liderazgo intelectual, como el estadounidense, las dudas compiten con las certezas respecto del crecimiento de la universidad online: hay tres privadas y pagas, cuyos nombres (Phoenix, DeVry y Kaplan) no se inscriben en el cuadro de honor de las top ten: Harvard, Stanford, Oxford, Massachusetts Institute of Technology, Cambridge, Columbia, Berkeley, Princeton, Chicago y Yale, pese a concentrar 9% de todos los estudiantes de grado y posgrado.
    En la Argentina, la educación universitaria no presencial se encuentra en barbecho, y según la investigación realizada por EY y Mercado, (con el respaldo técnico de Oh! Panel), sobre su desarrollo futuro, aparece considerada en el primer lugar de la universidad online de la región, con 25,7%; segundo Brasil (22,1%, gracias al voto docente); tercero Chile 17,6%; cuarto México 17,5% (docentes más graduados); quinto Uruguay (4,8%) y sexto Colombia (4,1%).
    Una reputación doméstica de liderazgo de relativo alcance, ya que América latina se encuentra en pañales respecto del proceso de innovación pedagógica basada en la utilización de las denominadas “nuevas tecnologías de la comunicación y la información” y en la búsqueda de una identidad diferente a la de las instituciones presenciales de educación superior, que encuentra sus orígenes hace 40 años, en la Open University del Reino Unido.
    Es contundente la investigación de Oh! Panel (bajo la dirección del licenciado Gonzalo Peña) para EY y Mercado basada en una encuesta llevada a cabo desde el 3 de abril al 1 de mayo entre 363 docentes, alumnos y graduados, en cuanto a que 87% de la comunidad educativa nacional manifiesta que no concibe pensar este siglo 21 sin la presencia de Internet y, por lo tanto, “que el uso de herramientas online mejora el proceso de aprendizaje y favorece la ubicación del alumno como centro”.
    Representantes de disciplinas tales como ciencias sociales y jurídicas, de la salud, económicas, empresariales, ingeniería y psicología consultados, con preeminencia de los graduados, emparentan a la universidad del futuro, en ese orden, con “la optimización de los tiempos (preponderantemente), la facilitación del acceso y la reducción de los costos”.
    De facto, ya en el presente, este mix empezó a funcionar puntualmente en carreras vinculadas con la ciencia y la tecnología, donde muchos aventajados estudiantes desertaron antes de terminar tentados por suculentas ofertas laborales ávidas de sus conocimientos más que de los títulos. El Gobierno y la universidad tendieron puentes económicos y funcionales para que retomen y se reciban de ingenieros o finalicen los doctorados. Hasta constituyeron mesas de acuerdos con las empresas para asegurar que completen los estudios.

    La relatividad progresista

    Un detalle a tener en cuenta sería que los graduados que integran el panel de la encuesta fueron menos taxativos que docentes y alumnos a la hora de evaluar la importancia de las aplicaciones programadas para el proceso de aprendizaje. Se trata de una conclusión que emana de la experiencia de haber transitado la carrera.
    Posiblemente, esta relatividad guarde estrecha relación con la demanda de que sean rediseñados los planes de estudio como segunda condición, después de la capacitación docente, para desarrollar la educación online.
    Una proyección de campo de los más y los menos del resultado que arroja la compulsa la brindan las directoras (general y académica respectivamente) de Fundación Evolución, Paula Pérez y Marta Libedinsky: “En un país como el nuestro, con grandes extensiones y altos costos de traslado y probablemente en ocasiones concentración geográfica de la calidad educativa, no hay un solo elemento que la define, sino que responde a todo este entramado”.
    Destacan en ese aspecto que “es importante que no solo los alumnos, sino también los docentes, puedan aprovechar el máximo potencial que brindan las tecnologías para el desarrollo de las clases en la universidad”.
    Y puntualiza que definitivamente esto requiere de una capacitación instrumental y pedagógica de los docentes a cargo. Pero advierte que “la institución debe acompañar y proveer todas las condiciones necesarias para llevarla adelante”.
    Los propios docentes son los primeros en reconocer que prioritariamente necesitan ser capacitados, según se desprende del relevamiento. Frente a 72,3% de respuestas generales en esa dirección que tuvo elegir los tres aspectos más relevantes para el desarrollo de la educación online para los tres protagonistas directos de la educación encuestados, 81,5% provinieron del profesorado.
    Un escalón más abajo se juntaron otras tres condiciones a las que se subordinaría el éxito futuro: que se rediseñen los planes de estudio universitarios (46,2%), que el Estado invierta en educación (45,9%) y que se orienten esos recursos a redes de comunicación e infraestructura tecnológica (43,9%).
    Respecto de esta última condición planteada en la compulsa, la coordinadora de Calidad Académica de UADE, María Laura Basabe, la descarta como principal dificultad para los Estados en América latina, pero apunta a la accesibilidad y alfabetización digital de sus ciudadanos, lo que se denomina “brecha digital”.
    Tras juzgar loables las iniciativas Educ.ar y Conectar Igualdad en esa dirección, añade que “desde UADE ofrecemos una serie de cursos online gratuitos, bajo el formato MOOC (acrónimo de su denominación en inglés, Massive Open Online Course), destinados a docentes de escuela primaria y secundaria, interesados en integrar las nuevas tecnologías de la información en la enseñanza”.
    Aunque en otro estadio inferior, la encuesta detecta asimismo una inquietud sobre todo de los docentes de que las empresas inviertan en educación, anhelo que es coherente con el reconocimiento que campea en casos como UCES, San Andrés, Austral, Palermo y UADE en otro tramo de las respuestas.
    Paralelamente, la voz de la experiencia se hace sentir de parte de los egresados cuando se manifiestan menos entusiasmados que quienes quedan en los claustros en incorporar prácticas, aprendizajes y enseñanzas de países con mayor desarrollo en educación universitaria online, aspecto que ocupa el quinto lugar en las preferencias seleccionadas.
    Pero más allá de cualquier tribulación propia de un camino que recién empieza a delinearse, la tendencia es clara: casi 60% de los encuestados asegura que el uso de los dispositivos y herramientas de educación online mejora el sistema de aprendizaje en cualquier área y dos tercios cree que en los próximos cinco años crecerá más. Yendo a lo específico, 28,4% lo vincula a Ciencias Económicas, Empresariales e Ingeniería y 44% a todas.
    El futuro es hoy, al estar activa en varios claustros probablemente la herramienta más popular de los campus virtuales, como MOODLE, una plataforma de e-learning o Learning Content Management System (LMCS), sostienen las directoras de la Fundación Evolución.
    También enumeran entre las variantes tecnológicas adicionales ya implementadas las salas de conferencias web en tiempo real, como Google HangOut (hasta diez participantes), Wormhole Classroom, Wormhole Auditorium, Adobe Connect.
    Y hasta la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA cubre la distancia con México en tiempo real para dictar, junto con el Centro Interamericano de Estudios de la Seguridad Social azteca, un posgrado binacional de Gestión Actuarial de la Seguridad Social.
    La conexión virtual con el otro lado del hemisferio mediante experiencias online conjuntas abre las puertas universitarias argentinas para que penetren las brisas globales de la enseñanza moderna, que conjuga bajo costo y alta calidad a la medida de cada estudiante. Por ejemplo, en la Universidad de Washington se dan cursos a distancia gratuitos de Introducción a las Finanzas Computacionales y Econometría Financiera, y por medio de Facebook se accede a los videos, presentaciones en Power Point, audios y PDF que integran los módulos de las materias en línea.

    Del título en la pared al empleo

    La académica de UADE pone en valor que puedan acceder a la educación superior “personas que viven en zonas geográficas alejadas de instituciones universitarias donde cursar una carrera universitaria o la carrera universitaria de su preferencia, y que también se facilite la posibilidad de avance académico a alumnos con menor disponibilidad de tiempo”.
    Reflexiona que “las tecnologías de la información y la comunicación no han llegado únicamente al ámbito educativo, sino que han modificado profundamente la organización del trabajo y han permitido el desarrollo de procesos de producción gestionados globalmente en diferentes países y continentes”.
    En este sentido, enfatiza que “en UADE pensamos que el manejo de entornos de trabajo virtuales, la interacción mediante herramientas electrónicas y la experiencia de trabajo colaborativo de manera remota constituyen competencias profesionales que quienes cursan en esta modalidad desarrollan intensamente”.
    Porque además del beneficio de zanjar distancias, costos y acceder al prestigio de algunas de las casas de estudio que ofrecen cursar online, la luz al final del túnel que moviliza al alumno sería el título profesional que obtenga, no solo para colgar el cuadro en la pared, sino para conseguir trabajo.
    Alejandra Ferraro, directora de Recursos Humanos para Accenture LATAM, lo analiza del lado del empleador: “El rango de acceso ubica a los egresados de carreras universitarias online en las mismas posibilidades y oportunidades que el resto de los graduados. En Accenture elegimos a los candidatos en función al perfil buscado, el cual contempla una serie de competencias previamente definidas en relación al puesto: priorizando estudios o bien teniendo en cuenta la relevancia de sus experiencias relacionadas al puesto. Sin embargo, la experiencia nos demuestra que aún hoy, en volumen, recibimos menor cantidad de candidatos egresados de programas universitarios online frente a los egresados de universidades tradicionales presenciales”.
    La encuesta corrobora la dicotomía imperante. Porque si bien 71,2% afirma que la educación online reduce los costos del sistema educativo y 66,1% opina que el ecosistema online facilita que el alumno se transforme en el centro del proceso, acompañando su específico ritmo de aprendizaje, paralelamente porcentajes similares representan un alerta sobre los efectos nocivos, como la distracción que producen los celulares en clase (84,4%), la falta de adecuación de los planes de estudio a las nuevas tecnología (81,5%) y la renuencia docente al uso de Internet en el aula (72,2%).
    Están muy repartidas las opiniones acerca de que el uso de Internet incida en el prestigio de las universidades, así como que incremente la capacidad de pensamiento crítico, torne más hábiles en la resolución de problemas prácticos a los estudiantes o les acreciente el compromiso y facilite el aprendizaje en grupo.
    Para todos los actores educativos consultados, la UBA sería la casa de estudios en la Argentina que se encuentra más próxima a la ventana al futuro. Docentes y graduados, principalmente, sindican a la Austral como segunda, que para los alumnos sería la UTN. UADE y Palermo completan el top five seleccionado (ver recuadro). Hilando fino en los datos, los profesores en sí mencionan a la Universidad de San Andrés y a la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES). Y entre los alumnos, la Universidad Nacional de Tres de Febrero es la que goza de mayor reconocimiento, según las respuestas.
    La base de datos utilizada para consultar a estos tres segmentos fue exclusivamente de personas que viven y estudian en la Capital Federal.
    Lo que de algún modo es injusto para las universidades del interior del país que tienen actividades online. Por cierto, una de las entidades pioneras y más innovadoras en el campo de la enseñanza online en el país ha sido desde hace años la cordobesa Siglo XXI
    Yendo a los usos y costumbres del día a día, los docentes afirman emplear hoy el e-mail con los alumnos (82,4%), la utilización de Internet en clase (55,6%) y la subida de materiales y contenidos a la nube (55,1%).
    En simultáneo, los dispositivos a los que menos apelan son el chat (31,2%), las tutorías virtuales (30,7%), las aulas virtuales (30,7%), la comunicación vía mobile (27,3%) y el uso de redes sociales en la clase (26,3%).
    Las áreas académicas que más aprovechan dispositivos online, según 24% de las respuestas, son Económicas, Empresariales e Ingenierías, mientras 27,9% se inclina por ciencias sociales y jurídicas.
    Pero en ninguna de las áreas se detectó en torno de 40% de las respuestas de la compulsa que sea más costoso e inadecuado para la enseñanza el uso de herramientas y dispositivos online.

    La distancia, principal aspecto asociado

    Fundación Evolución identifica dentro de la actual oferta online la modalidad que mezcla la enseñanza tradicional con formas de apoyo que no requieren asistencia: “Aquella que si bien puede tener una gran carga horaria de virtualidad, contiene algunos encuentros / seminarios presenciales intercalados con las instancias en línea”, precisan sus directoras.
    Los protagonistas directos que participaron de la encuesta ponderaron en primer lugar la distancia (33,1%) como sinónimo de educación online, y dentro de estos, los docentes y los egresados fueron los que más rescataron ese valor (41,5 y 36,4% respectivamente).
    Muy alejada, con 9,4%, la posibilidad que brinda de administrar tiempos y horarios, sobre todo cuando eran los alumnos (12%) quienes opinaban.
    Nada más que 7,6% la estimó de buena o excelente, siendo los graduados (9,3%) los que mejor concepto le atribuyeron. Y menos aún la consideraron accesible o alcanzable, con 6,6%, aunque en este caso los alumnos (11,7%) resultaron los más conformes.
    El reconocimiento de que facilita estudiar en lugares alejados cubrió 4% de la opinión general, guarismo que los alumnos superaron (5,3%).
    Tampoco fue demasiado entusiasta la aceptación de que se adquieren conocimientos a través de la tecnología, con 3,9% a favor, media que se eleva significativamente con los docentes 6,8%) y apenas con los graduados (4,5%), los que no ven tan cómoda y práctica la modalidad en comparación con los docentes y alumnos, aunque sí la vinculan bastante más que estos como futurista y revolucionaria.
    Los docentes destacan su ponderación (5,9%) en una exigua consideración general de “inclusiva”, que ocupa 2,5%, ante el escepticismo absoluto de los graduados (1,6%).
    Teniendo en cuenta que 65% admite que las herramientas online optimizan, cuando se pregunta si mejoran el aprendizaje universitario, baja a 45,1%, aunque para un parejo 28,7% ni mejoran ni empeoran. En escala decreciente, 19,9% opina que mucho, 5,8% que empeora, 0,6% que mucho.

    Fortalezas

    De las respuestas vinculadas a las fortalezas que presentaría la educación universitaria online frente al modelo tradicional surge que los actores del presente, o sea, los docentes y los alumnos, empujan la valorización del tríptico: optimización del tiempo-accesibilidad-reducción de costos, por sobre la opinión de los egresados
    Precisamente, en la encuesta, 45% sitúa el principal atractivo en el ahorro, optimización y administración del tiempo a dedicarle a las carreras. Principalmente, a los alumnos (48,4%) los ilusiona más este beneficio que a los profesores y a los antecesores que ya hicieron la experiencia.
    Y casi 20% la considera accesible, con preeminencia de alumnos y docentes (30%). A lo que 13,5% caracteriza como cómoda y amena (15,2% de parte del alumnado).
    También la interacción personalizada y el contacto se aprecian como ventajas del sistema y, en menor medida, la inmediatez e instantaneidad, el dinamismo y la agilidad (10,9%), así como la posibilidad de elegir horarios (10,6%).
    El acortamiento de las distancias fue destacado por 10,1%, con docentes y alumnos a la cabeza, mientras que 9% mereció la mayor información y diversidad de material que se genera por la vía tecnológica. Los egresados, en cambio, reivindicaron su facilidad y claridad.
    La lectura que efectúan las ejecutivas de Fundación Evolución rescata la posibilidad de los alumnos de acceder a propuestas de formación de calidad en cualquier punto del país y la región, lo mismo que a ofertas de especialización en posgrados, a cursar desde sus hogares luego de los horarios laborales, así como a acompañar las necesidades de tiempo de los adultos que trabajan muchas horas, entre otras cuestiones. De otro modo, no podrían lograrlo”.
    Pero al mismo tiempo, los que contestan sobre las debilidades de esta modalidad a distancia cuestionan la ausencia de contacto personal, la dependencia tecnológica y la dificultad para conformar grupos de debate.
    Más de la mitad (55,3%) coincide en señalar al contacto e interacción virtuales como la principal desventaja, muy por encima del 17,5% que manifiesta preocupación por la dependencia tecnológica y requerimientos técnicos.
    Otros déficits indicados por 10,1 y 8,7%, en especial entre alumnos, apuntan a la dificultad para articular grupos de estudio y de debates y al costo de las carreras, respectivamente.
    La constancia, compromiso y el abandono son puestos en tela de juicio por 8,3%, especialmente por los que acumulan experiencia, como los docentes y los propios graduados.
    Luego se mencionan los problemas técnicos, la desconfianza por fraudes, el individualismo, aislamiento e integración, en porcentajes que van de 8,3 a 6,6%.
    Y, para los alumnos principalmente, las dudas sobre la disponibilidad y asistencia del docente y el carácter impersonal del contacto.
    Para Evolución, el antídoto a las contras señaladas sería “incorporar encuentros presenciales, flexibilizar tiempos de cursada/aprobación, estar junto a los alumnos con escasa experiencia de aprendizaje en la modalidad virtual a través de tutorías personalizadas y acompañar el desarrollo de los trabajos requeridos para aprobar la cursada”.

    Mails, Wi-Fi y nubes

    De los docentes que fueron encuestados, 82,4% se comunica con los alumnos por mail y 55,6% de las respuestas informa que se usa Internet en la clase. Un porcentaje similar afirma que suben contenidos y materiales “a la nube”.
    También está repartida la proporción de los que constituyen foros electrónicos en los que participan docentes y alumnos, ya que 45,9% declaró hacerlo. Y 39,5% maneja el llamado campus virtual.
    En general, el empleo de aulas virtuales, comunicación mobile o chat, las tutorías virtuales y el uso de redes sociales en la clase distan de ser prácticas extendidas. Las respuestas giran entre 31% y 26%.
    Y cuando se dirige a alumnos y graduados la pregunta sobre qué dispositivos y herramientas se utilizan actualmente en la educación universitaria argentina, unos y otros opinan de manera parecida entre sí y también con los docentes al situar a los mails en torno de 80%, si bien las tutorías bajan al nivel de 60%. En el chat entre docentes y alumnos, éstos asignan 18,7% al contacto a través de redes sociales, mientras que los graduados mencionan el celular (25,8%).
    Pero 59,7% coincide en que los dispositivos y herramientas de educación online mejoran el proceso de aprendizaje en todas las áreas y que serán más utilizados en los próximos cinco años.
    Los ven más sencillos de emplear en ciencias sociales y jurídicas (27,9%) y 43,3% tomando el total de las áreas. Y más inadecuados en Psicología y Ciencias de la Salud (30,8%).
    Aunque en porcentajes no representan una propuesta generalizada, las distintas formas de participación y concertación institucional y familiar en transformación en ciernes de la educación tradicional van ganando espacio, según comienzan a distinguir los docentes, alumnos y egresados que dieron su parecer en la encuesta. Mencionaron, aunque tímidamente, el incremento de los convenios entre universidades y empresas (13,2%), la promoción de espacios de discusión y debate sobre la materia con participación de docentes, padres, alumnos y empleadores (12,6%) y un mayor incentivo de los padres para que sus hijos utilicen los dispositivos online con fines formativos (5,4%).
    En este último punto, la familiaridad con el natural manejo de la tecnología de los estudiantes nacidos en la era digital ha hecho imaginar la adaptación de las plataformas de los juegos en red a propósitos educativos y que de repente el popular World of Warcraft, creado y dirigido por John Carrison, Roqueford Smith y Luzbelt Keys, adquiera un rol más universitario. En las varias versiones que recorrió desde su lanzamiento, hace 20 años, cosecha 9 millones de suscriptores que, de a 1.500 por vez alojados en más de 200 servidores en todo el mundo, interactúan del mismo modo que el profesor de Harvard añoraría hacer con sus clases, cuya asistencia virtual multiplica por varios ceros a la presencial del aula.

    La razón de una investigación

    El riesgo inevitable de indagar en el futuro

    Intentar desentrañar el futuro tiene enormes riesgos. Tal vez, el menor sea equivocarse. La historia demuestra que lo frecuente es quedar en ridículo por afirmaciones y visiones que no tuvieron el menor correlato con lo que la realidad se empeñó en preferir. Pero avizorar el porvenir está en la naturaleza humana, y aún con toda la prudencia del caso, hay que intentarlo.

    Por Ricardo Furman (*)

    Lo novedoso y riesgoso de nuestro tiempo es la velocidad vertiginosa con que se suceden los acontecimientos, los cambios tecnológicos y las transformaciones en los pensamientos que dominan en una sociedad.
    En nuestra experiencia vital, es fácil recordar en la década de los años 80 lo que implicó la irrupción del fax en la vida cotidiana. Muchos futurólogos vocacionales comenzaron pronto a especular sobre los posibles desarrollos y nuevas funcionalidades de estos aparatos. Hasta que fueron sorprendidos por la explosión irruptiva de Internet, e-mail y toda la parafernalia ad hoc, y el modesto fax se convirtió de pronto en pieza de museo.
    Hace apenas diez años nadie imaginaba el potencial revolucionario de Facebook y hace siete era difícil concebir lo que supondría Twitter. Es que cambio hubo siempre, pero nunca a este ritmo.
    Los que siguieron apostando a la venta de música en soportes físicos y no se reconvirtieron a tiempo desaparecieron o están condenados a la irrelevancia.
    Con esos antecedentes parece al menos atrevido intentar desentrañar el futuro de la universidad, si prevalecerá el formato online o el presencial, o qué será lo que en realidad vendrá.
    En una nota de octubre del año pasado Mercado decía, “hace 1.000 años, durante la edad media europea, surgió con nitidez un fenómeno social que tendría impacto revolucionario. Desde el púlpito, el sacerdote le hablaba a los fieles y les transmitía la información y el conocimiento que les interesaba. Eran los inicios de la enseñanza presencial.
    “Durante casi un milenio, con todas las variantes imaginables se mantuvo este ‘formato’.
    Pero ahora, por primera vez en siglos, emerge otro ‘formato’ que seguramente tendrá un profundo impacto transformador”.
    Es en este punto donde nace esta historia. Del debate intenso entre la redacción de Mercado y los profesionales de EY surgió una necesidad: explorar el tema más a fondo. Así fue como nació este proyecto conjunto entre ambas marcas.
    Sin perder de vista que, en gran medida, al vislumbrar el futuro se hace una proyección del presente que no nos protege de los cortes súbitos que produce la realidad en nuestro modo de pensar, coincidimos en que tal vez sería más modesto y viable buscar precisar el corto plazo. Los próximos años, y no lo que ocurrirá dentro de un siglo.
    Para conducir el estudio contamos con la experiencia profesional de Oh! Panel, la firma de investigación de mercados que dirige Gonzalo Peña.
    Ambicioso y modesto a la vez, el proyecto tomó forma en pocas semanas. La decisión conjunta fue explorar qué hay en la mente de los que ya han pasado por la universidad (los graduados), de los que integran los elencos académicos (los profesores) y de los que hoy son alumnos universitarios.
    Por razones geográficas nos concentramos en las casas de estudio metropolitanas, aun a sabiendas de que cometíamos una injusticia: hay universidades del interior del país que están trabajando intensamente en este campo. Pero, es sabido, lo mejor suele ser enemigo de lo posible.
    Así fue el proceso que culminó en esta encuesta que los lectores tienen ahora entre sus manos. Más allá de la proliferación de laptops, tabletas y todo tipo de devices móviles, la realidad es la sustancial importancia que han adquirido plataformas tecnológicas, desarrollo de software y mecanismos de delivery de servicios educativos.
    Esta mirada inquisitiva sobre los próximos años de la educación a distancia, online, y por lo tanto de lo que puede ocurrir con la clásica educación presencial, revela de modo significativo la necesidad imperiosa de capacitar a los docentes en esa dirección, como también el esfuerzo que habrá que dedicar a replantear los tradicionales planes de estudio, y la demanda por inversiones adecuadas en este campo.
    Todo esto sin que todavía hayamos incursionado en los efectos que herramientas tan sofisticadas y recientes, como big data, tendrán en la transformación del escenario educativo.
    Como dicen los literatos, un territorio que habrá que revisitar, obligatoriamente y con frecuencia.

    (*) Ricardo Furman es Contador Público de la UBA, director de Marketing de EY Argentina y co-director junto con Mercado de este proyecto.

    Una variada experiencia

    Creciente combinación de ofertas a distancia

    Este año, la UBA ofrece el programa de educación a distancia para cursar algunas de las materias del ciclo básico común y otro con 11 materias cuatrimestrales de articulación con el nivel medio.

    También tiene talleres de orientación tutelados por psicólogos, conformados por foros de intercambio, material de lectura, links de interés, encuestas, presentaciones, además de un correo interno para comunicarse con los facilitadores. 
    La UTN incorporó en las carreras de grado el campus, las tutorías y las aulas virtuales como apoyo a la presencialidad. Hay 36 para ciencias básicas y 193 para otras asignaturas. Hace tres años se realizan dos a tres cursos intensivos anuales de la materia matemática discreta, de primer año de la carrera de ingeniería en sistemas de información. Es de la carrera de grado para recursantes y el alumno puede regularizar una asignatura asistiendo a un número reducido de encuentros presenciales (entre los cuales se cuenta el momento de la evaluación).
    El espacio virtual reservado para el posgrado ha demostrado un crecimiento regular y constante. En la actualidad todas las maestrías y carreras de especialización que se dictan en la facultad cuentan con un espacio virtual; como así también existe un aula exclusiva para la asignatura inglés, materia transversal a todos los posgrados.
    En la facultad de comunicación de la Universidad Austral, la escuela de posgrado ofrece la opción de cursar algunos programas de su agenda de manera online, vía streaming, que se desarrolla en un aula virtual a la que se accede a través de un link y una clave que se otorga luego de la inscripción a la actividad.
    En la UCA se combinan horas presenciales con trabajo online y se propone principalmente el reconocimiento de las TIC, la apropiación y uso óptimo de herramientas tales como teléfono celular, cámaras digitales, tablets y la Web 2.+, así como la lectura crítica y reflexión antropológica de las nuevas formas de comunicación.
    La Escuela de Negocios dicta desde el 2012 programas e-learning a distancia a través de una plataforma virtual sincrónica que permite el contacto entre profesores y alumnos en tiempo real, con mayor flexibilidad en los horarios y ahorro de tiempo de traslado De esta forma, se logra integrar en los cursos a los participantes del interior y del exterior del país.
    Entre los programas que se lanzaron se encuentran Finanzas para Abogados, Neuromarketing y Excel al Máximo para Negocios.
    La Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas e Ingeniería dicta tres cursos de posgrado de modalidad online por medio de una Plataforma de E-learning Interactiva: uno intensivo en Ingeniería de Plásticos, en conjunto con la Cámara Argentina de la Industria del Plástico; el de Gestión de Proyectos Intensivo dirigido a líderes de proyecto, gerentes, profesionales de diferentes especialidades de Hispanoamérica, y el de Ingeniería de Procesos de Manufactura.
    UADE aplica tecnologías de última generación a la educación en la formación académica online de grado, posgrado, extensión y educación ejecutiva desde agosto de 2013. 405 alumnos avanzados de las Facultades de Administración y Ciencias Económicas de UADE cursan dos materias de grado: Impuestos y Capacitación y Desarrollo.
    En Capacitación Ejecutiva: cursos Finanzas para no Financistas y Gestión de Eventos.
    Asimismo, 650 docentes de escuelas primarias y secundarias de todo el país y de países extranjeros estudian en 13 cursos gratuitos a incorporar tecnologías en el aula: MOOCs (Cursos Gratuitos Abiertos Online) en castellano a profesores de todo el país (y de varios países extranjeros también).
    La Escuela de Educación dicta un programa de formación docente online gratuito llamado Cómo Enseñar en la Era Digital.
    En la Universidad Siglo XXI, más de 30.000 alumnos que no pueden asistir a un centro presencial cursan sus estudios de pregrado y grado a distancia, una modalidad totalmente online denominada Educación Distribuida Home, a través del Learning Management System, con tutorías virtuales y servicios de acompañamiento: licenciaturas en Administración Agraria, Informática, Gestión de RR.HH., Relaciones Públicas e Institucionales, Comercialización, Administración, Sociología, Comercio Internacional, Relaciones Internacionales, Educación, en Abogacía y Contador Público. Y posgrados relacionados con la salud, marketing y crimen.

    Metodología

    • Tipo de estudio: encuesta online por muestreo.
    • Instrumento de recolección: cuestionario estructurado con preguntas abiertas, cerradas y escalas de opinión. Duración (media) del cuestionario: 15 minutos.
    • Técnica de recolección: entrevista online, utilizando la Plataforma Oh! Y operando sobre la Comunidad Oh! Y bases provistas por Mercado.
    • Muestra: 363 casos.
    • Segmentación: se implementaron cuotas flexibles por:
    • Perfil: docentes, alumnos, graduados
    • Disciplina: ciencias sociales y jurídicas, ciencias económicas, empresariales e ingenierías, psicología y ciencias de la salud.
    • Actividad de campo: 03 de abril al 01 de mayo de 2014.

    Tres demandas top nada virtuales

    Con el predominio de opiniones de alumnos y graduados, la capacitación de los docentes (72,3%) es el aspecto más relevante que surge de la encuesta para el desarrollo de la educación online en la Argentina.
    El segundo, observado en 46,2% de las respuestas, sobre todo de docentes y graduados, es el rediseño de los planes de estudio.
    Y el tercero sería la inversión del Estado en educación, que abarcaría 45,9%, en especial impulsado por los graduados.
    La interpretación es que la capacitación de los docentes para la enseñanza online es imprescindible. Lo más crítico es que aprendan a cumplir las funciones pedagógicas en un entorno distinto como es un aula virtual: cómo presentar el contenido a un alumno que no está físicamente presente, cómo saber si está comprendiendo, cómo promover el intercambio con el docente y entre los alumnos, cómo evaluar si aprendió. Por ello, la capacitación no debe limitarse al manejo de una plataforma de e-learning y de las herramientas de las que dispone.

    Las 12 percepciones top del informe

    • La educación del siglo 21 no puede pensarse sin Internet: 87%.
    • El celular distrae en las clases: 84,4%.
    • La presentación de trabajos prácticos, basados en información de otros bajada de Internet y sin mencionar las fuentes, es un problema cada vez más grave: 84,2%.
    • Los alumnos universitarios usan mucha información de Internet sin mencionar las fuentes: 83,8%.
    • Las materias y los planes de estudio todavía no están actualizados con las nuevas tecnologías: 81,5%.
    • Los docentes universitarios todavía son muy resistentes al uso de Internet en el aula: 72,2%.
    • La educación online reduce los costos en relación con el sistema de enseñanza presencial: 71,2%, contra 10,7% en total desacuerdo.
    • Facilita que el alumno sea el centro del proceso, acompañando su particular ritmo de aprendizaje: 66,1%, 21% ni y 13,1% en total desacuerdo.
    • Internet facilita el aprendizaje en grupo: 49,8%, 23 ni, 27% desacuerdo.
    • Incrementa la capacidad de pensamiento crítico y las habilidades para resolver problemas prácticos de los estudiantes: 43,3% ni 27,2% y no 29,5%.
    • Con Internet crece el compromiso de los alumnos con el aprendizaje: 39,7% ni 28% y no 32,2%.
    • Las universidades que usan Internet son las mejores: 32,3%, ni 42,5% y no 25,2%.

    Marco general de percepciones

    Tendencias

    • 87,0% sostiene que no puede pensarse la educación del siglo XXI sin Internet

    • 71,2% afirma que la educación online reduce los costos del sistema educativo

    • 66,1% opina que el ecosistema online facilita que el alumno se transforme en el centro del proceso, acompañando su específico ritmo de aprendizaje

    • 43,3% acuerda que la educación online incrementa la capacidad de pensamiento crítico y las habilidades para resolver problemas prácticos

    Problemas y desafíos

    • 84,4% afirma que el celular distrae en las clases

    • 84,2% da cuenta de la gravedad de presentar trabajos prácticos basados en información de Internet sin mencionar las fuentes

    • 81,5% alerta sobre la falta de adecuación de los planes de estudio a las nuevas tecnologías

    • 72,2% opina que los docentes universitarios son muy resistentes al uso de Internet en el aula

    • 32,3% sostiene que Internet reduce el compromiso de los alumnos con el aprendizaje