El nivel de inflación -cualquiera sea el número que se prefiera elegir- fue importante. La inversión externa fue una rareza, y tomar cré- ditos externos un imposible, gracias al costo, primero, y al pleito con los holdouts luego. Aun en condiciones adversas, las empresas hicieron todo lo necesario para capear el temporal como lo refleja el laborioso trabajo de recolección de cifras significativas que revelan ascensos, descensos, nuevas irrupciones y comportamiento dispar de los diversos sectores de la actividad económica nacional.
Este “Fuera de Serie”, como lo denominamos por ser una edición adicional a los doce números mensuales, sigue siendo el cuadro de honor de las empresas argentinas y un ejemplar de referencia que se guarda en la biblioteca de cada lector, al menos por 12 meses (hasta que aparezca la nueva versión). Aunque en verdad, la versión en PDF del ranking se aloja ahora en cada PC o tableta de cada empresario. Y naturalmente, se podrá consultar online en el sitio web de Mercado (www.mercado.com.ar).
Las cifras reflejan el comportamiento de las empresas durante el último ejercicio cerrado, básicamente 2014, y reflejan una realidad económica. No son siempre producto de mayores ventas en unidades sino también el reconocimiento de un ritmo inflacionario. En general, la economía tuvo recesión, sufrió el impacto de los coletazos persistentes de la crisis internacional de 2008. Pero también incidieron factores propios, como las medidas relacionadas con trabas a las importaciones y restricciones a la compra de dólares (el famoso cepo).
Muy pocos fueron los rubros que lograron exhibir un buen comportamiento en sus actividades. Los bancos y las tarjetas de crédito influyeron en el consumo otorgando importantes facilidades crediticias.
Instrumento apreciado
El ranking sigue siendo el instrumento más apreciado de la economía argentina. El barómetro que se consulta para detectar cambios, transformaciones, surgimiento de nuevas tendencias, alzas y bajas en los protagonistas de la actividad.
Para académicos e investigadores, es además una invaluable herramienta histórica. Permite registrar a lo largo de las distintas décadas cubiertas, cambios y transformaciones de magnitud, acompañando los procesos históricos políticos del país, tan pródigos en devaluaciones y default.
Algunas empresas –y hasta sectores enteros– descendieron fuerte en sus posiciones, otras recuperaron lugares más pronto, y algunas decidieron retirarse del país. En la década pasada se incorporaron los bancos y otras entidades financieras al ranking tradicional. Y esa irrupción de un grupo importante de empresas en el listado introdujo también cambios significativos.
El escenario es siempre cambiante. Algunas empresas parecen tener asegurada su participación en lugares relevantes del listado, pero también hay ascensos que merecen detallada explicación; hay sectores que insinúan una tendencia de importancia creciente; hay nombres clásicos que languidecen; y hay nombres casi desconocidos que ocupan posiciones de privilegio.
Pero como se advertirá en la lectura de los nombres que ocupan las primeras posiciones de esta versión, después de un cuarto de siglo, YPF sigue liderando el ranking, estatal como entonces, aunque en el medio tuvo unos cuantos años como exponente de la empresa privada.
El segundo y tercer lugar corresponden como ya es usual, a dos empresas industriales de Organización Techint, un fenómeno que ya se insinuaba dos décadas atrás, pero que además se han convertido en exportadores de primer orden.
Seguramente, esta es la última versión del ranking que el lector recibirá en este formato tradicional. Para el año próximo, se está trabajando en una nueva versión, con otros contenidos enriquecedores y con auxilio de otras herramientas que harán más enriquecedora su consulta.
En cuanto a los resultados exhibidos este año, resultaron como se suponía desde la perspectiva del año pasado, poco alentadores. Es oportuno señalar que el año próximo a pesar de todo el optimismo que rodea lo que se vislumbra como el comienzo de una nueva etapa, las cifras de los balances cerrados el año anterior –en ese caso serán los de 2015– tampoco darán mucho lugar para el entusiasmo. Pero así son las cosas. Y los argentinos estamos acostumbrados a los vaivenes.
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