Anuario de los recursos humanos y cómo se rinde cuentas en RSE

    En un nuevo contexto, en un diferente escenario político y social, se impone pasar revista a temas que este año estarán en el tapete, como –por ejemplo– los siguientes:

    – Evolución del costo de vida y su relación con la evolución de los sueldos de personal de  convenio (paritarias) y fuera de convenio (y además, cómo mantenerse competitivo).
    – Nueva tabla de impuesto a las ganancias y bienes personales.
    – Evolución de los precios de los productos que vendan las empresas.
    – Evolución de sus costos.
    – Productividad.
    – Rentabilidad.
    – Gestión del clima laboral (en especial, manejo de conflictos).
    – Identificación y retención de talento como siempre.
    – Capacitación y desarrollo de personal clave.
    – Motivación y retención de profesionales jóvenes.
    – Evaluación del desempeño (romper con los esquemas tradicionales).
    – Atraer y retener personal calificado.
    – Work-life balance.
    – Remuneración variable (esquemas de incentivos de corto y largo plazo orientados a resultados).
    – Beneficios “tax effective”.

    La gran novedad, sin embargo, para el anuario de este año, es la inusitada y abundante presencia de directivos empresariales privados en organismos y empresas públicas.
    Lo que realimenta y da nueva intensidad al viejo debate sobre el papel del empresariado en la marcha del Estado. ¿Hay conflicto de intereses? Los empresarios, presuntamente especialistas en obtener ganancias para sus accionistas, entienden lo que es el interés público?
    Y de otra parte, el contra-argumento: los directivos habituados a la empresa privada son buenos administradores, ponen orden en el desorden, nunca gastan más de los recursos disponibles. Es más, son capaces de reducir los gastos sin que sufra el funcionamiento efectivo de los organismos públicos.
    En una rápida lectura de los organigramas ministeriales y de empresas públicas, hay por lo menos una docena de caracterizados personajes del ámbito privado que ocupan posiciones de alta responsabilidad. Más allá de los criterios ideológicos, hay que estar atento a los resultados y eso le da un nuevo condimento a este tradicional producto periodístico.
    Además, los directores de Recursos Humanos se enfrentan con que hay que manejar nuevas situaciones, muchas de ellas nada gratas. La conflictividad social y sindical es una nube que se cierne sobre buena parte del año en curso.

    Rendir cuentas no es sencillo

    La principal corriente de pensamiento en el mundo empresarial está decididamente a favor de la sustentabilidad, de la protección ambiental, de luchar por el cambio de clima, de usar energías alternativas, y de desarrollar acciones de responsabilidad social que favorezcan a los stakeholders en general, y la comunidad en la que está inserta una empresa, en particular.
    Pero del dicho al hecho hay gran trecho. A veces se piensa el tema en positivo, pero se actúa en cámara lenta.
    Un factor de diferenciación evidente son los informes anuales (o bianuales) donde las empresas rinden cuenta de lo actuado en este territorio. Generalmente confeccionado según estándares internacionales aceptados. Y cada vez más, integrando el reporte social con los resultados económicos-financieros de la empresa.
    Aun los que todavía no han ingresado en esta etapa, dan muestras concretas de avances en la materia. Es que la opinión pública y la realidad global presionan cada vez más: las empresas desean ser bien percibidas y mantener buena reputación, en un mundo que ha ingresado definitivamente en un tiempo de turbulencias de todo tipo. Financieras, falta de crecimiento, conflictos armados, terrorismo a gran escala, masivos desplazamientos de refugiados, plagas sanitarias, crisis humanitarias.
    En ese clima deben moverse y tomar decisiones las empresas, justo cuando la incidencia de big data y avances tecnológicos disruptivos, permiten ser más eficientes en el uso de los recursos y de los productos básicos.
    Otra vez, como en los años anteriores, destacaremos “Los 10 sobresalientes” –informes que tras ser evaluados merecen ser distinguidos–.  No es un ranking. Sí un verdadero cuadro de honor.