Todavía los científicos están recién comenzando a estudiar los efectos de corto y largo plazo de la Covid en el cerebro humano. Sin embargo, lo que ya se sabe es alarmante. Aunque Covid 19 es principalmente una enfermedad respiratoria, se está revelando cada vez más como un desorden neuro-psiquiátrico. O sea, “long Covid 19” tiene que ver con el cerebro. Se calcula que entre 22 y 32% de los pacientes que se recuperan de la Covid 19 experimentan bruma
Otra investigación sugiere que un tercio de los afectado por la enfermedad tendrá una nueva aparición o problema psiquiátrico recurrente (como depresión o ansiedad) al año siguiente. Además, no es solamente que afecta a las personas que han tenido Covid 19 en estado grave. Hay estudios que encontraron que personas en todas las etapas de Covid 19, incluso lo que no estuvieron hospitalizados han tenido dificultades con la atención, la memoria y el funcionamiento ejecutivo. Desde una perspectiva clínica se sabe que varios factores pueden llevar a problemas cognitivos y desórdenes mentales post Covid 19, inclusive enfermedades preexistentes, daño producido por el mismo virus, neuroinflamación y daño vascular . Sin embargo, haca falta más investigación para entender completamente los mecanismos e implicancias de Covid 19 en el cerebro.
Esta declinación en la salud del cerebro – que la ciencia denomina “capital cerebral” –a causa de Covid 19 tuvo y seguirá teniendo consecuencias negativas económicas y sociales.
Erin Smith, Carol Graham, Eric Lenze, William Hynes, y Harris A. Eyre, investigadores de la Brookings Institution, junto a colegas de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) han demostrado en un documento titulado Neuroscience-inspired Policy Initiative –que el capital cerebral genera empoderamiento económico, desempeño cerebral, resiliencia social y conexión emocional. El Capital cerebral es el puntal de la prosperidad y el crecimiento económico. Postula que el cerebro es nuestro mayor capital y que si estratégicamente invertimos en él el beneficio es para el futuro de nuestro país, de su economía, innovación, bienestar y hasta su fortaleza democrática.
Covid 19 llegó para amplificar aun más la crisis de salud mental preexistente en el mundo. Según un reciente comunicado científico de la Organización Mundial de la Salud en el primer año de pandemia la incidencia global de ansiedad y depresión creció 25%. Múltiples factores, como aislamiento social, soledad, tirsteza, problemas financieros y mucho más, se combinaron durante la pandemia para causar problemas de estrés y salud mental sin precedentes y pusieron de manifiesto las desigualdades sanitarias existentes. En especial crecieron mucho los problemas de salud mental en los jóvenes.
Fomentar la inversión en capital cerebral juvenil es fundamental para crear un futuro resiliente. Esto implica no solo ocuparse de la salud mental de los jóvenes sino también trabajar para fomentar la educación y capacitación de los jóvenes, algo que ha sufrido notablemente durante la era Covid 19.