La norma ISO 26000 tiene el objetivo de establecer un estándar internacional que sirva como tutela para las organizaciones en sus caminos a la sostenibilidad, en un mundo cada vez más preocupado por la respuesta del sector empresarial a los retos medioambientales y sociales que los rodean.
Por Joaquin Basile Patron (*)
El contexto de la actualidad que vivimos ha visto un cambio importante en la forma en que la gente consume e interactúa con empresas. Hoy, más que sólo comprar por poseer o por mostrar el nombre de una firma o una marca, los consumidores buscan experiencias nuevas y enfocadas hacia el cuidado del ambiente o que se preocupen por las necesidades de las personas que trabajan o representan dicha marca.
Con esto en mente, en another, agencia regional especializada en comunicación estratégica, visualizamos la relevancia que hoy tiene el ser una empresa responsable con la sociedad y con el medio ambiente, y cómo se puede hacer este cambio.
Datos del estudio bianual de Havas sobre el valor de marca, que encuestó a más de 395.000 personas en todo el mundo, muestran que el 73% de los encuestados cree que las marcas deberían actuar por el bien de la sociedad y el planeta, mientras que el 64% ha tomado acción, prefiriendo comprar a empresas con una reputación de propósito, no solo de ganancias, y más de la mitad (53%) asegura que está dispuesta a pagar más por una marca que toma una posición sobre situaciones de índole social o ambiental.
De estos datos surge la necesidad de visibilizar la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) que es, como su nombre indica, la gestión socialmente responsable de las empresas y sus negocios en todas las aristas que hacen posible su operación. Así lo plantea la Norma ISO 26000, que comprende los conceptos básicos, principios fundamentales y materias de trabajo de la RSE. Dentro de esta normativa también se reglamenta la atención a los impactos negativos generados por la operación de una empresa y la potenciación de las acciones positivas que salen de esta, para así garantizar la sostenibilidad del negocio, de la comunidad que le rodea y del planeta que habitamos.
Ahora bien, de acuerdo con dicha certificación, para conseguir una gestión responsable del negocio es necesario seguir una serie de principios fundamentales que fueron desarrollados con la participación de expertos de más de 90 países y 40 organizaciones internacionales y regionales con la intención de promover una administración más consciente de las empresas desde adentro hacia afuera.
Lo esencial
Este listado empieza por la rendición de cuentas, consistente en que toda organización debe hacerse responsable, ante su Junta Directiva y la sociedad en general, por sus decisiones y por los impactos que estas últimas puedan generar en entornos sociales, ambientales y económicos a raíz de su operación. Sigue la transparencia, que se refiere a la claridad y honestidad de la organización al referirse a los impactos en la economía, la sociedad y el ambiente que genera producto de su operación diaria. Esto implica que la información relacionada a estos impactos esté siempre disponible para las partes interesadas.
Por su parte, el comportamiento ético, define las acciones de la organización con base en valores fundamentales como la honestidad, la integridad y la equidad, con el fin de promover un comportamiento responsable en todos los niveles de la empresa. El respeto a los intereses de las partes interesadas, que se definiría como la escucha activa de la organización sobre las necesidades y la importancia que tienen sus relaciones comerciales en los diferentes niveles de la estructura, es el principio que busca lograr acuerdos y suplir los requerimientos de los involucrados de manera armoniosa y eficiente.
El principio de legalidad, se basa en el respeto a las leyes y normas que aplican sobre las diferentes aristas donde opera una empresa. Toda organización debe conocer las leyes que aplican en su operación, respetarlas, cumplirlas y revisar que ese cumplimiento sea constante en el tiempo.
En la misma línea, el respeto a la normativa internacional de comportamiento implica, por ejemplo, que cuando por motivos geográficos de la operación no haya leyes que amparen algunos aspectos que sí se contemplen en la normativa internacional de comportamiento, la organización deberá ver qué entidad ofrece mayor y mejor cobertura legal y actuar de acuerdo con esa propuesta.
El séptimo y último principio se refiere al respeto a los derechos humanos, donde los Derechos Humanos Universales deben ser debidamente reconocidos, respetados, protegidos, promovidos y garantizados por toda organización, aún en caso de que no se cumplan en el lugar donde está ubicada su operación.
Además de estos principios guía, la norma ISO 26000 también contempla 7 materias fundamentales que abarcan la gestión integral del negocio, y que funcionan de forma eficiente para identificar los temas importantes y establecer las prioridades dentro de la gestión socialmente responsable de las empresas en el mundo.
Es así como este compendio de herramientas busca establecer lineamientos y guías para el fomento de una cultura corporativa ética y justa a nivel global que permita encaminar a todos los actores de la economía en la ruta del desarrollo sostenible.
Joaquin Basile Patron (*) PR Executive de another