¿Quién toma las riendas en tecnología de información?

    La pandemia bloqueó una gran parte de las actividades humanas habituales. Principalmente, impactó al plano físico de las mismas: movimiento y expendio de mercaderías, movilidad de las personas y utilización de los recursos relacionados en forma directa. Pero en el plano más abstracto de las actividades sociales y económicas, con las comunicaciones y la representación digital, tanto de las transacciones de negocios como de otras actividades humanas, se pudo mantener su actividad sin problemas.

    En el plano funcional de las organizaciones, los recursos de TI y comunicaciones permitieron un buen nivel de continuidad, salvo accidentales demoras en las adaptaciones necesarias. Así ocurrió, por ejemplo, con las aplicaciones de banca, cuidado de la salud, trámites en organismos públicos, procesos operativos, ventas y muchos otros.

    Diríamos entonces que, en términos de las capas registrales, transaccionales y operativas, las cosas no fueron tan mal. Tenemos un cuadro de mayor dificultad y no un colapso. Y no es que estemos ignorando las aristas más negativas de la pandemia. Nos estamos acotando a un tema que es la Tecnología de Información (TI).

    Más allá del inventario de las averías que sufrieron algunas organizaciones en términos de resultados y participación de mercado, nos vemos frente a un escenario lleno de interrogantes. Consumidores que pasaron a segundas marcas por su menor precio ¿Qué ocurrirá con las primeras marcas si su diferencial calidad no era tal? ¿Cómo recuperarán a esos consumidores? ¿Qué cambios actitudinales ocurrieron? ¿Cómo será el comportamiento de las cadenas y retailers en general? ¿Factores demográficos? ¿Ubicación de sucursales de mi banco? ¿Abrimos más o cerramos algunas/todas?

    Habrá que afinar la observación o trazabilidad de los comportamientos humanos, principales blancos que impactó la pandemia. Tendremos que ensayar nuevos esquemas a través de toda la cadena de valor de la organización. Puede que el segmento al que una empresa se disponía a atacar, ya no exista. Que algún segmento o línea que ayer era atractivo y rentable, ya no lo sea. Y también puede ser que hayan aparecido otros nuevos y atractivos.

    La pregunta es: ¿Puede mi organización planificar y moverse tan rápido y fundadamente? La respuesta es: se necesitará toda la información que explique sólidamente la validez de los nuevos proyectos.

    Contrapesos versus flexibilidad

    Vemos que las oficinas se fueron vaciando y, como dijimos al principio, los procesos del negocio pudieron seguir siendo ejecutados dentro de su marco habitual con la gente trabajando remotamente. Quedó demostrado que el valor del real estate y su ubicación, son factores secundarios. Edificios enteros casi vacíos, rodeando al centro de cómputos. Centro de cómputos en el que se han invertido millones. Un contrapeso respecto a la posibilidad de reciclar un inmueble y darle otro fin antes de que su valor caiga aún más.

    Aplicaciones de software que requieren de mantenimiento intensivo en términos de infraestructura: complejos almacenamientos redundantes con respaldos remotos, switches, routers, armarios de cableados, fuentes de alimentación de emergencia, esquemas de recuperación ante desastres, contratos de service y mucho más. Software de administración del centro de datos, la red y desempeño de aplicaciones… especialistas, mantenimiento, más hardware.

    ¿Sería la nube la solución para todo? Para algunas empresas la respuesta puede ser afirmativa. Para otras, por lo menos es una solución a gran parte de sus problemas operativos, si bien su mayor beneficio radicaría en la agilidad, velocidad y acceso a tecnologías y aplicaciones que no están hoy al alcance de muchas empresas debido al costo y escasez de recursos humanos, entre otros factores.

    La capacidad de adquirir manpower remoto ha movilizado al planeta. Y Argentina no es una isla. Una miríada de compañías extranjeras contrata profesionales y especialistas de TI en este país y fuera de los esquemas formales de empleo. Así, se va secando el mercado y encareciendo estos valiosos recursos.

    Utilizando servicios de grandes proveedores a través de la nube, muchas empresas podrán acceder no solo a la operación de sus procesos básicos con un costo más razonable. También podrán utilizar aplicaciones nuevas que pueden resultar claves al momento de abordar nuevas oportunidades.

    Por ejemplo: para innovar o atacar una nueva línea de negocio, tendremos que desarrollar nuevas aplicaciones en forma interna o contratando a una empresa desarrolladora… ¿Está seguro de que ese es el camino? No olvidemos que la mayoría de los recursos de calidad y “sofisticación simplificada” (La capacidad de que un usuario no-especialista pueda usar herramientas que realizan operaciones de alta complejidad, incluso de inteligencia artificial) están en manos de unos pocos que los ofrecen como servicio.

    La nube puede ser de gran ayuda en el problema de nuevos proyectos de desarrollo que se van completando y deben interactuar entre sí. No siempre encajan. Más tiempo, costo y oportunidad que se aleja.

    ¿Dónde habíamos dejado?

    Antes de esta situación creada por el Covid–19 y siempre en términos de TI, tanto las organizaciones como los proveedores apuntaban sus ingenios a dos aspectos esenciales de las empresas y otras organizaciones: El mejor aprovechamiento de los datos para la mejora competitiva y la optimización de los procesos que requieren intervención u operación humana.

    Lo anterior equivale a más tecnologías de almacenamiento, depuración y análisis de datos y de desarrollos con analíticos avanzados, incluso con Inteligencia Artificial. A su vez, cada una de estas dos grandes categorías se compone de sub productos o especialidades que, en su mayoría se complementan entre sí en términos de finalidad y funcionalidad.

    Todo lo que se implemente o aplique necesitará de hardware, aplicaciones, comunicaciones y herramientas para la administración de toda la infraestructura. Aquí comienzan a justificarse los conceptos de la nube y el software como servicio (SaaS). Si bien sabemos que todo cambio tiene sus dolores.

    Ligar los sistemas existentes o heredados con las nuevas modalidades no siempre es sencillo. Hay una cantidad de estándares y formatos, configuraciones, arquitecturas y mucho más de por medio. A todo esto debemos agregar la existencia de islas de datos y programas que siguen flotando dentro de las organizaciones. Algo que hoy es inadmisible.

    Por encima de los temas de TI, están los intereses del negocio, con empresas que necesitan competir en escenarios que no son tan fáciles de prever. Hay que extender el alcance de las líneas de negocio existentes, operar e incorporar ágilmente, responder rápido, reducir costos y tiempos, visualizar oportunidades usando datos internos y externos, modelizar el significado de la información, ganar capacidad de adaptación, visualizar performance… y mucho más. Las compañías están trabajando en cosas como Big Data, Inteligencia Artificial, Analíticos, recursos on-demand y todo lo que las ayude a digitalizarse.

    Digitalización es el nuevo paradigma, si bien su significado varía según quién lo utilice y para qué. Estamos frente a un caso de polisemia. Proveedores de tecnología y servicios lo usan como mantra, muchas veces hueco al momento de pedir explicaciones. Lo mismo ocurre con otros jugadores que pueden llegar a incidir en las estrategias empresariales. Frente a las diversas propuestas, cabe profundizar con determinación.

    Proveedores-socios tecnológicos

    Trazado el camino a seguir y sus proyectos con todos sus objetivos (bien podría estar el de reemplazar la tecnología que no sea lo suficientemente abierta o acoplable), comenzará la tarea de seleccionar los recursos. Investigar proveedores, productos y tecnologías, ciclos de vida, interoperabilidad, costos y retornos de inversión entre otros factores. Y el estado del arte disponible, es el que tienen los proveedores. Habrá que ver qué tienen y cómo resuelven nuestro escenario.

    No vamos a ocuparnos de todos los proveedores y sus soluciones. Sería un trabajo muy extenso que se parecería a un catálogo. Será un panorama seguramente incompleto. Como medio principalmente orientado a las estrategias y realidades del mundo de los negocios y organizaciones, seremos panorámicos y sin entrar en detalles de los que se ocuparán los especialistas.

    Vemos a los clásicos proveedores alejándose de sus antiguos roles como proveedores de productos. Se han convertido en proveedores integrales a través de la nube. Lo hicieron activando sus inversiones en tecnologías de punta realizadas en los últimos diez a quince años. Así es el caso de IBM, en cuya nube bien se puede correr cualquier aplicación como SAP u otro ERP y donde además se encontrarán herramientas para Big Data, analíticos, Inteligencia Artificial en modo utilizable por usuarios (cabe aclarar el punto) con su plataforma Watson.

    Otro protagonista central es Microsoft, con su nube Azure en la que se encuentra todo lo que se utiliza en trabajo de oficina, tal como es de esperar por su tradición con Office. Pero también hay software ERP, analíticos, Inteligencia Artificial, entorno Big Data y mucho más.

    También está Amazon. Desde el comienzo vendiendo libros han pasado muchos años y Amazon Web Services (AWS) es hoy una de las nubes más poderosas y completas en recursos, incluyendo, al igual que las demás que nombramos, la capacidad de alojar y administrar toda clase de aplicaciones y entornos de desarrollo.

    Google es uno de los dominadores de la nube. Su posicionamiento central es como proveedor de IaaS (infrastructure as a service). Con toda la potencia y tecnología que ha desarrollado, Google Cloud Platform (GCP) ofrece, además de networking y automatización, sólidos analíticos e Inteligencia Artificial incluyendo machine learning. Está comenzando a penetrar el mercado empresarial en el que es algo nueva. Su estrategia es la de ser un proveedor de servicios cloud que convive con otros proveedores.

    Oracle, que entró un poco tarde en esta modalidad, recién en 2016, se apoyó en sus recursos de bases de datos y plataformas de servidores para constituir su estrategia cloud. Los usuarios de sus tecnologías la pueden considerar una opción atractiva.

    HP Enterprise participa activamente en el escenario cloud. Su foco parece estar en lo que se denomina Edge Computing y en Internet de las Cosas (IoT por Internet of Things). Edge Computing se trata de aplicaciones embebidas en toda clase de dispositivos, funcionando en tiempo real y comunicadas en Internet u otra clase de red.

    VMware es otro que ha ingresado hace ya unos siete años. Apoyada por su propietario, Dell Computers, VMware constituye hoy una nube que puede ayudar en la migración del tradicional y enorme centro de datos hacia la nube, entregando una integración progresiva a través de sus herramientas de management y virtualización.

    Salesforce, nació como proveedor de SaaS (Software as a Service) con su CRM (Customer Relationship Manager). Luego agregó un entorno de desarrollo para que los usuarios integraran aplicaciones propias con su CRM. Hace un par de años adquirió a Tableau y sus soluciones analíticas. Hizo lo propio con MuleSoft, integrador que conecta datos, aplicaciones y dispositivos. Para quienes sea fundamental la actividad de manejo de clientes, Salesforce ha desarrollado su plataforma de Inteligencia Artificial especializada en ventas y marketing. Se llama Einstein.

    SAP es otro jugador fuerte. Por primera vez se ha decidido en firme a ofrecer su nube como alternativa a sus aplicaciones on premise. Para la comodidad de sus clientes, SAP ofrece la misma arquitectura de referencia que los otros proveedores de cloud. Su esquema lleva a un total aprovechamiento de su base de datos in-memory, HANA.

    Otro de los conocidos es Cisco Systems, posicionado como proveedor de networking y que ha realizado algunas incursiones en servidores para centros de datos y almacenamientos. En la nube, Cisco ha optado por ofrecer su nube a las empresas que opten por un modelo multi-cloud. La compañía pretende convertirse en un proveedor de cloud para edge computing aprovechando su modelo ACI (Aplication Centric Infrastructure).