lunes, 23 de diciembre de 2024

Las contradicciones de una movilidad emergente

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En el AMBA la caída en el uso del colectivo fue del 65%, en subte del 92% y en trenes del 65%. También cayó cualquier otra posibilidad de uso de vehículos compartidos

Con el transporte público semi paralizado durante meses o sólo disponible para usuarios “esenciales”, las necesidades de transporte de la población fueron mutando durante la pandemia, básicamente hacia el mayor uso de los vehículos privados y también hacia el hábito de caminar o andar en bicicleta. Un informe del GCBA reveló que la cantidad de ciclistas aumentó desde un 24% a un 114% y esto lo vimos acompañado de un auge de la “ciudad de a pie”, de la caminata.

Lo que también vimos –explica la consultora Trendsity-  fue una disminución de la movilidad pública: en el caso del transporte público masivo, la caída de transacciones en el AMBA en colectivo fue del 65%, en subte del 92% y en trenes del 65%. También cayó cualquier otra posibilidad de uso de vehículos compartidos (carpooling).

Pero la pandemia abrió una oportunidad para las apps móviles de transporte. En un estudio de la app BEAT un 30% reconoció que usaría más las apps de movilidad durante la pandemia para transportarse. Estos servicios que antes eran más aptos para viajes cortos, nocturnos, hacia terminales, o en combinación con otros medios de transporte hoy se utilizan para viajes de punta a punta, al considerarlos más seguros que los públicos.

Todo esto nos da la pauta que acceder a las distintas oportunidades de transporte tiene un vínculo con el bienestar personal y la seguridad, hay un “capital de movilidad” que la pandemia revela. Lo otro que nos deja es el surgimiento de nuevas tensiones alrededor de lo sustentable: según nuestras investigaciones un 83% considera que esta crisis es una gran oportunidad para repensar nuestro vínculo con el medio ambiente.

Sin embargo, el boom de las bicicletas y las caminatas no mitigan los efectos de la vuelta del auto particular y la mayor cantidad de viajes individuales, con consecuencias negativas para el impacto climático. Por un lado, habrá que esperar a ver qué escenarios ofrece la pospandemia (más aislamientos o bien vuelta a cierta normalidad con la vacunación) para entender qué de estos cambios queda sedimentado, por el otro lado,  marcas y negocios tienen la oportunidad de visualizar cómo acompañar estas necesidades del consumidor en un nuevo paisaje para la movilidad urbana.

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