viernes, 22 de noviembre de 2024

Latinoamérica, la región con menor biodiversidad

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Presenta una disminución en el 94% de las poblaciones de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces estudiadas entre 1970 y 2016

Así consta en el Informe Planeta Vivo 2020 de WWF. La destrucción ambiental contribuye a la aparición de enfermedades de origen zoonótico como COVID-19, y demuestra cuán entrelazadas están la salud humana y la naturaleza.

En menos de medio siglo, las poblaciones mundiales de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces sufrieron una disminución promedio del 68% debido a la destrucción ambiental por las actividades humanas. En América latina el resultado es aún más impactante: la reducción, en promedio, fue del 94% y las principales amenazas son la alteración de bosques, humedales, pastizales y sabanas, la sobreexplotación de especies, el cambio climático y la introducción de especies exóticas.

El Informe Planeta Vivo 2020, publicado en todo el mundo por WWF -organización representada por Fundación Vida Silvestre Argentina en nuestro país- destaca que el motor más relevante de la pérdida de biodiversidad en los sistemas terrestres es el cambio de uso de suelo, principalmente la conversión de hábitats nativos en sistemas agrícolas y ganaderos, así como también la sobrepesca en gran parte de los océanos.

“El avance de la conversión de los ambientes naturales para las actividades humanas ocasiona graves consecuencias sociales, ambientales y económicas. Es importante que aumentemos los esfuerzos para la conservación, promovamos la producción y comercio de alimentos más eficientes y ecológicamente sostenibles, reduzcamos los desechos e incentivemos consumos o dietas más saludables y respetuosas con el medio ambiente”.

“Además, es imprescindible que empresas, sociedad y gobierno hagan respetar las legislaciones vigentes o promuevan nuevas para la protección de nuestro territorio. La pandemia por el COVID-19, y sus consecuencias dejan en evidencia la necesidad de cambiar la forma en la cual nos relacionamos con la naturaleza y el profundo vínculo   entre nuestra salud y la salud del planeta. La normalidad era, en gran parte, el problema”, detalló Manuel Jaramillo, Director General de Fundación Vida Silvestre Argentina.

El reporte ofrece como uno de sus parámetros más relevantes el Índice del Planeta Vivo (IPV) que mide la abundancia de casi 21.000 poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios a nivel global. El IPV recoge estas tendencias poblacionales para calcular sus cambios porcentuales medios en términos de abundancia entre 1970 y 2016.

Gran parte de la disminución general del IPV de América Latina y el Caribe se encontró en las tendencias negativas de reptiles, anfibios y peces, grupos que se ven afectados por una variedad de amenazasEn el caso de los reptiles, dichas amenazas incluyen el cambio de uso de suelo y la sobreexplotación. Los peces de agua dulce son los más afectados por la sobreexplotación y la fragmentación del hábitat debido al desarrollo de la energía hidroeléctrica, que se prevé represente un desafío aún mayor en el futuro. En tanto, para los anfibios, las enfermedades y la pérdida de hábitat son las mayores amenazas.

El índice de este año incluye casi 400 especies adicionales y 4.870 poblaciones más que el último informe que se publicó en 2018, con una representación mejorada en la mayoría de las regiones y grupos taxonómicos, particularmente de especies de anfibios.

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