domingo, 22 de diciembre de 2024

Un nuevo actor clave en las gestiones de RSE

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El Chief Sustainability Officer (CSO) y la nueva normalidad: los cinco riesgos principales

Según el Informe Global de Riesgos del Foro Económico Mundial, por primera vez en su versión 2020 los cinco riesgos principales en términos de probabilidad provienen de una sola categoría: medio ambiente. Ellos son: 1. Climas extremos, 2. Fracaso en la acción climática, 3. Desastres naturales, 4. Pérdida de la biodiversidad, 5. Desastres ambientales causados por la acción humana.

En esa línea Diego López, socio de PwC Argentina explica que “si bien las pandemias son reconocidas como un riesgo, los resultados de este informe en los últimos años han arrojado que este tópico no fue percibido dentro de los riesgos más relevantes (top 5), ni en términos de probabilidad ni en términos de impacto. En el nuevo escenario, es importante cómo las empresas integren los riesgos ESG (environmental, social and governance) a la gestión integral de riesgos y a sus planes de continuidad de negocio”.

En el contexto de una pandemia que atraviesa a todas las organizaciones del mundo, se espera que la situación genere cambios relevantes sobre la huella de carbono 2020 de las mismas, y ello no sólo de verá traducido en un impacto sobre sus resultados, sino también en sus alcances. El teletrabajo plantea un nuevo interrogante en el marco del impacto ambiental de la organización que incluye el consumo energético de los colaboradores en su espacio de trabajo: energía eléctrica, calefacción y refrigeración, consumo de materiales, entre otros.

El transporte será un importante aspecto a tener en cuenta, tanto en la reducción de su uso como en las consecuencias del retorno a las oficinas. Dado el distanciamiento, una menor capacidad de personas por cada medio de transporte podrá traducirse en mediano plazo a una mayor cantidad de vehículos en circulación (con su consecuente impacto ambiental derivado), por lo que es importante establecer una planificación sostenible.

En complemento, Belén Zermatten, gerente de Sustainability de PwC Argentina añade: “A los esfuerzos de las organizaciones en la gestión de sus impactos ambientales, se suma un nuevo desafío: implementar una metodología de medición que considere apropiadamente los consumos energéticos estimados producto del teletrabajo y el regreso a la nueva normalidad, para luego reajustar su estrategia corporativa en la gestión sostenible de los impactos negativos, a través de medidas acordes y ajustadas al contexto.”

Nuevas tendencias

 Se destaca en este punto la importancia de la sostenibilidad dentro del core de cada negocio, considerando las necesidades y expectativas de los “stakeholders” (y su interdependencia), y los impactos simultáneos en términos económicos, sociales y ambientales dados por escenarios disruptivos como el que nos toca atravesar que plantean un futuro de oportunidades y riesgos en partes iguales en términos de sostenibilidad, al que las empresas deberán hacer frente a partir de estrategias y acciones eficientes que logren fortalecer su resiliencia, alineadas al core del negocio y a su propósito.

La sostenibilidad pasa a ubicarse en el centro del negocio, y no debe ser abordada sólo desde un área o departamento específico. El contexto actual ha posicionado al “Chief Sustainability Officer (CSO) como un actor clave en este sentido. La necesidad de involucrar a todas las áreas de la compañía en forma transversal y conocer los impactos en términos económicos, sociales y ambientales del contexto es una clara muestra de ello.

Temas como salud y seguridad, innovación, teletrabajo (entre otros), se estima pasarán a posicionarse como estratégicos para las compañías y será clave actualizar el proceso de materialidad, incluyendo las expectativas y necesidades de los grupos de interés en el marco de la “nueva normalidad”, tanto para la estrategia de comunicación como de gestión interna de las organizaciones.

Mariano Tomatis, socio de PwC Argentina a cargo del área de Desarrollo Sostenible de la consultora comenta, “la pandemia impuso un nuevo escenario que nos ha llevado a cambiar las prioridades en materia de responsabilidad social y la forma de llevar a cabo nuestras actividades, por lo que algunos programas que requieren del contacto personal, como por ejemplo los de formación a jóvenes de sectores vulnerables, tuvimos que reprogramarlos hasta tanto podamos salir de la situación de aislamiento social. Las empresas debemos continuar adaptando nuestros programas RSE a las nuevas modalidades de relacionamiento social, para seguir trabajando con la comunidad de la mejor forma posible”, finaliza.

 

 

 

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