Desde hace mucho tiempo las empresas vienen esforzándose por conseguir la aprobación social respetando a la sociedad y tratando de achicar al máximo su huella ambiental. Pero la que ha traído el coronavirus al mundo pone esos temas hora mucho más en el centro del escenario. La pandemia global ha obligado a repensar la agenda del capitalismo responsable que ya había arrancado un año atrás, como consecuencia del reclamo de la activista adolescente Greta Thunberg.
Y esa nueva agenda podría no centrarse tanto en aspectos específicos de las iniciativas de una empresa para hacer sus operaciones más “socialmente responsables” sino en ver si los ejecutivos están haciendo lo correcto.
La opinión de Kimberley Lewis, miembro del directorio de Federate Hermes, uno de los administradores de fondos más grandes del mundo, “las medidas que toma una compañía durante una crisis muestran claramente el objetivo del negocio. Pueden decidir actuar éticamente y poner a la sociedad antes que a las posibles ganancias de corto plazo.”
El futuro, entonces, los juzgará por cómo tratan al personal y a los proveedores y también según cómo cambian las operaciones para colaborar con los gobiernos y los servicios de salud a hacer frente al coronavirus.