viernes, 22 de noviembre de 2024

La industria de la moda mira 2020 con inquietud

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El clima imperante entre los líderes de la moda es de ansiedad y preocupación.

Por un lado, los canales evolucionan, los mercados cambian y las investigaciones la oportunidad de innovación profunda. Por el otro, el crecimiento de la economía global está desacelerándose y la competencia es más intensa que nunca.

Para prosperar en este entorno, las compañías deben pensar estratégicamente, afinar sus decisiones y mantenerse atentas a la demanda del público consumidor. Deben digitalizarse bien y responder a los consumidores cada vez más preocupados por la agenda del cambio climático. Al mismo tiempo, deben responder a los gustos locales en muchos mercados y culturas diferentes. El talle único no funciona.

El informe anual The State of Fashion 2020, realizado por Anita Balchandani  de McKinsey en sociedad con The Business of Fashion (BoF), el cuarto de la serie, analiza los grandes temas de la economía de la moda y analiza la dinámica que opera en la industria.

La encuesta entrevistó a 290 ejecutivos del sector, líderes y pioneros que ayudan a identificar los temas centrales de la agenda para el año que se inicia. Además, la última lectura del McKinsey Global Fashion Index (MGFI), revela nuevos conocimientos sobre el desempeño del negocio de la moda por categoría, segmento y región.

Sobre la base de la encuesta ejecutiva, las palabras que están en boca de todos son sustentabilidad, digitalización e innovación.

En lo que se refiere a sustentabilidad, los antecedentes del sector son motivo de preocupación. El sector textil todavía representa 6% de todas las emisiones de gases de invernadero y entre 10 y 20% del uso de pesticidas.Los lavados, los solventes y las tinturas que se usan en la manufactura son responsables de un quinto de la polución de agua industrial y la moda representa entre 20 y 35% de los flujos de microplásticos hacia el océano.

Los consumidores están tomando conciencia de esta realidad y exigiendo Hacia delante, habrá más investigaciones sobre materiales y tecnologías sustentables y también sobre economía circular.

También hay un reclamo para que la industria sea más inclusiva. Que incluya las razas, géneros y orientaciones sexuales que están presente hoy en las organizaciones y en los roles de liderazgo.

Quienes incursionen en digitalización se toparán con inversores más cautelosos el año próximo. Las valuaciones de las tecnológicas en el mercado de valores han llegado a niveles preocupantes que recuerdan al boom de las punto.com de principios de los 2000. Muchas compañías privadas han conseguido el estatus de unicornio. El truco en 2020 será demostrar a los inversores que pueden convertir el potencial en ganancias. En la vanguardia se ve una nueva clase de compañías directo al cliente. Asia especialmente está surgiendo como terreno fértil para empresas pequeñas y medianas que aprovechan el e-commerce para llegar al mercado directo desde la fábrica.

En definitiva, el año entrante será duro con el avance de la digitalización, la demanda de los clientes de más sustentabilidad y el menor crecimiento. Todo eso presiona los márgenes de ganancia.

Pero habrá oportunidades. Las marcas que se acoplen a las tendencias dominantes y continúen innovando son las que harán frente a los desafíos y se adelantarán al resto.

 

 

 

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