Vivir con una mascota alarga y mejora la vida

Los infartados que tienen mascotas viven más, dicen muchos estudios. Incluso mirar un tanque lleno de pececitos sirve para bajar la presión arterial, aunque sea por un rato.

23 abril, 2010

<p>Un estudio realizado entre 92 pacientes hospitalizados en unidades coronarias por cardiopat&iacute;as o infartos card&iacute;acos descubri&oacute; que aquellos que viv&iacute;an con animales de compa&ntilde;&iacute;a ten&iacute;an m&aacute;s probabilidades de vivir un a&ntilde;o m&aacute;s que los dem&aacute;s.</p>
<p>En a&ntilde;os recientes el uso terap&eacute;utico de mascotas como compa&ntilde;&iacute;a ha ganado popularidad para una amplia variedad de pacientes, entre quienes figuran personas con SIDA, c&aacute;ncer o enfermedades mentales. A diferencia de las personas, con quienes nuestras interacciones pueden ser muy complejas e imprevisibles, los animales brindan una constante fuente de tranquilidad y foco de atenci&oacute;n. Sacan nuestros instintos maternales o paternales. Nos hacen sentir saguros y aceptados incondicionalmente y con ellos podemos ser como somos sin temor al rechazo.</p>
<p><strong>Un animal de compa&ntilde;&iacute;a &ldquo;hace bien&rdquo;, alarga y mejora la vida. </strong></p>
<p>Son miles en el mundo los estudios que demuestran los beneficios de esta alianza humano – animal que se vuelve terap&eacute;utica cuando est&aacute; mediada por personal m&eacute;dico y param&eacute;dico experto en adiestrar animales seleccionados en lo que se llama &ldquo;pet therapy&rdquo;, o terapia animal. <br />
Acariciar un perro, un gato, cuidarlos y jugar con ellos regulariza la respiraci&oacute;n, reduce la ansiedad y tranquiliza las palpitaciones. Diversos estudios internacionales evidenciaron que los ancianos que viven con un perro tienen menos problemas de salud y necesitan menos visitas al m&eacute;dico que los que no lo tienen. Entre personas que sufrieron un infarto, un a&ntilde;o despu&eacute;s el porcentaje de sobrevivientes es cuatro veces superior entre los que viven con un perro. Parecer&iacute;a, como demostr&oacute; un grupo de investigadores japoneses de la Azuba University, que la convivencia con una mascota induce la producci&oacute;n de la misma hormona que genera un mimo. Despu&eacute;s de haber jugado una hora y media con el amigo de cuatro patas, los niveles de hormonas aumentar&iacute;an hasta 20%.</p>
<p><strong>Vivir con un perro ayuda a prevenir el sobrepeso y la obesidad en los ni&ntilde;os. <br />
</strong><br />
Una investigaci&oacute;n realizada en la Universidad de Deakin (Victoria, Australia) demostr&oacute; que en ni&ntilde;os de 5 a 12 a&ntilde;os la incidencia de obesidad es menor entre los que tienen perro, aunque no lo lleven a pasear regularmente ni jueguen mucho con &eacute;l. Adem&aacute;s, los menores entre 5 y 6 a&ntilde;os con un perro en casa, corren menor riesgo de tener sobrepeso que los que no tienen un animal de compa&ntilde;&iacute;a.</p>
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