Telefonía móvil: ola de dispositivos para adolescentes

Hasta hace poco, los chicos compartían celulares con adultos que, por lo común, pagaban la cuenta. Ahora, la baja de precios para permite a jóvenes y adolescentes tener líneas propias. Claro, en estamentos altos y medios altos.

7 agosto, 2004

Pero “se trata de un público diferente, que usa intensivamente mensajes de texto y privilegia el terminal por sobre el proveedor. Por tanto, es más propenso a migrar” Así señala el “Análisis cualitativo de usuarios en telefonía móvil 2004”, recién finalizado por Carrier y Asociados.

Aún sin tener teléfono propio, “ese grupo comienza a usar telefonía móvil con las primeras salidas nocturnas (para llamar un taxi o como ansiolítico para sus padres). Pero, rápidamente, el vínculo con amigos gana preponderancia y el mensaje oral es la opción más económica”. A tal punto llega su aceptación que los adolescentes no se envían mensajes sino que “hablan”. Por supuesto, como lo denota la machacona publicidad televisual –que incluye los inexplicables dispositivos con cámara fotográfica incorporada-, siempre en segmentos de cierto poder adquisitivo.

La voz también marca subtendencias. “Si bien los jóvenes mayores de 15, 16 años incorporan naturalmente los mensajes de texto y privilegian la voz. Para los adolescentes, en cambio, -apunta la consultora- lo atractivo es la capacidad de mensajes y la voz -un requisito paterno- es casi un accesorio, Hablan lo mínimo”. Pero los expertos no advierten que los chicos son lacónicos en casi todo, especialmente porque su vocabulario es magro (resultado de una educación primaria deficiente y falta de lecturas).

Este segmento se comunica entre pares “en una suerte de Tamagochi moderno”. Podría decirse que el mercado, en especialmente en economías centrales, vive “las primeras fases de una evolución desde el teléfono móvil al dispositivo de comunicaciones móviles”.

Pero “se trata de un público diferente, que usa intensivamente mensajes de texto y privilegia el terminal por sobre el proveedor. Por tanto, es más propenso a migrar” Así señala el “Análisis cualitativo de usuarios en telefonía móvil 2004”, recién finalizado por Carrier y Asociados.

Aún sin tener teléfono propio, “ese grupo comienza a usar telefonía móvil con las primeras salidas nocturnas (para llamar un taxi o como ansiolítico para sus padres). Pero, rápidamente, el vínculo con amigos gana preponderancia y el mensaje oral es la opción más económica”. A tal punto llega su aceptación que los adolescentes no se envían mensajes sino que “hablan”. Por supuesto, como lo denota la machacona publicidad televisual –que incluye los inexplicables dispositivos con cámara fotográfica incorporada-, siempre en segmentos de cierto poder adquisitivo.

La voz también marca subtendencias. “Si bien los jóvenes mayores de 15, 16 años incorporan naturalmente los mensajes de texto y privilegian la voz. Para los adolescentes, en cambio, -apunta la consultora- lo atractivo es la capacidad de mensajes y la voz -un requisito paterno- es casi un accesorio, Hablan lo mínimo”. Pero los expertos no advierten que los chicos son lacónicos en casi todo, especialmente porque su vocabulario es magro (resultado de una educación primaria deficiente y falta de lecturas).

Este segmento se comunica entre pares “en una suerte de Tamagochi moderno”. Podría decirse que el mercado, en especialmente en economías centrales, vive “las primeras fases de una evolución desde el teléfono móvil al dispositivo de comunicaciones móviles”.

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