Los pobres envejecen más rápido

Según un estudio realizado en Gran Bretaña. Las mujeres de clase baja con dificultades económicas viven 7 años menos que las demás.

27 julio, 2006

Según un estudio reciente a cargo del equipo del departamento de Twin Research
and Genetic Epidemiology del St Thomas´ Hospital de Londres, el estrés
que soportan las mujeres pobres les acelera el envejecimiento. Las dificultades
de todo orden producen estrés, y ese estrés desgasta la parte del
ADN que se encarga de regular el buen estado de las células. Todo ese proceso
puede llegar a significar una diferencia de siete años de vida entre mujeres
con y sin problemas económicos.

De manera que, según indicaría esta investigación, el
envejecimiento biológico humano no depende sólo de nuestra buena
salud, sino también de nuestro estatus social. Los científicos
analizaron 1.552 gemelas entre 18 y 75 años de edad y provenientes de
clases sociales distintas. Registraron todo tipo de datos: ocupación,
educación, ingresos, tabaco, ejercicio físico, talla y peso y
tomaron muestras de sangre para la extracción de ADN, que luego analizaron.

Analizaron especialmente los telómeros, o sea los extremos de los cromosomas,
que constituyen regiones muy repetitivas de ADN que tienen la función
de estabilizar a los cromosomas en la división celular. Su desgaste (se
acortan) podría ser un indicador biológico del envejecimiento
humano. La investigación británica comprobó que los telómeros
de las mujeres de clases sociales más bajas eran significativamente más
cortos que los de las mujeres de clase alta.

La raíz en el estrés

El equipo identificó una diferencia biológica de siete años
entre mujeres de igual edad pero de ambos estratos sociales. Esta diferencia,
dicen, no puede explicarse sólo por cuestiones de educación, higiene,
tabaco u obesidad, sino que podría ser originada por estrés, que
provocaría el envejecimiento de las células.

La inseguridad laboral, más frecuente en medios populares, la baja auto-estima
o la sobrecarga de trabajo, podrían significar un esfuerzo que afecte
al cuerpo hasta el punto de envejecerlo “prematuramente”.

También se descubrió que las mujeres de clase alta que se casaron
con hombres de menores ingresos también sufrían envejecimiento
acelerado. Esa información refuerza la hipótesis de que una vida
difícil por problemas económicos puede afectar el sector de los
genes que regulan el envejecimiento.

El mismo equipo, encabezado por Tim Spector hizo en años anteriores
otros interesantes descubrimientos. En 2004, por ejemplo, publicaron que el
sentido del humor no es una cualidad intrínseca, sino algo que se aprende
por educación y cultura. También descubrieron que los factores
genéticos tienen un papel importante en los desórdenes del sueño,
como fuertes ronquidos severos o sacudidas involuntarias de piernas.

En estudios anteriores el mismo equipo concluyó que la infidelidad tendría
origen genético y que fumadores y obesos envejecen antes.

Según un estudio reciente a cargo del equipo del departamento de Twin Research
and Genetic Epidemiology del St Thomas´ Hospital de Londres, el estrés
que soportan las mujeres pobres les acelera el envejecimiento. Las dificultades
de todo orden producen estrés, y ese estrés desgasta la parte del
ADN que se encarga de regular el buen estado de las células. Todo ese proceso
puede llegar a significar una diferencia de siete años de vida entre mujeres
con y sin problemas económicos.

De manera que, según indicaría esta investigación, el
envejecimiento biológico humano no depende sólo de nuestra buena
salud, sino también de nuestro estatus social. Los científicos
analizaron 1.552 gemelas entre 18 y 75 años de edad y provenientes de
clases sociales distintas. Registraron todo tipo de datos: ocupación,
educación, ingresos, tabaco, ejercicio físico, talla y peso y
tomaron muestras de sangre para la extracción de ADN, que luego analizaron.

Analizaron especialmente los telómeros, o sea los extremos de los cromosomas,
que constituyen regiones muy repetitivas de ADN que tienen la función
de estabilizar a los cromosomas en la división celular. Su desgaste (se
acortan) podría ser un indicador biológico del envejecimiento
humano. La investigación británica comprobó que los telómeros
de las mujeres de clases sociales más bajas eran significativamente más
cortos que los de las mujeres de clase alta.

La raíz en el estrés

El equipo identificó una diferencia biológica de siete años
entre mujeres de igual edad pero de ambos estratos sociales. Esta diferencia,
dicen, no puede explicarse sólo por cuestiones de educación, higiene,
tabaco u obesidad, sino que podría ser originada por estrés, que
provocaría el envejecimiento de las células.

La inseguridad laboral, más frecuente en medios populares, la baja auto-estima
o la sobrecarga de trabajo, podrían significar un esfuerzo que afecte
al cuerpo hasta el punto de envejecerlo “prematuramente”.

También se descubrió que las mujeres de clase alta que se casaron
con hombres de menores ingresos también sufrían envejecimiento
acelerado. Esa información refuerza la hipótesis de que una vida
difícil por problemas económicos puede afectar el sector de los
genes que regulan el envejecimiento.

El mismo equipo, encabezado por Tim Spector hizo en años anteriores
otros interesantes descubrimientos. En 2004, por ejemplo, publicaron que el
sentido del humor no es una cualidad intrínseca, sino algo que se aprende
por educación y cultura. También descubrieron que los factores
genéticos tienen un papel importante en los desórdenes del sueño,
como fuertes ronquidos severos o sacudidas involuntarias de piernas.

En estudios anteriores el mismo equipo concluyó que la infidelidad tendría
origen genético y que fumadores y obesos envejecen antes.

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