Consiste en un microprocesador que se instala en la parte posterior del ojo, conectado a diminuta cámara de video incrustada en los anteojos que usará la persona.
Las imágenes que capta esa cámara son enviadas al chip, que procede a traducirlas en el tipo de impulsos que el cerebro puede interpretar. Las pruebas con humanos comenzarán en un año, si todo sigue bien.
Los detalles sobre la tecnología fueron dados a conocer por Anita Lifestone en una conferencia de prensa en el Royal National Institute for the Blind de Londres. El autor del diseño es el profesor Gislin Dagnelie de la universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.
Aunque las imágenes generadas por el ojo artificial distan mucho de ser perfectas, podrían ser lo suficientemente claras como para permitir a alquien, que de otra manera sería ciego, reconozca caras. Este avance de la tecnología va a beneficiar a toda la gente que sufre de degeneración macular, la causa más frecuente de ceguera. La mácula se encuentra en la parte central de la retina, donde la luz es enfocada y transformada en señales nerviosas en el centro del cerebro.
El implante sortea las células enfermas en la retina y estimula, con diminutos electrodos, las que han quedado sanas. Con la estimulación de un solo electrodo la persona ve luz. Con varios electrodos ve más, pero el ojo definitivo contendrá entre 50 y 100, con lo cual obtendrá una mejor imagen de la realidad.
Consiste en un microprocesador que se instala en la parte posterior del ojo, conectado a diminuta cámara de video incrustada en los anteojos que usará la persona.
Las imágenes que capta esa cámara son enviadas al chip, que procede a traducirlas en el tipo de impulsos que el cerebro puede interpretar. Las pruebas con humanos comenzarán en un año, si todo sigue bien.
Los detalles sobre la tecnología fueron dados a conocer por Anita Lifestone en una conferencia de prensa en el Royal National Institute for the Blind de Londres. El autor del diseño es el profesor Gislin Dagnelie de la universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.
Aunque las imágenes generadas por el ojo artificial distan mucho de ser perfectas, podrían ser lo suficientemente claras como para permitir a alquien, que de otra manera sería ciego, reconozca caras. Este avance de la tecnología va a beneficiar a toda la gente que sufre de degeneración macular, la causa más frecuente de ceguera. La mácula se encuentra en la parte central de la retina, donde la luz es enfocada y transformada en señales nerviosas en el centro del cerebro.
El implante sortea las células enfermas en la retina y estimula, con diminutos electrodos, las que han quedado sanas. Con la estimulación de un solo electrodo la persona ve luz. Con varios electrodos ve más, pero el ojo definitivo contendrá entre 50 y 100, con lo cual obtendrá una mejor imagen de la realidad.