Hay déficit educacional, acá y en el centro del mundo

Arrecian los fracasos masivos en exámenes de ingreso terciarios. Como lo señaló el rector de la UBA, la crisis en la enseñanza media viene de antiguo. Pero, como apunta una consultoría, hay problemas comparables en Estados Unidos.

23 febrero, 2004

Primero fue el caso de Astronomía, donde todos fueron aplazados. Luego
vino Ingeniería, donde aprobó sólo 23%. “El broche de
oro -señala un informe de Carrier & Asociados- fue el aplazo de 78%
de los aspirantes a cursar en la facultad de Informática, universidad nacional
de La Plata”.

Por supuesto, cabe a los especialistas en educación encontrar las causas
de semejantes fracasos así como proponer las mejores soluciones. Uno
de ellos, el rector Jaím Etcheverry, no tiene dudas: décadas de
deterioro en el secundario han llevado a una situación imposible de solucionar
en corto ni mediano plazos.

Pero, señala la consultora, “el tema es claramente preocupante
si consideramos que el conocimiento es insumo básico para conseguir empleo
y competir. Sin este factor de producción clave, no habrá ley,
plan sectorial, polo tecnológico ni ninguna otra medida que promueva
desarrollo”.

Por ahora, el desempleo primario argentino ha cedido, aunque poco. Pero “no
parece haber un proyecto claro, a largo plazo, que ubique los focos donde hacen
falta recursos humanos y cuáles son sus características. Lo único
concreto sostiene el informe- es que los empleos más en riesgo son los
que requieren pocas habilidades y pueden automatizarse. Ahora, además,
se agregan trabajos portátiles -no personas-, que pueden migrar sin problemas
adonde la relación precio/calidad sea más conveniente”.

Ese segundo fenómeno “comienza a cobrar dimensiones en EE.UU.,
debido al drenaje de empleos vinculados a la tecnología, rumbo a India,
China y otros de Asia”. Sin duda, los costos inciden, pero “también
influye el alto nivel educativo de los países que absorben esos puestos
laborales. Por ello, se oyen ya lamentos por la disparidad educacional entre
las escuelas norteamericanas y las de otros países, indicando que el
flojo nivel en la educación media también tiene que ver con la
pérdida de empleos”.

El problema de fondo parece igual en Argentina y EE.UU. No es así. El
argentino es peor, porque data de dos generaciones y se traduce en docentes
de escasa calidad y escuelas que no exigen al alumno. Cabe un último
factor común: el deterioro de ambas lenguas, la proliferación
de jergas profesionales, fenómeno típico en economía, finanzas
o management.

Primero fue el caso de Astronomía, donde todos fueron aplazados. Luego
vino Ingeniería, donde aprobó sólo 23%. “El broche de
oro -señala un informe de Carrier & Asociados- fue el aplazo de 78%
de los aspirantes a cursar en la facultad de Informática, universidad nacional
de La Plata”.

Por supuesto, cabe a los especialistas en educación encontrar las causas
de semejantes fracasos así como proponer las mejores soluciones. Uno
de ellos, el rector Jaím Etcheverry, no tiene dudas: décadas de
deterioro en el secundario han llevado a una situación imposible de solucionar
en corto ni mediano plazos.

Pero, señala la consultora, “el tema es claramente preocupante
si consideramos que el conocimiento es insumo básico para conseguir empleo
y competir. Sin este factor de producción clave, no habrá ley,
plan sectorial, polo tecnológico ni ninguna otra medida que promueva
desarrollo”.

Por ahora, el desempleo primario argentino ha cedido, aunque poco. Pero “no
parece haber un proyecto claro, a largo plazo, que ubique los focos donde hacen
falta recursos humanos y cuáles son sus características. Lo único
concreto sostiene el informe- es que los empleos más en riesgo son los
que requieren pocas habilidades y pueden automatizarse. Ahora, además,
se agregan trabajos portátiles -no personas-, que pueden migrar sin problemas
adonde la relación precio/calidad sea más conveniente”.

Ese segundo fenómeno “comienza a cobrar dimensiones en EE.UU.,
debido al drenaje de empleos vinculados a la tecnología, rumbo a India,
China y otros de Asia”. Sin duda, los costos inciden, pero “también
influye el alto nivel educativo de los países que absorben esos puestos
laborales. Por ello, se oyen ya lamentos por la disparidad educacional entre
las escuelas norteamericanas y las de otros países, indicando que el
flojo nivel en la educación media también tiene que ver con la
pérdida de empleos”.

El problema de fondo parece igual en Argentina y EE.UU. No es así. El
argentino es peor, porque data de dos generaciones y se traduce en docentes
de escasa calidad y escuelas que no exigen al alumno. Cabe un último
factor común: el deterioro de ambas lenguas, la proliferación
de jergas profesionales, fenómeno típico en economía, finanzas
o management.

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