<p>La tecnología biométrica apareció hace mucho con grandes promesas y muchas ilusiones pero luego vinieron los desencantos. La evaluación pertenece a David McIntosh, expresidente de la asociación británica de biométrica. Aunque admite que las posibilidades son enormes, reconoce que su evolución ha sido complicada debido en muchos casos, a que todavía falta refinamiento tecnológico y a la utilización intrusiva que hizo de ella, especialmente el sector privado. <br />
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En Gran Bretaña, dice McIntosh, la biométrica fue utilizada en forma bastante masiva por organismos oficiales para implementar programas gubernamentales, especialmente en áreas como control de fronteras o prevención del crimen: para tramitación de pasaportes, programas de visados, o para las enormes bases de datos de criminales.<br />
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Esta asociación entre tecnología y búsqueda de criminales no la beneficia. La gente clama por la protección de sus datos y sus libertades civiles y politiza el uso de la tecnología. <br />
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Pero de espaldas al público, los interesados en estas tecnologías siguieron haciendo calladas implementaciones. Will McMeechan, director del European Biometric Forum, dijo a <em>Information Age </em>que “hay que hacer algunas cosas calladamente para no llamar la atención, porque en Gran Bretaña, la prensa popular es muy anti-biométrica”.</p>
<p><strong>¿Qué implementaciones? </strong><br />
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Uno de los casinos más grandes del Reino Unido, por ejemplo, hace reconocimiento facial para dar la bienvenida a sus clientes. Y varios bancos usan reconocimiento de voz para autenticar llamadas telefónicas.<br />
Si se pudiera generalizar este tipo de usos no amenazantes, como programas de lealtad o puerta para acceder a servicios, la biométrica podría desprenderse de la imagen negativa que le adjudicaron la seguridad y vigilancia.<br />
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El inconveniente actual es que para realizar tareas como ésas, en primer lugar hay que lograr mayor grado de refinamiento. En segundo lugar, admitir que técnicas como reconocimiento de iris, de rostros o de impresiones digitales no siempre son aceptables para implementaciones de acceso y control. Por lo general son intrusivas y requieren un hardware de parte del cliente. Sería preferible, dice por ejemplo, que operara a la distancia o sin el conocimiento o cooperación del sujeto. O también funcionar en la Web o por teléfono.<br />
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Lo que ya se sabe es que ninguna tecnología va a solucionar todos los problemas. Para lograr una aplicación exitosa habrá que aplicar una adecuada combinación de biométricas que elimine el riesgo de la ambigüedad, opina Andrew Tilbrook del Centro Británico de Tecnología de Defensa.<br />
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Por ejemplo, al combinar un lector de pulgares (que tiene margen de error de uno en 10.000) con <em>software</em> de reconocimiento facial y de voz (ambos con margen de error de 1 en 1.000) se obtiene un margen de error de 1 en 10.000 millones. Esta utilización de biométrica “multimodal” podría llegar a dominar la aplicación de la tecnología.</p>
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<p><font color="#dd5d3f"><strong>Google, una derrota afortunada</strong></font></p>
<p>Google no tenía mucho interés en apoderarse de una tajada <em>premium</em> de las ondas radiales de Estados Unidos, pero a una semana de la largada de la subasta oficial de radiofrecuencias, se encontró en peligro de ser el ganador del codiciado espectro.<br />
El espectro habría costado US$ 4.700 millones, y habría significado la inversión más grande del motor de búsqueda. Ganar esa licitación habría significado meterse de lleno en el negocio inalámbrico y habría derrumbado el valor de sus ya castigadas acciones.<br />
Google hizo su oferta en la subasta para honrar una promesa hecha a la comisión Federal de Comunicaciones. El último verano, la compañía había prometido ofertar un mínimo de US$ 4.600 millones, el precio de reserva, por un conjunto de frecuencias conocidas como el bloque C, siempre que la CFC impusiera ciertas condiciones de “apertura”. La CFC impuso dos condiciones, que requieren al propietario del espectro abrir su red a aparatos y servicios de terceros.<br />
El principal objetivo de Google, sin embargo, no era ganar sino asegurar que el precio de reserva se pagara para que las condiciones de apertura se hicieran efectivas. Eso asegura que el público pueda acceder a sus servicios de búsqueda, e-mail, mapas y demás desde teléfonos que operan sobre esas frecuencias. Pero aunque la compañía había accedido a correr el riesgo de ganar, bien podía terminar ganando. Y estuvo cerca.</p>
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Hacia una biométrica multimodal
Este campo del conocimiento una variedad de tecnologías de reconocimiento, como lectura de huellas digitales o reconocimiento del iris se ha ganado una lamentable reputación por haber sido usada casi exclusivamente para controles policiales o aduaneros.